DELGRÁS RIVAS, Mariano
[Escamilla,
1797 / Madrid, 14 de mayo de 1855]
Mariano
Delgrás Rivas nació en 1797 en Escamilla, un pueblo al sur de la provincia de
Guadalajara en la comarca de la Baja Alcarria, y falleció en Madrid el 14 de
mayo de 1855. Aunque no conocemos muchos datos de su vida personal, sabemos que
estuvo casado y que tuvo, al menos, dos hijos. Su hija contrajo matrimonio con
el también médico Serapio Escolar, que colaboró con él en alguno de sus
proyectos asociativos y editoriales, y su hijo Leopoldo contrajo matrimonio con
Carmen Escudero, con la que tuvieron un hijo, Virgilio Delgrás Escudero, que
murió en Guadalajara el 18 de agosto de 1866 con tan solo dos años de edad. Su
sobrino Antonio Delgrás y Rezano, que quedó huérfano a corta edad, fue un
destacado pedagogo y calígrafo que le dedicó en 1848 uno de sus primeros
libros: Caligrafía popular.
En
1818 comenzó sus estudios de Medicina en la Universidad de Alcalá de Henares,
pasando al Hospital General de Madrid para realizar sus prácticas. Al completar
su formación, fue nombrado médico del Hospital de los Irlandeses, en la
madrileña calle de Tabernillas y desde 1828 fue profesor en la Facultad de
Medicina de Madrid. Perteneció a la Real Academia de Medicina, que estuvo
temporalmente clausurada a partir de 1824 como consecuencia de la restauración
absolutista y que sólo se reabrió en 1836, y a Real Academia de Ciencias
Exactas, Físicas y Naturales, de la que fue uno de los primeros académicos
después de su fundación, por medio de un Real Decreto, el 25 de junio de 1847.
Por
su reconocida competencia médica, en distintas ocasiones prestó relevantes
servicios al Estado. En 1835 fue elegido para formar parte de la Comisión que
la Reina Gobernadora María Cristina de Borbón organizó para establecer las
bases definitivas de la Escuela de Veterinaria y en los años de la Regencia del
general Baldomero Espartero perteneció a la Junta Suprema de Sanidad.
En
1840 fue llamado al Palacio Real para dictaminar la conveniencia de que la
reina Isabel II tomase baños de aguas medicinales para aliviar la enfermedad de
la piel que la monarca padecía por entonces, siendo condecorado por sus
atinados consejos con la cruz de comendador de la Orden de Isabel la Católica
con fecha de 7 de marzo de 1842. Según la profesora Isabel Burdiel, con esta
solicitud para que se recomendase que la reina tomase las aguas termales
buscaba su madre, la regente María Cristina de Borbón, una excusa para poder
acercarse a Barcelona y tratar personalmente con el general Baldomero Espartero
la delicada situación política del reino, una crisis que acabó con su salida del
país y el cambio de Regencia.
El ejercicio de la medicina no le impidió implicarse en
la vida social, como lo demuestra su nombramiento como
vocal de la Comisión de Beneficencia de Madrid o su designación en 1854 como conservador
del Museo de Ciencias Naturales
de la capital. Además, en 1835 pertenecía a
la Milicia Nacional madrileña
y dos años después le encontramos en la lista de socios del Ateneo Literario,
Científico y Artístico de Madrid.
Promotor del asociacionismo
sanitario
Pero, sobre todo, Mariano
Delgrás destacó por su afán divulgador. Con los doctores Manuel Codorníu y
Manuel Ortiz Traspeña fundó el Boletín de
Medicina, cirugía y farmacia, que el 5 de junio de 1834 sacó su primer
número, por lo que es considerado el
promotor de la primera revista sanitaria que se publicó
en España, y de la que muy pronto quedo como único responsable. En 1853 el
grupo editor del Boletín se unió a la
redacción de la Gaceta Médica para
publicar El Siglo Médico, una de las
revistas más importantes y longevas de la abundante prensa sanitaria de la
España del siglo XIX. Su actividad en este campo de las publicaciones
científicas en nuestro país fue fundamental y así le fue reconocida.
Al calor del citado Boletín
se creó la “Biblioteca escogida de medicina y cirugía”, otra meritoria
iniciativa de Mariano Delgrás Rivas que, para satisfacer las necesidades
materiales del Boletín y de la
Biblioteca, adquirió una imprenta, instalada en el número 15 de la calle Amor
de Dios de Madrid, que con la razón social de Imprenta del Boletín de Medicina, cirugía y farmacia editó algunos libros científicos
de diversos autores.
Fue autor de numerosos artículos y monografías sobre
diferentes materias sanitarias y, además, tradujo al castellano alguna afamada
obra de autores extranjeros. De su producción escrita podemos reseñar su Memoria sobre el agua mineral de Solares en
la provincia de Santander, editada en 1828, o su traducción, junto con
Diego de Argumosa, de los Nuevos
elementos de patología médico-quirúrgica de los doctores Louis-Charles
Roche y L. J. Sanson, que se publicó en 1828 y que en 1836 ya había conocido
tres ediciones.
También
merece resaltarse su labor para organizar a los profesionales sanitarios y
mejorar sus condiciones de vida y de trabajo. Fue fundador y primer vicepresidente
de la Sociedad Médica General de Socorros Mutuos, una asociación mutual nacida
a raíz de la libertad de asociación profesional decretada en 1839, que tuvo al Boletín de Medicina, cirugía y farmacia
como órgano oficial desde 1841; en 1852 publicó sus Estatutos que fueron
impresos en su ya citado establecimiento tipográfico. Más adelante, presidió la
Confederación Médica Española que, en el año 1848, agrupaba a 7.000 médicos, y
al fallecer era presidente de la sociedad La Emancipación Médica. Y a través de
los Institutos de Medicina de Madrid y de Valencia,que le nombró como
su delegado en el Instituto Médico General de España y sus Islas adyacentes, procuró reorganizar y
dignificar el trabajo de los médicos rurales.
Su actividad parlamentaria
Fuertemente identificado con los valores
del liberalismo progresista, y atendiendo a su fama y prestigio, se presentó
como candidato a las elecciones legislativas del verano de 1839 dentro de una
candidatura progresista, obteniendo un resultado digno pero insuficiente para
ser elegido diputado a Cortes. El balance
de los cinco días de votación en los diez y ocho colegios electorales de que se
componía la provincia alcarreña fueron los siguientes: José Muñoz Maldonado, 1.391votos;
Ambrosio Tomás Lillo, 1.169; Joaquín Verdugo Lizáur, 1.078; el general La Hera,
1.075; Lucas García, 1.078; Francisco Romo Gamboa, 770; Mariano Delgrás, 758; Manuel Hidalgo Calvo,
743; y aún hubo otros candidatos que cosecharon menor número de papeletas. En
esa primera vuelta sólo ganó el escaño José Muñoz Maldonado.
Este
fracaso electoral no se debía a que por su ausencia de la provincia se le pudiese acusar de ser un candidato cunero pues, aunque no
residía en Guadalajara, mantenía una frecuente relación con su tierra natal,
como lo demuestra que en el mes de septiembre de 1840 fuese nombrado delegado
de la provincia alcarreña en la Junta Suprema Central que devolvió el poder a
los progresistas y llevó hasta la Regencia al general Baldomero Espartero.
En
los comicios celebrados del 27 de febrero de 1843 formó candidatura progresista
por el distrito alcarreño junto con Narciso Riaza y Vicente Peiró, una terna
que contaba con el apoyo de la Diputación Provincial. A pesar de ambas
circunstancias, cuando el 10 de marzo se reunió la Junta de escrutinio se
comprobó que ninguno de los candidatos había obtenido mayoría absoluta; de los
más de 5.000 electores censados sólo 3.319 habían ejercido su derecho a sufragio
y ninguno de los candidatos obtuvo al menos la mitad de los votos emitidos,
condición necesaria para ser proclamado diputado. La división de los
progresistas, enfrentados por la política del Regente Baldomero Espartero, al
que algunos apoyaban y contra el que otros conspiraban activamente, explica
este insuficiente resultado electoral. En la segunda vuelta el número de votos
se incrementó hasta los 3.957 y, en esta ocasión, Mariano Delgrás obtuvo la
confianza de 2.237 ciudadanos, lo que le permitió ocupar su escaño en Cortes el
día 26 de abril.
Decidido
a participar en la vida parlamentaria, se integró en la Sección Segunda del
Congreso de los Diputados y dio un único discurso de contestación al de la
Corona. Sin embargo, el 20 de mayo de 1843 el general Baldomero Espartero
disolvió las Cortes y puso fin a la legislatura, de tal manera que Mariano
Delgrás Rivas sólo fue diputado durante un mes. No volvió a participar en la
vida parlamentaria.
JUAN
PABLO CALERO DELSO
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