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sábado, 27 de junio de 2020

NARCISO RIBOT MARCH

RIBOT MARCH, Narciso
[Madrid, 13 de agosto de 1845 / El Escorial, 8 de agosto de 1910]

Narciso Ribot March nació en Madrid el día 13 de agosto de 1845 y falleció en la localidad madrileña de El Escorial el 8 de agosto de 1910. Su padre, Antonio Ribot Fonseré, si bien se dio a conocer como poeta satírico era en realidad un conocido médico de la capital del reino, aunque había nacido en la ciudad barcelonesa de Vich, y su madre, Mercedes March Llopis, había nacido en el pueblo alicantino de Orihuela, de cuya comarca era originaria toda su familia.

Su entorno familiar
En 1875 contrajo matrimonio con Ana Candelaria Van Halen Galainena, que había nacido en La Coruña el 9 de septiembre de 1852, y con la que tuvo una hija, Matilde Ribot Van Halen, que nació en Madrid el 10 de octubre de 1879, recibiendo el mismo nombre que otra hija anterior del matrimonio que había fallecido a muy temprana edad el 27 de septiembre de 1879. Matilde Ribot se casó en la capital del reino el día 25 de octubre de 1906 con el ingeniero Antonio Montenegro
Era su suegro Francisco Van-Halen y Pérez Maffei, que había estado estrechamente vinculado a la ciudad de Guadalajara, en cuya Academia de Ingenieros militares fue alumno y profesor. Nacido el 6 de septiembre de 1823 en la localidad gaditana de San Fernando, llegó a la capital alcarreña para comenzar sus estudios castrenses el 29 de agosto de 1838 y falleció el día 3 de junio de 1869.
En la capital del reino cursó Narciso Robot sus estudios de Derecho e inició su carrera administrativa: el 23 de diciembre de 1865 fue nombrado escribiente de Segunda clase del Cuerpo de Vigilancia pública de Madrid y el 12 de septiembre de 1866, habiendo ascendido ya a Oficial de Segunda clase, se trasladó a la Contaduría Central de Hacienda, permaneciendo en este Ministerio hasta 1876, ascendiendo en el escalafón desde Oficial de Cuarta clase hasta Jefe de Negociado de Tercera clase. Sin embargo, trasladado al Ministerio de Fomento, el 9 de enero de 1876 fue rebajado a Auxiliar de Primera clase y, seis meses después, pasaba a ser funcionario cesante.
Así se cerraba su breve carrera administrativa, pero lo hacía para comenzar una exitosa trayectoria política. El 2 de febrero de 1877 fue nombrado secretario del Gobierno Civil de Córdoba, donde ascendió a Jefe de Negociado de Segunda clase. Pero fue la llegada al poder del Partido Fusionista Liberal de Práxedes Mateo Sagasta, al que Narciso Ribot estaba afiliado, la que le convirtió en un activo político en las primeras décadas de la Restauración.
Su trayectoria como gobernador civil
En 1881 ya estaba destinado como secretario en el Gobierno Civil de Guadalajara y en el mes de agosto de 1882 fue nombrado gobernador civil de la provincia de Ciudad Real y el 17 de enero del año siguiente se trasladó con el mismo cargo a la de Salamanca. El 30 de agosto de 1883 fue destinado al Gobierno Civil de Albacete, después de renunciar a su nombramiento para el mismo cargo en la provincia extremeña de Badajoz, y el 15 de noviembre de ese mismo año pasó a ocupar la delegación del gobierno en Álava. Con el retorno al gobierno de los conservadores de Antonio Cánovas del Castillo fue otra vez relevado de su puesto, aunque dos años después, tras el fallecimiento del rey Alfonso XII, volvieron los liberales al poder ejecutivo y recuperó el Gobierno Civil de Albacete.
Desde ese momento, con cada regreso de los liberales al frente del gobierno de la nación, volvía Narciso Ribot a la escena política como gobernador civil de alguna provincia de pequeño o mediano tamaño. Así en junio de 1886 fue nombrado gobernador civil en Ciudad Real, y desde febrero de 1889 ocupó el mismo cargo en Palencia, donde fue cesado en 1890 para retomar en diciembre de 1892 la jefatura del gobierno en la provincia palentina hasta su cese el 2 de abril de 1895, siéndole entonces concedida la encomienda de la Orden de Carlos III por sus desvelos e favor de la instrucción pública. El año 1898 lo pasó en Santander, desde el 19 de enero como Delegado de Hacienda y como Gobernador Civil desde el 12 de noviembre hasta el 13 de marzo de 1899.
El día 11 de agosto de 1901 fue nombrado gobernador civil de Guadalajara, sustituyendo al abogado y periodista sevillano Juan Sánchez Lozano, y permaneció al frente de la provincia alcarreña hasta febrero de 1902, cuando pasó el relevo a José Carreño de la Cuadra. Se le ofreció entonces el cargo de Delegado de Hacienda en Ciudad Real, pero lo rechazó por haber estado allí como gobernador civil y considerarlo un agravio personal y un desdoro para su carrera política, así que en la siguiente combinación de gobernadores, en el mes de julio de 1902, fue elegido para hacerse cargo del Gobierno Civil de la provincia de Burgos, a cuyo frente permaneció hasta el mes de diciembre de ese mismo año.
Pero su salud se debilitaba y su capacidad para ejercer como primera autoridad provincial se resentía. En febrero de 1903 presentaba su solicitud para jubilarse por incapacidad física, instancia que acompañaba con un informe médico del doctor Joaquín García Plaza, de Guadalajara, en el que se dictaminaba que padecía de isquemia cerebral por arterioesclerosis y de astenia severa, informe que fue corroborado por la opinión de los doctores Eliseo Muro Morales, José López Cortijo y León Carrasco Gómez, todos ellos de Guadalajara.
A pesar de todo, y a causa de su experiencia y diligencia, se le nombró para el Gobierno Civil de Alicante en mayo de 1903, aunque se vio obligado a renunciar por enfermedad cinco meses después. Todavía volvió, el 29 de junio de 1905, a ser elegido para hacerse cargo de nuevo de la provincia alicantina, pero su salud se había debilitado de tal forma que el 9 de mayo de 1906 se le concedió la jubilación, con sólo sesenta años de edad.
Fue el último gobernador civil de la provincia alcarreña antes de la coronación de Alfonso XIII, que se celebró el 17 de mayo de 1902. De su breve paso por Guadalajara merece la pena destacar su proyecto de fundar una Caja de Ahorros y un Monte de Piedad de ámbito provincial, instituciones que lamentablemente no estableció mientras estuvo al frente de la provincia y que no se constituyeron tras su cese en el Gobierno Civil, entorpeciendo el necesario desarrollo económico de la provincia.
Fue socio fundador de la elitista sociedad Gran Peña madrileña.
JUAN PABLO CALERO DELSO

sábado, 20 de junio de 2020

JOSÉ SANZ DÍAZ

SANZ DÍAZ, José
[Peralejos de las Truchas, 5 de agosto de 1907 / Madrid, 18 de marzo de 1988]

José Sanz Díaz nació el 5 de agosto de 1907 en la localidad de Peralejos de las Truchas, en la comarca más meridional del Señorío de Molina. Era hijo de Segundo Sanz y Avelina Díaz, siendo sus abuelos paternos Juan Sanz y Bernardina Perges y los maternos José Díaz y Filomena Jiménez. Tuvo dos hermanos; uno de ellos fue oficial del grupo de tropas Regulares durante la Guerra Civil y el otro perteneció a la orden de los escolapios.
El 22 de noviembre de 1965, cuando ya contaba cuarenta y ocho años de edad, contrajo matrimonio con Clotilde Lahoz Jiménez, con la que no tuvo hijos. Falleció en Madrid el 18 de marzo de 1988, siendo enterrado, atendiendo a sus últimas voluntades, en el cementerio de su localidad natal.
Tras realizar estudios primarios, cursó el Bachillerato en el colegio de los Padres Escolapios de Molina de Aragón, y en octubre de 1919 lo completó matriculándose durante dos cursos en el Instituto Escuela de Madrid, el organismo creado el año anterior por parte de la Junta de Ampliación de Estudios para aplicar los principios de la pedagogía krausista a la enseñanza pública y oficial, que fue semillero de buena parte de la intelectualidad progresista de su tiempo.
Desde muy joven se orientó hacia el periodismo y acudió a la Escuela de Periodismo del diario católico El Debate de Madrid, que dirigía Ángel Herrera Oria, y en 1932 se trasladó a Paris para ampliar sus estudios asistiendo a cursos de Lengua y Literatura francesas en la Universidad de la Sorbona. José Sanz Díaz militó desde 1928 en las filas del carlismo y durante la República, tras la vuelta del tradicionalismo al partido carlista, colaboró en el diario El Siglo Futuro, afiliándose desde 1934 al Sindicato Autónomo de Periodistas, al que él mismo calificaba como antimarxista.

En la Guerra Civil
Al comenzar la Guerra Civil, él y su hermano Ángel huyeron del Madrid leal al gobierno legítimo y llegaron a Peralejos de las Truchas donde no había rastro de actividad bélica ni tropas de ningún signo -las más próximas estaban en el pueblo conquense de Belmonte según decía, aunque falsamente-. Con los simpatizantes derechistas peralejanos formó en los primeros días del conflicto una milicia local inspirada por Acción Ciudadana, hasta que Peralejos de las Truchas y su comarca fueron ocupadas por la columna cenetista Tierra y Libertad, que mantuvo el control de la zona hasta el 29 de octubre de 1936.
Disuelta la milicia de Peralejos de las Truchas, José Sanz Díaz cruzó la línea del frente de guerra el 5 de agosto y el 15 de septiembre se alistó en el Tercio María de Molina, formado por requetés carlistas del Señorío y de la vecina provincia de Zaragoza, luego fusionado con el turolense Tercio Marco de Bello, incorporándose después al Tercio Numancia, nutrido por carlistas sorianos, sobre cuya participación en la guerra escribió el libro Por las rochas del Tajo. Sin embargo su presencia en el frente fue muy corta, aunque fue nombrado teniente provisional y siempre presumió de excombatiente, pues el 21 de mayo de 1937 ya estaba en retaguardia como funcionario de la Junta Suprema de Cinematografía en calidad de vocal militar.
El 1 de febrero de 1938 fue nombrado, de forma provisional, funcionario con la categoría de oficial técnico-administrativo y el 22 de septiembre de 1938 fue inscrito en el Registro Oficial de Periodistas del Estado franquista, empezando su actividad como redactor del boletín del Servicio Nacional de Prensa, un organismo oficial creado para cumplir lo que se establecía en la Ley de Prensa de abril de ese mismo año: “Correspondiendo a la Prensa funciones tan esenciales como las de transmitir al Estado las voces de la Nación y comunicar a esta las órdenes y directrices del Estado y de su Gobierno; siendo la Prensa órgano decisivo en la formación de la cultura popular y, sobre todo, en la creación de la conciencia colectiva, no podía admitirse que el periodismo continuara viviendo al margen del Estado”.
Su carrera administrativa
Acaba la Guerra Civil, se estableció en Madrid, residiendo muchos años en el número 3 de la calle del General Goded, en el barrio de Chamberí, y profesionalmente fue, hasta su jubilación el 5 de agosto de 1977, funcionario civil del Estado, siempre destinado en puestos relacionados con la prensa y la cultura.
En un primer momento estuvo adscrito a la Subsecretaría de Prensa y Propaganda, hasta que el 1 de julio de 1940 fue nombrado, interinamente, Jefe de Negociado de tercera clase en la Inspección y Dirección de Prensa, a las órdenes del tradicionalista aragonés Santiago Galindo Herrero, donde ejerció labores de traductor y de censor, una actividad que cumplía fuera de su horario laboral y que le era espléndidamente remunerada.
En 1943 se presentó a unas oposiciones restringidas para el ingreso como funcionario en la Administración Civil del Estado, en las que hizo valer su nombramiento por el Secretario General de FET y de las JONS como funcionario del partido único para acceder a una plaza de funcionario público, que ocupó desde el 1 de septiembre de 1943, después de realizar un curso de capacitación voluntario que concluía un proceso selectivo que, de hecho, suponía acceder a la Función Pública sin más requisito que haber formado parte del organigrama falangista.
Al mismo tiempo, y actuando siempre en apoyo de la dictadura franquista, intentó recuperar la antigua y famosa tertulia del Café Pombo, en la madrileña calle de Carretas, que había animado el escritor Ramón Gómez de la Serna e inmortalizado el pintor José Gutiérrez Solana en un famoso cuadro. Aprovechando que Ramón Gómez de la Serna estaba en el exilio, quiso darla nueva vida bajo el espíritu franquista, pero fracasó en su intento.
Continuó con su carrera administrativa, alcanzando el 1 de septiembre de 1947 el nivel de Jefe de Negociado de segunda clase en la Sección de Prensa Nacional, aunque al año siguiente se le nombró redactor técnico para mejorar su sueldo, y el 20 de enero de 1953 accedió a una jefatura de Negociado de primera clase. Al principio ocupó el citado puesto de Jefe de Negociado de forma provisional, pues no tenía la titulación superior que era preceptiva, alegando que era excombatiente para justificar su nombramiento irregular.
El 19 de julio de 1951 se estableció el Ministerio de Información y Turismo, a cuyo frente se puso a Gabriel Arias-Salgado, del que pasó a depender la Sección de Prensa Nacional en la que José Sanz Díaz estaba destinado. El 31 de julio de 1953 ascendió a Jefe de Administración de tercera clase, el primer día de 1962 fue nombrado, en comisión de servicios, Jefe de Administración de segunda clase, ocupando el puesto en propiedad desde el 1 de mayo de 1963, siempre en la Dirección General de Prensa del ministerio citado, hasta que el 4 de julio de 1975 fue trasladado a la Secretaria General Técnica de Bibliotecas y Archivos, donde permaneció adscrito hasta su jubilación.
Su obra escrita
La simple relación de libros, folletos y artículos de José Sanz Díaz excede cualquier biografía –se dice que publicó alrededor de cuatro mil artículos en prensa-, aunque su calidad no estuviese a la altura de su cantidad. Como los estudios que cursó en la Escuela de Periodismo de El Debate nunca tuvieron la consideración de universitarios, en 1952 completó sus estudios en la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid, un centro educativo que dependía de la Delegación Nacional de Prensa, en la que José Sanz Díaz trabajaba como funcionario, con el propósito de poder ingresar en el Cuerpo Técnico Superior de la Administración Civil del Estado.
En todo momento estuvo vinculado al mundo periodístico, por su trabajo como funcionario del partido único o como periodista. Se dice que durante su estancia en la capital francesa fue corresponsal en París de la agencia de noticias Prensa Asociada y de la Agencia Logos, que absorbió a la anterior en 1935, y que tenía el objetivo declarado de ofrecer una información de orientación católica. Colaboró con numerosas publicaciones en España y, después de la Guerra Civil, también en cabeceras de distintos países de la América de lengua castellana. Muchos de estos artículos estaban dedicados a difundir y exaltar la historia y las tradiciones de la provincia de Guadalajara, y muy especialmente la del Señorío de Molina, lo que valió ser nombrado Cronista Oficial de las villas de Peralejos de las Truchas, Checa y Molina de Aragón.
Solía presentarse como Jefe de Relaciones Públicas del afamado Club Internacional de Prensa de Madrid, por ejemplo en el prólogo que escribió al libro Manual de Relaciones Públicas de N. Ellis y P. Bowman, un cargo que no podía ostentar pero que movió la envidia de Rafael Campos de España, un popular cronista taurino que se había iniciado en el periodismo radiofónico en la Guerra Civil, que consiguió que el Ministerio de Asuntos Exteriores hiciese una consulta oficial al de Información y Turismo que contestó en los siguientes términos: “Como se trata de un organismo de la Administración Civil del Estado en sentido estricto, no solamente no está destinado en el citado Club, sino que ni siquiera podría ser nombrado para tal empleo” por ser sólo Oficial Mayor.
Autor prolífico con más de un centenar de libros sobre diversa temática: crítica literaria, estudios históricos, biografías, cuentos, ensayo… Su vinculación con la dictadura franquista y su posición como funcionario del Ministerio de Información y Turismo le permitieron un acceso privilegiado a editoriales oficiales o cercanas al régimen, como se puede comprobar, por ejemplo, con sus diecisiete títulos en la colección Temas Españoles que salieron de imprenta entre 1953 y 1971.
Antes de la Guerra Civil sólo había publicado un texto breve, Espigas de humo, que el subtituló “gavilla de cuentos y leyendas”, y durante el conflicto bélico se inició en la literatura de combate: Zig-zag literario: de las armas y las letras, el citado Por las rochas del Tajo, ¿Prisioneros? y Lira bélica que daba título a una antología de los poetas y la guerra, un género éste de la antología que práctico muy frecuentemente. Completó este capítulo de su producción bélica el libro Finlandia: Sillanpäa y el Conflicto Ruso-Finlandés, sobre la guerra de los finlandeses contra la Unión Soviética, que vio la luz en 1940.
En la citada colección de Temas Españoles publicó, por orden cronológico, Fray Junípero Serra, Escritores asesinados por los rojos, La Navidad en España, dos volúmenes de Generales carlistas (que se sumaban a otros títulos sobre la dinastía y las Guerras Carlistas escritos por Santiago Galindo Herrero), Legazpi conquistador de Filipinas, Castillos, Navarra y sus reyes, Puertas y murallas, Murcia (aunque no firmó el volumen dedicado, por ejemplo, a La Alcarria), Cisneros y su época, Los amantes de Teruel, Santo Tomás de Villanueva, Alonso de Madrigal, Biografía del Guadalquivir, Irala fundador del Paraguay y, ya en 1971, López de Legazpi fundador de Manila.
Dentro de su faceta como divulgador y antologista se pueden citar, entre otros títulos, La Navidad en la literatura nacional del siglo XII al XX (1941), Narradores hispanoamericanos (1942), Los mejores cuentistas hispanoamericanos (1949), Pintores hispanoamericanos contemporáneos (1953), Poesía mariana en América: los poetas cantan a la Virgen (1954), en la popular Colección Pulga, o Lira negra (1962) de poetas africanos.
También escribió, sobre todo en sus últimos años, distintos libros y artículos dedicadas a la provincia de Guadalajara y, más particularmente, al Señorío molinés como, por ejemplo, ¿Estuvo en Checa la ciudad de Urbiaca? (1948), Geografía desconocida: Peralejos de las Truchas y Geografía histórica: Molina árabe (ambas de 1950), Característica fisiográfico-geológicas del antiguo Señorío de Molina (1950), Vida y cultura de los árabes en la Alcarria (1952), El partido de Molina y sus advocaciones (1982), el librito Historia verdadera del Señorío de Molina (1982) y Coplas etnográficas del Señorío de Molina (1983).
Sin embargo, no publicó, entre tantas obras, ningún libro de carácter político o teórico, a pesar de su activa militancia ideológica, pero el tradicionalismo y el integrismo católico están presentes en toda su obra. Sí que publicó algunas obras literarias como El secreto del lago (1943). El príncipe Saturio (1947), la novela breve La herrería de Hoceseca (1950), Humo sin fuego (1953), un relato del género de la ciencia ficción titulado Fantasías de la era atómica, el libro de poesías La voz íntima (1955) y el guión cinematográfico El organillero de Lavapiés (1957).
Como resultado de una obra tan prolífica, a lo largo de su vida recibió numerosos premios y nombramientos; fue miembro de varias academias de Historia, Bellas Artes, Letras y Geografía de España y consiguió varios premios literarios: el Nacional de Cuentos en 1937, el Nacional de Literatura en 1943, el Ejército en 1946, el Provincia de Guadalajara en 1956 y el África en 1957, entre otros.
JUAN PABLO CALERO DELSO

sábado, 13 de junio de 2020

JOSÉ LÓPEZ CORTIJO

LÓPEZ CORTIJO, José
[Tendilla, ¿? / Guadalajara, 7 de febrero de 1909]

José López Cortijo nació en la década de 1840 en el pueblo alcarreño de Tendilla, donde sus padres, Victoriano López y Ramona Cortijo, tenían propiedades agrícolas que él heredó en parte, y falleció en la ciudad de Guadalajara el día 7 de febrero de 1909. Su biografía se entrecruza con la de su hermano Pablo, que participó con él en algunas iniciativas políticas y sociales y que ejerció como farmacéutico en Tendilla, la misma profesión que tuvo uno de sus tres hijos, Gustavo López García, otro destacado miembro de esta familia. José López Cortijo contrajo matrimonio con Prudencia García y se trasladó a la ciudad de Guadalajara, residiendo en el número 11 de la Calle Mayor Alta.

Su actividad profesional
Después de completar el Bachillerato en el Instituto de Guadalajara y de realizar sus estudios en la correspondiente Facultad de la Universidad Central madrileña, se dedicó profesionalmente al ejercicio de la medicina hasta su fallecimiento. Tras establecerse en la capital de la provincia alcarreña, fue médico en el Hospital Civil Provincial, en la Inclusa dependiente de la Diputación alcarreña y en la Caja de Inútiles y Huérfanos de la Guerra de Guadalajara. Fue miembro de las Juntas de Beneficencia y de Sanidad de la Diputación Provincial, llegando a ser vicepresidente de esta última, y se le concedió la cruz blanca de primera clase del Mérito Militar por los servicios que prestó desinteresadamente al Ejército.
Acabado su período de formación, en 1877 se presentó a las oposiciones para médicos-directores de establecimientos de baños, consiguiendo ocupar esta plaza en el Balneario de Zuazo de Kuartango, en la provincia alavesa, un centro termal por entonces muy conocido que solo en los tres meses de su temporada recibía a un millar de enfermos y a otros tres mil visitantes. Compartía este interés por los balnearios con su hermano Pablo, que participó en la Exposición Provincial de Guadalajara de 1876 con una Memoria sobre las aguas ferruginosas-bicarbonatadas de Fuentelviejo, una pequeña población colindante con Tendilla.
Además, escribió en diversas publicaciones de dentro y fuera de la provincia, en muchas ocasiones con seudónimo, desarrollando una intensa actividad de divulgación sanitaria que empezó muy tempranamente, en el año 1868 más concretamente, colaborando en El Restaurador Farmacéutico, que se proclamaba “periódico oficial de la sociedad farmacéutica de Socorros Mutuos de los Colegios de farmacéuticos de Madrid y Valladolid”. En 1893 publicó el libro Topografía médica de Guadalajara, un texto de un centenar de páginas que estaba encabezado por el lema “La higiene es la base del bienestar individual y social”. La obra había sido premiada en los Juegos Florales de 1892 convocados por el Ateneo Caracense con el patrocinio del Ayuntamiento de Guadalajara.
También estuvo muy interesado en la unión de los trabajadores sanitarios para la defensa de los intereses profesionales. En 1892, junto a otros médicos republicanos como Manuel González Hierro, Miguel Mayoral Medina y Ángel Campos, que dirigía su portavoz La Atalaya de Guadalajara, fue uno de los impulsores de la Asociación Médico-Farmacéutica de Guadalajara a la que pertenecían “con escasas excepciones, todos los profesores médicos y farmacéuticos de la provincia”, y en la que su hermano Pablo era presidente de la sección comarcal de Pastrana. Precisamente, en 1901 tomó el relevo del doctor Mayoral en la presidencia del Colegio de Médicos de Guadalajara, ocupando este cargo hasta 1904, aunque su labor al frente de esta institución no fue muy destacada, seguramente por tener que compaginarla con otras actividades que requerían toda su atención.
 Su actividad política
La participación de José López Cortijo en las luchas políticas de su tiempo fue muy precoz. El día 29 de abril de 1864, siendo todavía un joven estudiante, fue uno de los universitarios firmantes de un manifiesto en contra del gobierno moderado y a favor de la libertad de cátedra que se iniciaba con estas frases tan rotundas: “Así como nuestros abuelos salvaron la nacionalidad en la Guerra de la Independencia, y nuestros padres la libertad en la guerra civil, nosotros en esta guerra pacífica de ideas, no menos grande, si menos costosa, salvaremos la ciencia, siendo una generación digna de dejar inscrito su nombre en las eternas páginas de la historia”.
Completados sus estudios y de vuelta a su pueblo natal, fue uno de los dirigentes más activos del naciente partido republicano. En 1869 se constituyó en Tendilla el primer comité republicano local del que su hermano Pablo era el Presidente y en el que él ocupaba la vicepresidencia. No debía de ser fácil declarar públicamente su ideario republicano en un pueblo que, en esos años, era el epicentro de la conspiración carlista en la provincia, pero en el momento de estallar la Tercera Guerra Carlista seguía formando parte del comité republicano de Tendilla con su hermano Pablo.
Desde 1868 el republicanismo alcarreño estaba dirigido por dos médicos, el federal Manuel González Hierro y el posibilista Miguel Mayoral Medina, con los que le unieron fuertes lazos. Pero, acabado el Sexenio Revolucionario y devuelta en 1881 la libertad de asociación, José López Cortijo se alineó con el republicanismo posibilista de Emilio Castelar, que en 1891 disolvió su partido facilitando que muchos de sus antiguos militantes se integrasen en el Partido Liberal que, en Guadalajara, lideraba con mano firme Álvaro de Figueroa, conde de Romanones.
Fue así como José López Cortijo pasó a ingresar en las filas del liberalismo dinástico, lo que hizo posible que en 1894 fuese designado alcalde de Guadalajara, un puesto que, en esta primera ocasión, sólo ocupó durante un año, pues los vaivenes políticos dieron el gobierno de la nación al Partido Conservador que en 1895 nombró para ese cargo a Manuel María Vallés Carrillo, otro hijo de Tendilla que había dirigido los preparativos para la insurrección carlista en tierras alcarreñas mientras José López Cortijo defendía a la Primera República.
Cuatro años más tarde, las elecciones municipales de 1899 habían concedido a los republicanos una mayoría tan amplia en la ciudad de Guadalajara que el federal Manuel Diges Antón fue nombrado alcalde de una ciudad que era capital de una provincia que había elegido en esa legislatura al único senador republicano de toda la Cámara Alta, José Fernando González, y que tenía a otro republicano, Calixto Rodríguez, como diputado en el Congreso por el distrito de Molina de Aragón. El conde de Romanones se aprovechó de unas supuestas irregularidades en las arcas municipales para forzar la suspensión de los diez concejales republicanos y nombrar en 1901 ediles interinos monárquicos. Fue así como José López Cortijo volvió a estar al frente de la corporación municipal arriacense; el conde de Romanones se sirvió de él, y de sus contactos y prestigio entre los republicanos y las clases populares, para retomar el control de la ciudad, por lo que, en sus últimos años, los sectores más progresistas consideraron a José López Cortijo un traidor.

Su actividad social
Desde que fijó su residencia en Guadalajara, José López Cortijo animó y participó en numerosas iniciativas. Así fue socio de la sociedad La Peña de Guadalajara, que en 1899 le eligió como Contador en una Junta Directiva que presidía Miguel Mayoral. También fue socio del Ateneo Caracense, donde impartió algunas conferencias como, por ejemplo, una sobre el darwinismo y la teoría de la evolución. Por esas fechas fue nombrado vocal de la Junta de Instrucción pública de Guadalajara, en concepto de padre de familia, y gracias a su iniciativa personal se constituyó una junta local para coadyuvar a los trabajos para levantar un monumento nacional a Emilio Castelar, a la que pertenecían, entre otros muchos, Manuel María Vallés, Felipe Pérez Cerrada, Tiburcio Montalvo y Luis Cordavias.
Y aunque le interesaron menos los negocios, hay que reseñar que en 1890 presentó una propuesta para llevar la luz eléctrica a Guadalajara en nombre de la compañía The Mazarrón Electric Light Company.
JUAN PABLO CALERO DELSO