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sábado, 20 de junio de 2020

JOSÉ SANZ DÍAZ

SANZ DÍAZ, José
[Peralejos de las Truchas, 5 de agosto de 1907 / Madrid, 18 de marzo de 1988]

José Sanz Díaz nació el 5 de agosto de 1907 en la localidad de Peralejos de las Truchas, en la comarca más meridional del Señorío de Molina. Era hijo de Segundo Sanz y Avelina Díaz, siendo sus abuelos paternos Juan Sanz y Bernardina Perges y los maternos José Díaz y Filomena Jiménez. Tuvo dos hermanos; uno de ellos fue oficial del grupo de tropas Regulares durante la Guerra Civil y el otro perteneció a la orden de los escolapios.
El 22 de noviembre de 1965, cuando ya contaba cuarenta y ocho años de edad, contrajo matrimonio con Clotilde Lahoz Jiménez, con la que no tuvo hijos. Falleció en Madrid el 18 de marzo de 1988, siendo enterrado, atendiendo a sus últimas voluntades, en el cementerio de su localidad natal.
Tras realizar estudios primarios, cursó el Bachillerato en el colegio de los Padres Escolapios de Molina de Aragón, y en octubre de 1919 lo completó matriculándose durante dos cursos en el Instituto Escuela de Madrid, el organismo creado el año anterior por parte de la Junta de Ampliación de Estudios para aplicar los principios de la pedagogía krausista a la enseñanza pública y oficial, que fue semillero de buena parte de la intelectualidad progresista de su tiempo.
Desde muy joven se orientó hacia el periodismo y acudió a la Escuela de Periodismo del diario católico El Debate de Madrid, que dirigía Ángel Herrera Oria, y en 1932 se trasladó a Paris para ampliar sus estudios asistiendo a cursos de Lengua y Literatura francesas en la Universidad de la Sorbona. José Sanz Díaz militó desde 1928 en las filas del carlismo y durante la República, tras la vuelta del tradicionalismo al partido carlista, colaboró en el diario El Siglo Futuro, afiliándose desde 1934 al Sindicato Autónomo de Periodistas, al que él mismo calificaba como antimarxista.

En la Guerra Civil
Al comenzar la Guerra Civil, él y su hermano Ángel huyeron del Madrid leal al gobierno legítimo y llegaron a Peralejos de las Truchas donde no había rastro de actividad bélica ni tropas de ningún signo -las más próximas estaban en el pueblo conquense de Belmonte según decía, aunque falsamente-. Con los simpatizantes derechistas peralejanos formó en los primeros días del conflicto una milicia local inspirada por Acción Ciudadana, hasta que Peralejos de las Truchas y su comarca fueron ocupadas por la columna cenetista Tierra y Libertad, que mantuvo el control de la zona hasta el 29 de octubre de 1936.
Disuelta la milicia de Peralejos de las Truchas, José Sanz Díaz cruzó la línea del frente de guerra el 5 de agosto y el 15 de septiembre se alistó en el Tercio María de Molina, formado por requetés carlistas del Señorío y de la vecina provincia de Zaragoza, luego fusionado con el turolense Tercio Marco de Bello, incorporándose después al Tercio Numancia, nutrido por carlistas sorianos, sobre cuya participación en la guerra escribió el libro Por las rochas del Tajo. Sin embargo su presencia en el frente fue muy corta, aunque fue nombrado teniente provisional y siempre presumió de excombatiente, pues el 21 de mayo de 1937 ya estaba en retaguardia como funcionario de la Junta Suprema de Cinematografía en calidad de vocal militar.
El 1 de febrero de 1938 fue nombrado, de forma provisional, funcionario con la categoría de oficial técnico-administrativo y el 22 de septiembre de 1938 fue inscrito en el Registro Oficial de Periodistas del Estado franquista, empezando su actividad como redactor del boletín del Servicio Nacional de Prensa, un organismo oficial creado para cumplir lo que se establecía en la Ley de Prensa de abril de ese mismo año: “Correspondiendo a la Prensa funciones tan esenciales como las de transmitir al Estado las voces de la Nación y comunicar a esta las órdenes y directrices del Estado y de su Gobierno; siendo la Prensa órgano decisivo en la formación de la cultura popular y, sobre todo, en la creación de la conciencia colectiva, no podía admitirse que el periodismo continuara viviendo al margen del Estado”.
Su carrera administrativa
Acaba la Guerra Civil, se estableció en Madrid, residiendo muchos años en el número 3 de la calle del General Goded, en el barrio de Chamberí, y profesionalmente fue, hasta su jubilación el 5 de agosto de 1977, funcionario civil del Estado, siempre destinado en puestos relacionados con la prensa y la cultura.
En un primer momento estuvo adscrito a la Subsecretaría de Prensa y Propaganda, hasta que el 1 de julio de 1940 fue nombrado, interinamente, Jefe de Negociado de tercera clase en la Inspección y Dirección de Prensa, a las órdenes del tradicionalista aragonés Santiago Galindo Herrero, donde ejerció labores de traductor y de censor, una actividad que cumplía fuera de su horario laboral y que le era espléndidamente remunerada.
En 1943 se presentó a unas oposiciones restringidas para el ingreso como funcionario en la Administración Civil del Estado, en las que hizo valer su nombramiento por el Secretario General de FET y de las JONS como funcionario del partido único para acceder a una plaza de funcionario público, que ocupó desde el 1 de septiembre de 1943, después de realizar un curso de capacitación voluntario que concluía un proceso selectivo que, de hecho, suponía acceder a la Función Pública sin más requisito que haber formado parte del organigrama falangista.
Al mismo tiempo, y actuando siempre en apoyo de la dictadura franquista, intentó recuperar la antigua y famosa tertulia del Café Pombo, en la madrileña calle de Carretas, que había animado el escritor Ramón Gómez de la Serna e inmortalizado el pintor José Gutiérrez Solana en un famoso cuadro. Aprovechando que Ramón Gómez de la Serna estaba en el exilio, quiso darla nueva vida bajo el espíritu franquista, pero fracasó en su intento.
Continuó con su carrera administrativa, alcanzando el 1 de septiembre de 1947 el nivel de Jefe de Negociado de segunda clase en la Sección de Prensa Nacional, aunque al año siguiente se le nombró redactor técnico para mejorar su sueldo, y el 20 de enero de 1953 accedió a una jefatura de Negociado de primera clase. Al principio ocupó el citado puesto de Jefe de Negociado de forma provisional, pues no tenía la titulación superior que era preceptiva, alegando que era excombatiente para justificar su nombramiento irregular.
El 19 de julio de 1951 se estableció el Ministerio de Información y Turismo, a cuyo frente se puso a Gabriel Arias-Salgado, del que pasó a depender la Sección de Prensa Nacional en la que José Sanz Díaz estaba destinado. El 31 de julio de 1953 ascendió a Jefe de Administración de tercera clase, el primer día de 1962 fue nombrado, en comisión de servicios, Jefe de Administración de segunda clase, ocupando el puesto en propiedad desde el 1 de mayo de 1963, siempre en la Dirección General de Prensa del ministerio citado, hasta que el 4 de julio de 1975 fue trasladado a la Secretaria General Técnica de Bibliotecas y Archivos, donde permaneció adscrito hasta su jubilación.
Su obra escrita
La simple relación de libros, folletos y artículos de José Sanz Díaz excede cualquier biografía –se dice que publicó alrededor de cuatro mil artículos en prensa-, aunque su calidad no estuviese a la altura de su cantidad. Como los estudios que cursó en la Escuela de Periodismo de El Debate nunca tuvieron la consideración de universitarios, en 1952 completó sus estudios en la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid, un centro educativo que dependía de la Delegación Nacional de Prensa, en la que José Sanz Díaz trabajaba como funcionario, con el propósito de poder ingresar en el Cuerpo Técnico Superior de la Administración Civil del Estado.
En todo momento estuvo vinculado al mundo periodístico, por su trabajo como funcionario del partido único o como periodista. Se dice que durante su estancia en la capital francesa fue corresponsal en París de la agencia de noticias Prensa Asociada y de la Agencia Logos, que absorbió a la anterior en 1935, y que tenía el objetivo declarado de ofrecer una información de orientación católica. Colaboró con numerosas publicaciones en España y, después de la Guerra Civil, también en cabeceras de distintos países de la América de lengua castellana. Muchos de estos artículos estaban dedicados a difundir y exaltar la historia y las tradiciones de la provincia de Guadalajara, y muy especialmente la del Señorío de Molina, lo que valió ser nombrado Cronista Oficial de las villas de Peralejos de las Truchas, Checa y Molina de Aragón.
Solía presentarse como Jefe de Relaciones Públicas del afamado Club Internacional de Prensa de Madrid, por ejemplo en el prólogo que escribió al libro Manual de Relaciones Públicas de N. Ellis y P. Bowman, un cargo que no podía ostentar pero que movió la envidia de Rafael Campos de España, un popular cronista taurino que se había iniciado en el periodismo radiofónico en la Guerra Civil, que consiguió que el Ministerio de Asuntos Exteriores hiciese una consulta oficial al de Información y Turismo que contestó en los siguientes términos: “Como se trata de un organismo de la Administración Civil del Estado en sentido estricto, no solamente no está destinado en el citado Club, sino que ni siquiera podría ser nombrado para tal empleo” por ser sólo Oficial Mayor.
Autor prolífico con más de un centenar de libros sobre diversa temática: crítica literaria, estudios históricos, biografías, cuentos, ensayo… Su vinculación con la dictadura franquista y su posición como funcionario del Ministerio de Información y Turismo le permitieron un acceso privilegiado a editoriales oficiales o cercanas al régimen, como se puede comprobar, por ejemplo, con sus diecisiete títulos en la colección Temas Españoles que salieron de imprenta entre 1953 y 1971.
Antes de la Guerra Civil sólo había publicado un texto breve, Espigas de humo, que el subtituló “gavilla de cuentos y leyendas”, y durante el conflicto bélico se inició en la literatura de combate: Zig-zag literario: de las armas y las letras, el citado Por las rochas del Tajo, ¿Prisioneros? y Lira bélica que daba título a una antología de los poetas y la guerra, un género éste de la antología que práctico muy frecuentemente. Completó este capítulo de su producción bélica el libro Finlandia: Sillanpäa y el Conflicto Ruso-Finlandés, sobre la guerra de los finlandeses contra la Unión Soviética, que vio la luz en 1940.
En la citada colección de Temas Españoles publicó, por orden cronológico, Fray Junípero Serra, Escritores asesinados por los rojos, La Navidad en España, dos volúmenes de Generales carlistas (que se sumaban a otros títulos sobre la dinastía y las Guerras Carlistas escritos por Santiago Galindo Herrero), Legazpi conquistador de Filipinas, Castillos, Navarra y sus reyes, Puertas y murallas, Murcia (aunque no firmó el volumen dedicado, por ejemplo, a La Alcarria), Cisneros y su época, Los amantes de Teruel, Santo Tomás de Villanueva, Alonso de Madrigal, Biografía del Guadalquivir, Irala fundador del Paraguay y, ya en 1971, López de Legazpi fundador de Manila.
Dentro de su faceta como divulgador y antologista se pueden citar, entre otros títulos, La Navidad en la literatura nacional del siglo XII al XX (1941), Narradores hispanoamericanos (1942), Los mejores cuentistas hispanoamericanos (1949), Pintores hispanoamericanos contemporáneos (1953), Poesía mariana en América: los poetas cantan a la Virgen (1954), en la popular Colección Pulga, o Lira negra (1962) de poetas africanos.
También escribió, sobre todo en sus últimos años, distintos libros y artículos dedicadas a la provincia de Guadalajara y, más particularmente, al Señorío molinés como, por ejemplo, ¿Estuvo en Checa la ciudad de Urbiaca? (1948), Geografía desconocida: Peralejos de las Truchas y Geografía histórica: Molina árabe (ambas de 1950), Característica fisiográfico-geológicas del antiguo Señorío de Molina (1950), Vida y cultura de los árabes en la Alcarria (1952), El partido de Molina y sus advocaciones (1982), el librito Historia verdadera del Señorío de Molina (1982) y Coplas etnográficas del Señorío de Molina (1983).
Sin embargo, no publicó, entre tantas obras, ningún libro de carácter político o teórico, a pesar de su activa militancia ideológica, pero el tradicionalismo y el integrismo católico están presentes en toda su obra. Sí que publicó algunas obras literarias como El secreto del lago (1943). El príncipe Saturio (1947), la novela breve La herrería de Hoceseca (1950), Humo sin fuego (1953), un relato del género de la ciencia ficción titulado Fantasías de la era atómica, el libro de poesías La voz íntima (1955) y el guión cinematográfico El organillero de Lavapiés (1957).
Como resultado de una obra tan prolífica, a lo largo de su vida recibió numerosos premios y nombramientos; fue miembro de varias academias de Historia, Bellas Artes, Letras y Geografía de España y consiguió varios premios literarios: el Nacional de Cuentos en 1937, el Nacional de Literatura en 1943, el Ejército en 1946, el Provincia de Guadalajara en 1956 y el África en 1957, entre otros.
JUAN PABLO CALERO DELSO

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