MEDRANO LÓPEZ-SOLDADO, José María
[Guadalajara,
26 de agosto de 1806 / ]
José
María Medrano López-Soldado nació el día 26 de agosto de 1806 en Guadalajara y
fue bautizado en su parroquia de San Andrés dos días después.
Era
hijo de Antonio Medrano Heredia y nieto de Antonio Medrano Mendoza y Victoria
Heredia Saavedra. La familia Medrano pertenecía a la pequeña nobleza alcarreña
y durante el siglo XVIII había ocupado importantes cargos en Guadalajara, de
tal modo que, en la práctica, el poder municipal de la ciudad había sido
monopolizado por tres grupos familiares, uno de los cuales lo formaban los
Monge, los Urbina, los Torres y los Medrano, repetidamente emparentados.
Concretamente, Antonio Medrano Heredia había sido Diputado del Común y a partir
de 1801, después de presentar su ejecutoria de hidalguía, fue nombrado regidor
perpetuo de la ciudad y en 1821 formó parte de la Diputación Provincial.
Su
madre, María del Carmen López-Soldado había nacido en Almonacid de Zorita, en
Guadalajara, y pertenecía a otra familia de la pequeña nobleza, en su caso
natural de la Baja Alcarria, con presencia en localidades como Mondéjar y
Aranzueque, donde tenían casonas blasonadas y donde habían ocupado en el siglo
XVIII y ocuparon en el siglo XIX diversos cargos concejiles.
Contrajo
matrimonio con María Josefa del Vado García, hija de Jacinto del Vado y
Sebastiana García Rubio. Los del Vado eran hidalgos de Marchamalo, localidad
muy próxima a Guadalajara en la que José María Medrano residió ocasionalmente
desde 1824. Ricos hacendados desde antiguo, la familia de su esposa incrementó
su patrimonio con la Desamortización, especialmente Manuel del Vado Calvo, que
fue diputado en las Constituyentes de 1869 y senador en 1871 y 1872.
La
familia Medrano poseía un rico patrimonio y cuantiosas rentas. En 1815, con
motivo de la partición de la herencia de Victoria de Heredia Saavedra se
calculó que ascendía a unos 170.000 reales y sus hijas Victoria y Paula,
hermanas de José María Medrano, disfrutaron de una dote de 77.257 y 36.271
reales.
Pero a
partir de 1836, como consecuencia del proceso desamortizador, su hacienda
particular se incrementó notablemente; en Marchamalo, donde ya poseía tierras
en propiedad, adquirió cinco fincas de las monjas de Santa Clara y otras ocho
que fueron del convento de la Concepción de Guadalajara, además de parcelas en
la ciudad de Guadalajara y en otros pueblos de la provincia, como Archilla y
Matillas, hasta sumar 159 hectáreas.
Entre
1859 y 1865, como resultado de la nueva legislación desamortizadora, compró
fincas en Guadalajara y pueblos de la provincia como Marchamalo, Almonacid de
Zorita y Zorita de los Canes, abonó la redención de dos censos en Jadraque y
Castilblanco (Guadalajara) y adquirió una casa en Guadalajara y un molino
aceitero en Almonacid de Zorita, con un desembolso total superior a los 100.000
reales.
Su acción política
José
María Medrano López-Soldado realizó sus estudios superiores en la Universidad
de Alcalá de Henares, obteniendo el grado de licenciado en leyes el día 21 de
junio de 1828 y en octubre de 1831, al cumplir la edad preceptiva de
veinticinco años, superó los exámenes y fue admitido como abogado de los Reales
Consejos.
Desde
muy joven manifestó marcado interés por la política. En 1827 fue nombrado
Alcalde de la Santa Hermandad del Estado Noble de Guadalajara. Y aunque en su
expediente universitario manifiesta que durante el Trienio Liberal no
perteneció a la Milicia Nacional ni a ninguna asociación de las que después
fueron prohibidas, una declaración que era un trámite preceptivo para obtener
el título de abogado, nos consta que en ese período un J. Medrano estuvo
inscrito en la logia masónica Valle de la Esperanza de Guadalajara, muy activa
en esos años.
El 4 de
agosto de 1835 fue elegido concejal de la capital alcarreña, y en noviembre de
ese mismo año formó parte de la primera Diputación Provincial de Guadalajara
que se constituyó de acuerdo a la nueva división territorial diseñada por el
ministro Javier de Burgos en representación del distrito de la capital. En 1836
fue nombrado comandante de la Milicia Nacional y, aunque no se presentó
formalmente a los procesos electorales de julio de 1836 y otoño de 1837, en
ambos comicios obtuvo algunos votos, prueba del aprecio de algunos votantes
liberales.
Desde
siempre militó en las filas del liberalismo progresista, pero nunca fue un
exaltado, por lo que no es de extrañar que fuese miembro de la Junta
revolucionaria de la provincia que se constituyó en 1843, en apoyo del
pronunciamiento del general Ramón María Narváez y que en Guadalajara estaba
formada por progresistas antiesparteristas y moderados. Esa participación
activa le llevó en 1843 a ser elegido de nuevo diputado provincial, pero en
esta ocasión por el partido judicial de Brihuega.
Su actividad parlamentaria
Durante
la Década Moderada, no participó muy activamente en la política institucional,
con la excepción de su concurrencia a los últimos comicios de este período.
José María Medrano fue elegido diputado por la provincia de Guadalajara en las
elecciones celebradas el 4 de febrero de 1853, con un censo muy restringido de
tan solo 533 electores, de los que 441 ejercieron su derecho al sufragio y
únicamente obtuvo 249 votos, menos de la mitad de los alcarreños con derecho.
Presentada la documentación pertinente, se aprobó su acta el 5 de marzo de ese
mismo año, jurando su cargo el día 18 y ocupando su escaño.
El 10
de diciembre de 1853 se suspendieron temporalmente las Cortes por imposición
del jefe del gobierno, Luis José Sartorius, conde de San Luis, y permanecieron
cerradas hasta que se disolvieron finalmente en julio de 1854, así que José
María Medrano apenas estuvo nueve meses en el Parlamento, período durante el
que no perteneció a ninguna comisión ni se reseñó ninguna intervención suya en
el pleno del Congreso.
El 21
de julio de 1854, con motivo del pronunciamiento del general Leopoldo
O’Donnell, se formaron Juntas revolucionarias y en la de Guadalajara,
constituida casi exclusivamente por progresistas, participó de nuevo José María
Medrano, en esta ocasión como su presidente y se incorporó de nuevo como Miliciano Nacional de la 1ª
Compañía de caballería de la provincia.
En 1854
se convocaron nuevas elecciones para Cortes Constituyentes, según lo dispuesto
por la Constitución de 1837, aunque adoptando algunos cambios legales
posteriores. En agosto, los progresistas más destacados de la provincia, entre
los que se encontraba, convocaron una reunión para acordar una candidatura
progresista común, que estuvo formada por Pedro Gómez de la Serna, José María Medrano, Diego
García Martínez, Ramón Ugarte y José Guzmán y Manrique.
Celebrados
los comicios el día 4 de octubre de 1854, el censo electoral de la
circunscripción de Guadalajara se incrementó hasta sumar 8.965 votantes, de los
que 6.121 se acercaron a ejercer su derecho. Los resultados no ofrecieron dudas
de la voluntad del cuerpo electoral; Diego García Martínez obtuvo 5,920 votos, Pedro Gómez
de La Serna, 5,220; José María Medrano, 4,262 y José Guzmán y Manrique, 3,073,
siendo todos ellos elegidos en la primera vuelta. Para el último escaño en
disputa hubo que acudir a una segunda vuelta entre Ramón Ugarte, y los
progresistas disidentes Luis María Pastor Copo y Justo Hernández Pareja,
quedando excluido de toda opción José Manuel Collado, que era ministro de
Hacienda.
El 8 de
noviembre se incorporó a su escaño, y su actividad parlamentaria durante este
período constituyente estuvo marcada por las desavenencias entre los diputados
del centro político, entre los que se encontraba José María de Medrano, y los
de las facciones progresista y demócrata; como consecuencia de este
enfrentamiento, la Constitución que redactaron y aprobaron en 1855 nunca entró
en vigor y el 15 de septiembre de 1856 las Cortes fueron disueltas con
violencia.
Pero
también sufrió la inquina de los moderados, que desde el periódico El Occidente
le incluyeron en una lista de
diputados que, en contra de lo que decía la ley, ocupaban un escaño
parlamentario y tenían un cargo remunerado del gobierno. La prensa se hizo eco
de su respuesta, en la que declaraba “que ni ha admitido ni admitirá gracia,
honores, empleos, ni condecoración alguna, porque tiene ya el que más puede y
debe satisfacerle, que es haber desempeñado todos los cargos públicos más
honoríficos en su provincia, desde procurador síndico hasta gobernador y
presidente de la junta de gobierno de la misma, y todo por elección del pueblo,
y sin ser gravoso al estado, representándola también dos veces en la asamblea”.
Aunque
progresista de origen, se integró en la Unión Liberal, y desde el 29 de
diciembre de 1858 hasta el 19 de diciembre de 1860 ocupó la alcaldía de
Guadalajara con el apoyo de ese partido.
JUAN PABLO CALERO DELSO
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