PUERTAS LATORRE, María Visitación
[Torrelapaja,
¿1878? / Madrid, 31 de mayo de 1968]
Nació
en la localidad zaragozana de Torrelapaja y falleció en Madrid el 31 de mayo de
1968, a los noventa años de edad. Nunca contrajo matrimonio.
Realizó
estudios de Magisterio y en septiembre de 1899 opositó por primera vez a una
plaza de maestra, en su caso con el programa de Labores. En el año 1902 fue
destinada como Auxiliar de las Escuelas Prácticas graduadas en la de Pamplona,
y en 1905 concursó para ocupar, como titular, una plaza en una Escuela de niñas
y párvulos de superior categoría, siendo destinada a la ciudad de Sevilla,
aunque ese mismo año ya concursó para obtener un puesto similar en Madrid. Después,
obtuvo por concurso una plaza como maestra nacional en Santa Cruz de Tenerife,
pero nunca debió de abandonar la Península pues se le permitió tomar posesión
desde la capital del reino; en cualquier caso, en enero de 1914 ya la
encontramos ejerciendo el magisterio en La Coruña. Desde 1906 fue elegida para
formar parte de los tribunales de oposición para las escuelas de niñas y
párvulos y de Inspectores de primera enseñanza.
En
1909 fue una de las aspirantes a ingresar en la Sección de Ciencias de la
madrileña Escuela Superior de Magisterio, aprobando el curso pero sin obtener
plaza, por haberse cubierto con otras alumnas con mejores notas el cupo de aspirantes
a maestras superiores en ese año; aunque finalmente consiguió ingresar y
alcanzar en 1912 la titulación para ejercer como maestra superior.
Profesora en la Escuela Normal de Guadalajara
En
1915 ganó la plaza de Profesora de Matemáticas en la Escuela de Magisterio de
Guadalajara, donde impartió clases hasta 1938, cuando logró la Cátedra de la
misma materia en la Normal de Cuenca. Desde 1924 fue socia de la Asociación
Española para el Progreso de las Matemáticas, junto a Pilar Blasco y María del
Carmen Oña, también profesoras de la Normal de Guadalajara.
En
1932 ocupaba la dirección de la Escuela de Magisterio de Guadalajara. Al
terminar la Guerra Civil se le abrió el obligado expediente de depuración, que
fue cerrado el 20 de junio de 1940 decretando su traslado forzoso a la Escuela
de Magisterio de Teruel, un castigo leve si tenemos en cuenta que Julio Juan y
Blanquer, que fue director del Instituto de Guadalajara durante la República,
fue encarcelado y excluido de cualquier actividad profesional.
Durante
sus muchos años de estancia en tierras alcarreñas, mostró una gran preocupación
por la mejora profesional de los maestros, y por eso en 1917 fue elegida para
formar parte de la Junta de la Asociación Nacional de Profesores de Escuelas
Normales, ocupando en 1922 el cargo de vicepresidenta, como miembro del grupo
de profesores de Guadalajara que, con Modesto Bargalló al frente, impulsó y
sostuvo esta asociación, su Boletín y
su Revista; en 1932 era elegida como
presidenta de esa Asociación. En repetidas ocasiones, colaboró con sus
artículos tanto en el Boletín de Escuelas
Normales como en la Revista de la
misma asociación. También perteneció a la Comisión organizadora de un Congreso
Hispanoamericano de Educación, que estaba previsto celebrar en 1923 pero que
nunca se pudo llevar a cabo.
Esta
preocupación por la capacitación didáctica de los maestros la animó a solicitar
en 1914 una beca a la Junta para la Ampliación de Estudios; primero para el
análisis en Europa de lecturas, cantos y juegos infantiles, que le fue
denegada. No cejó en su pretensión y en repetidas ocasiones fue demandante de
una de estas becas. Más adelante, después de incorporarse al cuadro de
profesores de la Escuela de Magisterio alcarreña, la pedía para conocer “la
enseñanza de las Matemáticas en las Escuelas Normales y en las de 1ª y 2ª
enseñanza”, pero tampoco entonces la obtuvo. Seguramente, fue la falta de un
currículum con suficiente peso específico estuvo detrás del rechazo repetido a
concederle esta ayuda.
En
1926 se le concedió finalmente la beca para “visitar las Escuelas Normales de
Francia y estudiar en ellas como se atiende al desenvolvimiento del sentido
profesional del futuro magisterio”. Entre marzo y mayo de 1927, en compañía de
Inocencia Giménez y Teresa de Pablo Colimorio, viajó Francia y Bélgica, donde
fueron magníficamente atendidas por su condición de becadas por la JAE, como
reconoció esta última en su informe. Visitación Puertas visitó en el país
vecino la Universidad de París, las Escuelas Normales de Burdeos y
Fontenay-aux-Roses, junto a París, y diversos liceos y escuelas primarias y de
párvulos y en Bélgica conoció la Universidad de Bruselas y las Escuelas Normales
de Amberes y Bruselas, además de algunos centros de enseñanza primaria.
Fue, además, firme partidaria de la
profesionalización de la tarea docente, según el modelo francés que se extendió
desde la Escuela Normal de Saint Cloud, que incluyó en el itinerario propuesto
en la petición de alguna de sus becas. Y, en esta misma línea, en 1922 fue una
de las firmantes de un manifiesto público a favor de la libertad de cátedra,
que se había visto amenazada por la denuncia del obsipo de la diócesis contra una
profesora de la Escuela Normal de Lérida, documento que encabezaban Santiago
Ramón y Cajal, Ramón Menéndez Pidal y Miguel de Unamuno. En 1932 pudo
desarrollar sus propuestas de profesionalización del magisterio cuando fue
elegida para formar parte de la Comisión encargada por el Ministerio de redactar
un nuevo Estatuto del Magisterio, a la que también pertenecían los alcarreños
Jorge Moya de la Torre y Dionisio Correas Fernández.
JUAN PABLO CALERO DELSO
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