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domingo, 15 de mayo de 2022

MANUEL MEDRANO HUETOS

MEDRANO HUETOS, Manuel

[Guadalajara, 25 de diciembre de 1860 / Madrid, 2 de diciembre de 1906]

Manuel Medrano Huetos nació en Guadalajara el 25 de diciembre de 1860, siendo bautizado en la desaparecida iglesia parroquial de San Gil tres días después, y murió en Madrid el 2 de diciembre de 1906, pocos días antes de cumplir los 46 años. Era hijo legítimo de Félix Medrano, nacido en Guadalajara hijo de Manuel Medrano y Silveria Polo, y de Gregoria Huetos, nacida en Taracena hija de Benito Huetos y Gregoria Carralbal que falleció el 30 de marzo de 1891 cuando contaba con 66 años de edad. Tuvo cuatro hermanos: Gregorio, carnicero, que murió a los 54 años de edad el día 1 de enero de 1909; Joaquín, farmacéutico, que falleció el 19 de agosto de 1909 con 45 años; Concepción que murió el 20 de agosto de 1914, viuda de Diego de Bartolomé Boiteberg que había fallecido el 23 de agosto de 1896, y Manuel, que era visitador general recaudador en la provincia alcarreña de la Asociación de Ganaderos del Reino.

Manuel Medrano Huetos contrajo matrimonio con María de la Cruz Miguel Sánchez y tuvieron seis hijos: Juan Manuel, Elvira, Carmen, Ascensión, Amelia y Fernando Medrano Miguel. La familia vivió en Madrid, en el piso 1º derecha del número 3 de la calle de Pontejos y en el número 30 de la calle de Atocha.

Su actividad profesional como arquitecto

En 1876 completó sus estudios de Bachillerato en el Instituto de segunda enseñanza de su ciudad natal, y en el curso de 1879-1880 inició su aprendizaje en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, aprobando la reválida que le reconocía la capacitación profesional como arquitecto el día 1 de diciembre de 1884, después de diseñar una Casa de Socorro en un tiempo máximo de diez horas.

En un primer momento se planteó dedicarse a la enseñanza e impartió clase “por muchos años [en] la muy acreditada Academia preparatoria para ingenieros y arquitectos, á que dio nombre y crédito universalmente reconocido”. El 1 de julio de 1888 fue nombrado profesor accidental de Estereotomía y Sombras de la Escuela Superior de Arquitectura en Madrid, cesando en este puesto el 19 de junio de 1889. Siete años después, el 27 de noviembre de 1896, se presentó como aspirante para ocupar la cátedra de Geometría Descriptiva, Estereotomía, Perspectiva y Sombras en la Escuela Central de Artes y Oficios madrileña, aunque los exámenes se pospusieron hasta el mes de marzo de 1899. No consiguió la plaza, a pesar de que llegó a publicar en 1889 un pequeño volumen con el título de Apuntes de Geometría, resolución del problema círculo tangente á otros tres.

Aunque el 21 de marzo de 1888 fue nombrado auxiliar en la Inspección de Monumentos Históricos y Artísticos y en marzo de 1897 se presentó al concurso abierto por la Asociación de Propietarios de Madrid para proveer una plaza de abogado y otra de arquitecto de la citada sociedad, muy pronto se decantó por el ejercicio libre de su profesión, decisión en la que pesó extraordinariamente su estrecha amistad con Álvaro de Figueroa, el conde de Romanones, cuya familia le hizo numerosos encargos que representaron la mayor parte de su obra.

En el año 1899 diseñó para la familia Figueroa y Torres el majestuoso panteón del cementerio de Guadalajara para los marqueses de Villamejor y sus deudos; en 1904 proyectó el bloque de viviendas, propiedad de los marqueses, en el número 7 de la madrileña calle de Mariana Pineda y en 1906 el edificio del número 5 de la misma calle, también propiedad de la familia como el del número 3 de la calle del Maestro Victoria levantado entre 1902 y 1904 y que hoy es sede del Colegio Oficial de Aparejadores, Arquitectos Técnicos e Ingenieros de Edificación de Madrid; en 1905 construyó otro edificio en el número 4 de la calle del marqués de Villamejor, en el madrileño barrio de Salamanca, que era propiedad del conde de Romanones. Para el duque de Tovar, hermano de Álvaro de Figueroa, se encargó de levantar la casa del número 121 de la calle de Claudio Coello, una fábrica de pan en Madrid y la granja del Soto de Aldovea en Torrejón de Ardoz.

También fue el autor, entre otros, de los edificios que ocupan los números 7 y 9 de la calle Mayor, 58 y 60 de la de Preciados, 7 de la del duque de Rivas y 51 de la de Toledo, todas de Madrid, además de la escuela de Riva de Santiuste, en Guadalajara, de una gran vivienda unifamiliar en el pueblo soriano de Almazán y de otros trabajos en Santander, Ciudad Real y El Escorial. En el momento de su muerte estaba trabajando en el edificio del número 66 de la calle de Toledo de Madrid, que concluyó Luis Ferrero en 1907.

Esta labor como arquitecto fue reconocida por sus compañeros de profesión; en 1907 salió de imprenta un librito, con el título de La obra del arquitecto Manuel Medrano, con prólogo de Santiago Castellanos Urízar y en el que otro afamado arquitecto, Enrique Repullés Vargas, comentaba alguno de sus edificios más notables. Y, más recientemente, el profesor Miguel Ángel Baldellou publicó en 1996 un folleto de 64 páginas titulado Manuel Medrano Huetos, arquitecto. También fue nombrado socio honorario de la italiana Societá Unione Operaria Humberto I.

Aunque Enrique Repullés afirmaba que Medrano fue el primer arquitecto que levantó un edificio modernista en Madrid, lo cierto es que la mayoría de sus diseños están inspirados por un clasicismo contenido, muy del gusto de la conservadora burguesía madrileña de su tiempo, aunque merece la pena destacar el ritmo que imprime a las fachadas de sus edificios, poco común en esos años.

Su actividad política

Su amistad particular con el conde de Romanones le llevó también a la política, en las filas del partido liberal. En 1897, y siendo Álvaro de Figueroa el alcalde de Madrid, concurrió a las elecciones municipales de la capital que se celebraron en el mes de mayo. Se presentó por el distrito de Audiencia, en el que se elegían cinco concejales, y al que concurrieron el conservador Sebastián López de Castro; los liberales Manuel Medrano Huetos, Martin Ortiz de Zarate y Timoteo Vázquez Arias; Julián de Uruburu y D. José Clot Riera apoyados por el comercio y la industria y Marcelino Riaza Herreros y Vicente Sanchís Sebastián sin adscripción partidista. El día de las votaciones hubo altercados, algunas detenciones y el ya habitual pucherazo electoral de los embuchados, resultando elegidos Juan José Clot Riera, con 3.440 votos, Julián Uruburu con 3.433. y los liberales Martin Ortiz de Zarate con 1.978. Manuel Medrano Huetos con 1.792 y Sebastián López de Castro con 1.746 papeletas.

Él fue el primero a quien el conde de Romanones, como alcalde de la capital del reino, propuso para Teniente de Alcalde de Madrid, siendo nombrado para el distrito de Palacio. Destacó, en unos años marcados por la crisis de subsistencias finisecular, por su celo decomisando el pan que las tahonas ponían a la venta falto de peso. Además, en 1901 recibió, por instigación del conde de Romanones, el nombramiento como Jefe Superior de Administración Civil y ese mismo año fue elegido por el entonces alcalde madrileño Alberto Aguilera para ocupar el cargo de inspector especial de los servicios de fontanería y alcantarillado de la ciudad.

Aunque establecido en Madrid, Manuel Medrano Huetos no olvidó su patria chica y fue uno de los fundadores del Centro Alcarreño en la capital de España, del que fue elegido Presidente. Tampoco Guadalajara se olvido de él y, en homenaje a sus méritos, el concejo arriacense, tras su fallecimiento, le nombró Hijo Predilecto de la ciudad y puso su nombre a la calle de San Antonio, una vía junto a la ermita de la Virgen de la Antigua en la que había nacido y vivido, en el número 3, y que él saneó y ensanchó y en la que erigió un edificio de nueva planta para su familia.

JUAN PABLO CALERO DELSO

domingo, 1 de mayo de 2022

RAMÓN FERNÁNDEZ MAYOR

FERNÁNDEZ MAYOR, Ramón

[Bermillo de Sáyago, 1864 / Guadalajara, 3 de diciembre de 1921]

Ramón Fernández Mayor nació en la localidad zamorana de Bermillo de Sáyago en 1864, hijo de José Fernández y María Mayor, y falleció en la ciudad de Guadalajara el día 3 de diciembre de 1921 a los cincuenta y siete años de edad. Contrajo matrimonio en la parroquia de Santiago de la capital alcarreña con Petra Ortego Bachiller, nacida en Guadalajara en el seno de una familia obrera y sindicalista, que era seis años más joven que él, y con quien tuvo siete hijos: Abelardo Ramón, que fue nombrado Auxiliar de Telégrafos, Amparo, Herminia, Guadalupe y otros tres que murieron en la primera infancia: Gonzalo con cuatro años el 30 de enero de 1906, Carmen a los 13 meses el 2 de marzo de 1909 y Sigfrido de un año el 14 de noviembre de 1913.

Fue tipógrafo de profesión y, seguramente por mediación del conde de Romanones, se trasladó siendo muy joven desde su localidad natal de Bermillo de Sáyago, un distrito rural que era uno de los feudos electorales del cacique liberal, hasta Guadalajara, donde se empleó como cajista en la Imprenta Provincial en la última década del siglo XIX, estableciendo finalmente su domicilio familiar en el número 3 de la Calle del Doctor Benito Hernando, o del Museo.

En el año 1900 abrió un centro de suscripciones y de venta de periódicos y revistas primero en el número 5 de la calle de Bardales, donde ya se encontraba la imprenta La Minerva de Felipe Pérez Cerrada, se mudó a partir de 1905 al número 10 de la plaza de Dávalos y desde 1914 se trasladó a la calle del Museo número 12, junto a su domicilio familiar. Seguía así un proceso en el que ya se le habían adelantado Enrique Burgos Boldova y Ligorio Ruiz Moreno, también antiguos cajistas de la Imprenta Provincial.

Hombre emprendedor y con iniciativa para los negocios, además de los trabajos propios de una imprenta, lo mismo recibía encargos para hacerse un retrato fotográfico de gran tamaño para la casa fotográfica Manuel Soler de Barcelona, que se ofrecía como representante de un grupo de músicos para el contrato que ofertaba el Ayuntamiento de la capital alcarreña, o era el “único representante en esta provincia” de una prestigiosa editorial catalana, o se convertía en anticuario, o establecía un servicio de “planchado americano electro-mecánico” o, incluso, una tintorería.


Su actividad sindical

Pero más allá de su labor profesional, lo más destacado de la vida de Ramón Fernández Mayor fue su actividad sindical, que le convirtió, durante las dos primeras décadas del siglo XX, en el principal referente de la clase trabajadora en Guadalajara. Fallecido el también tipógrafo Tomás Gómez Martínez en 1892 y deshecha la agrupación local del PSOE, todos los líderes de la izquierda de la provincia, quizás con la excepción del carpintero Luis Ranz, eran conocidos empresarios o destacados burgueses; él fue el único trabajador que tuvo un papel destacado tanto en las luchas sociales como en los grupos republicanos de la provincia de Guadalajara. No deja de ser significativo que él fuese, en marzo de 1915, el encargado por la familia de comunicar al Registro Civil el fallecimiento de Isabel Muños Caravaca.

Naturalmente, no rehuyó la lucha política y en enero de 1896 fue elegido secretario del Comité Provincial del Partido Republicano Federal, que presidía Manuel Diges Antón, a pesar de que aún no había cumplido los treinta años y de que los federales eran entonces, casi con toda seguridad, el partido político más numeroso en la ciudad. Y cuando el 29 de junio de 1919 se reunieron en la Casa del Pueblo de Guadalajara los militantes del PSOE local para reconstruir la Agrupación Socialista de Guadalajara, eligieron para presidir el comité socialista arriacense a Ramón Fernández Mayor, a quien acompañaban Alfonso Martín Lerena, Enrique Saborit, Eduardo Bonis, Valentín Olmeda, Pedro Waldermer, Pedro Tejero e Isidro Lorenci. Pero su paso por el PSOE debió de ser corto y tormentoso, pues en la breve nota necrológica que publicó El Socialista apenas se hacía eco del suceso y enviaba “la expresión de nuestro sentimiento a la familia y compañeros del finado”, sin recordar su militancia en el PSOE y la UGT.

En cualquier caso, Ramón Fernández Mayor fue durante veinticinco años el mejor representante del sindicalismo de Guadalajara, marcadamente obrerista pero independiente del PSOE, a pesar de estar adherido a la UGT, y en el que se integraban con naturalidad y sin conflictos trabajadores republicanos, socialistas y anarquistas. En el verano de 1912, siendo presidente de la Federación de Sociedades Obreras y con motivo de una entrevista con el semanario La Crónica, se le preguntó por el Partido Socialista, cuya Agrupación local acababa de reconstruirse, y respondió “eso no me incumbe a mí. Es una agrupación aparte [de la Federación]”, al mismo tiempo que reconocía que “con los republicanos no podemos estar mejor” y aún añadía que “entre los obreros el Sr. Fluiters solo tiene amigos”. Y tanto, pues fue Ramón Fernández, como presidente de la Federación de Sociedades Obreras, quien propuso en 1917 el homenaje al liberal Miguel Fluiters Contera y que se bautizase con el nombre del alcalde la hasta entonces llamada Calle Mayor Baja.

Llegó a simultanear la presidencia de la Agrupación de Guadalajara del PSOE, de la Federación de Sociedades Obreras arriacense de la UGT y del Ateneo Instructivo del Obrero. Con discontinuidad desde 1908, e ininterrumpidamente desde 1916, fue en distintos períodos el presidente de la federación sindical obrera local y, como representante de los trabajadores de Guadalajara, participó en varias iniciativas ciudadanas; así, en febrero de 1908, formó parte de la comisión encargada por el gobernador civil, José Álvarez Peláez, de constituir una Caja de Ahorros en la provincia que, finalmente, no llegó a establecerse y en julio de 1919 perteneció a la Junta de Auxilios benéficos establecida también por el entonces gobernador civil. Si en abril de 1913 asistió con el resto de comisionados a una entrevista con el conde de Romanones, entonces presidente del Consejo de Ministros, para solicitar mejoras para la ciudad, en septiembre de 1920 acudió a Madrid con otros compañeros de la Casa del Pueblo alcarreña para interesarse por la edificación de una nueva sede de Correos y Telégrafos que aliviase el paro obrero en la construcción.

Durante su presidencia de la citada Federación se produjo la industrialización de la capital alcarreña con la instalación de las fábricas de La Hispano, cuya construcción comenzó en 1917. Los obreros de Guadalajara acogieron con satisfacción la noticia, y Ramón Fernández Mayor declaraba, en calidad de su presidente, que “los obreros, que amamos entrañablemente a nuestra tierra, saludamos con alegría el advenimiento de La Hispano, que ha de aumentar considerablemente el trabajo y las fuentes de riqueza de este pueblo, llamado en el porvenir a ser uno de los más industriales de España”. Fiel al espíritu unitario del sindicalismo alcarreño, aunque con la apertura de las factorías de La Hispano el potente sindicato metalúrgico local estuvo bajo la orientación de los anarquistas, se adhirió a la UGT local sin romper la unidad obrera.

Aunque podemos considerar que la consolidación definitiva del sindicalismo en Guadalajara se produjo el 1º de mayo de 1904 con la inauguración del Centro de Sociedades Obreras, bajo su presidencia la Federación obrera conoció un crecimiento extraordinario, con la publicación de sus cabeceras periodísticas, La Alcarria Obrera y Juventud Obrera, y el desarrollo de numerosas actividades educativas y culturales en el Centro de Sociedades Obreras arriacense, como las Conferencias Cervantinas celebradas en julio de 1913. También se enfrentó a crisis tan graves como la manifestación de mayo de 1915 y el mitin de noviembre de 1916 causados por la subida de precios provocada por la Primera Guerra Mundial, la huelga general de 1917 y los sangrientos disturbios del verano de 1918.

En esta misma línea de un obrerismo sin etiquetas partidistas, fue durante muchos años un activo socio del Ateneo Instructivo del Obrero, perteneciendo a su Junta Directiva desde el año 1907, cuando fue elegido vocal por primera vez junto a Luis Martín Lerena. Desde entonces, participó activamente en sus gestiones, como cuando formó parte de la comisión que en 1910 se entrevistó con el ministro de Instrucción Pública en solicitud de ayuda, y llegó a ocupar la presidencia de este centro desde 1919 hasta el momento de su fallecimiento. A él se debe la decisión de levantar un nuevo edificio para sede del Ateneo Obrero, marchando personalmente a Madrid para solicitar al Banco Hipotecario un préstamo de 100.000 pesetas. Aunque el proyecto culminó con éxito, Ramón Fernández Mayor murió antes de la inauguración.

También se presentó a los comicios municipales como candidato de las Sociedades Obreras de Guadalajara, unas listas electorales que durante años no fueron reconocidas como propias por el Partido Socialista Obrero. En 1909 concurrió por el primer distrito de la capital, en una lista obrera junto con Severiano Sánchez, Florentino Waldermer, Federico Ruiz y Martín Corral, y lo mismo hizo en la convocatoria de 1913, en una lista que completaban Manuel Cañadas y Julián Miedes, que fue el único que salió elegido concejal. El 8 de febrero de 1920, esta vez con la aprobación del PSOE, volvió a concurrir a las elecciones municipales con Manuel Cañadas, Pedro Waldermer y Ricardo Calvo Alba, sin que tampoco en esta ocasión pudiese obtener el escaño.

Además, en diciembre de 1916 se le nombró adjunto al Juzgado Municipal de Guadalajara y poco antes de su muerte fue designado presidente de la Junta municipal del Censo electoral. Fue también corresponsal en la capital alcarreña del periódico Sigüenza.

JUAN PABLO CALERO DELSO