CAMINO NESSI, José
[Iloílo,
1890 / ]
Nació en lloílo, en el
archipiélago de las Filipinas, en el año 1890, de familia peninsular. Su madre llevaba el apellido italiano Nessi, el mismo que la madre del también escritor Pío Baroja, y su padre,
Alfredo Camino García, era un oficial del Cuerpo de Infantería del ejército que estuvo
destinado en Filipinas pero que, al terminar el dominio español en aquellas islas
del Océano Pacífico, se trasladó con su familia a la metrópoli y se estableció
en tierras alcarreñas, donde ascendió a teniente coronel y fue profesor de la
Academia de Ingenieros militares y jefe de la Caja de Reclutas. En Guadalajara contrajo segundas
nupcias con María Torcal Encabo y aquí falleció el 1 de marzo de 1912,
cincuenta y cuatro años después de su nacimiento en Majadahonda.
José Camino Nessi alcanzó el título de
Bachiller en septiembre de 1908, obteniendo en ese curso tres matrículas de
honor (en Agricultura, Historia Natural y Química General), mereciendo además
la nota de sobresaliente en ambos ejercicios del examen final de Bachillerato
(Ciencias y Letras) y consiguiendo el Premio Extraordinario en Ciencias del
Instituto de Guadalajara. Sus excelentes resultados académicos le orientaban
hacia los estudios científicos, de tal modo que en diciembre de 1907, siendo
aún estudiante, ofrecía en la prensa madrileña sus “Apuntes completos con
sujeción al programa oficial” de la asignatura de Química, editados por él mismo y que vendía al precio de tres
pesetas.
Sin embargo, no cursó
estudios superiores y desde muy joven ingresó como funcionario del Cuerpo de Telégrafos,
obteniendo un primer destino en Guadalajara como auxiliar en septiembre de 1906; su hermana, Carmen Camino Nessi, fue
una de las cinco primeras españolas que obtuvo una plaza de funcionaria,
concretamente en el Cuerpo de Estadística. En 1912, todavía empleado en la
capital alcarreña, ascendió de Oficial de Quinta clase a Cuarta clase, y poco
después se trasladó a la localidad soriana de Medinaceli, desde donde en 1915
solicitó y consiguió un destino en la oficina de telégrafos de San Sebastián, donde residió durante algún tiempo pues sabemos que participó en las actividades del Ateneo Guipuzcoano y en la vida cultural donostiarra, por lo menos hasta 1920.
Finalmente, tras tanto ajetreo, obtuvo una plaza definitiva de telegrafista en Madrid, residiendo en el
tercer piso del número 147 de la calle de Atocha.
Su obra literaria
Aunque siempre estuvo vinculado al Cuerpo de Telégrafos, supo compaginar su afición por la escritura con su actividad profesional. Así le podemos encontrar tanto dirigiendo la palabra a sus compañeros telegrafistas en distintos actos y conferencias de carácter laboral, como formando parte de la redacción de El Telégrafo Español, una revista ilustrada profesional y técnica, y, posiblemente, de Electra, otra revista profesional. Además, parece ser que junto con Hermán Izquierdo fue el autor de la obra El instalador de teléfonos, aunque no pudo ser editada en 1896 como se dice.
Sin embargo, no cabe duda de que su primera dedicación
fue la literatura. José Camino Nessi fue autor de una obra, en verso y en
prosa, que se encuadra en el modernismo español de principios del siglo XX.
Preguntado en 1929 el poeta Mauricio Bacarisse sobre a qué generación poética
pertenecía, respondía éste: “De la de 1914. Es decir, de
aquella en la que formaron conmigo Luis Fernández Ardavín, Camino Nessi, Joaquinito
Dicenta, Juan José Llovet, Rey Soto, por no citar más nombres”, un grupo de jóvenes
“rubenianos todos […] todos estábamos borrachos” de la luz de Rubén Darío.
La publicación en 1911 de su
primer libro de poemas para adultos, El
libro de los viejos decires, fue acogido con satisfacción por la crítica.
“Saludemos la aparición gentil de un poeta elegante y noble, José Camino Nessi,
que nos da una ofrenda espiritual de estirpe altísima”, decía El Heraldo de Madrid. Y añadía La Correspondencia de España: “He aquí
una revelación. Camino Nessi, poeta provinciano que nadie conocía, será, desde
la aparición de su libro, un beligerante en el campo de las letras […]
demuestra dos cosas: que su autor conoce admirablemente la vieja y gloriosa
poesía castellana, y que sabe, usando los antiguos ritmos, acomodar á ellos una
inspiración vigorosa, juvenil, fresca, lozanísima. Algunas de las poesías que
figuran en este volumen son de lo más bello que se ha escrito en España, en
materia de versos, desde hace veinte años”; por su parte, en La Lectura se podía leer: "La versificación de Camino Nessi es fluida y en ocasiones muy hábil. Maneja con singular gracejo los versos cortos, sin que en los demás el don del ritmo se le muestre esquivo". También en Guadalajara la prensa se
hizo eco de su publicación, y Vicente Ruiz Rojo animaba así desde Flores y Abejas al autor: “Mi más
sincera felicitación, Sr. Camino, y siga hermoseándose aún más en sus poesías
con el dolor, maestro de la humanidad, para sentir lo bueno, lo noble y lo
grande”.
Desde entonces sus poemas figuraron en
algunas de las más populares colecciones poéticas que se editaron en aquellos
años, como el Parnaso español
contemporáneo, seleccionado por José Brisa para la reconocida Casa
Editorial Maucci de Barcelona, o la completa antología que publicó en 1922 don
Ramón Segura de la Garmilla. Además, sus poemas se
publicaron en numerosas revistas de su tiempo. Destacan sus colaboraciones en la sección del "Cancionero" de El Heraldo de Madrid a partir de enero
de 1914, que recogía algunos de sus poemas en la primera página con
periodicidad irregular. Pero también encontramos versos de Camino Nessi en La Esfera, donde apareció en 1917 una composición suya con el significativo título de "Responso a Rubén", Por esos mundos y Fígaro
en 1916 y en 1919 en Grecia, una
revista de literatura sevillana. También en Blanco
y Negro, Nuevo Mundo, El Imparcial… Uno de los más curiosos es el poema que con el título de
“Un drama sobre el tablero” y subtitulado “poema de ajedrez con el asunto de
una partida de Morphy” vio la luz en marzo de 1930 en la revista valenciana Ajedrez. Sin embargo, en la década de los años veinte, sus publicaciones poéticas se redujeron, víctimas de lo que Cristóbal de Castro llamó "el ocaso de las liras" y Ernesto López-Parra denominó "los ruiseñores mudos". También participó en diferentes veladas artísticas, recitando sus poemas en el Ateneo de Madrid.
Su producción en prosa no
ganó tan generales aplausos; sin embargo, algunas críticas
fueron excesivamente despiadadas; así la revista humorística Gedeón, al comentar su novela La
ciudad del cielo, le decía: “¿Ha pensado usted bien lo que pide? Fíjese,
Sr. Camino Nessi. Nada menos que una opinión imparcial. ¿Dice usted que sí? Bueno, pues oiga: No escriba usted la
segunda novela”, aunque su primer relato en prosa había sido Fragancias de conseja, una serie de coloquios novelescos que habían salido de imprenta en 1911. Si bien es cierto que la novela no se acomodaba
al tono poético del modernismo, tampoco estuvo particularmente muy acertado al inclinarse hacia lo que
podemos llamar novela de tesis decimonónica. Quizás su estilo literario tuviese más fácil acomodo con la novela breve, pues en
1911 ganó el concurso de relatos que organizó el semanario Flores y Abejas con un cuento titulado Sacrificio, y en septiembre de 1925 la revista Blanco y Negro le publicó otra novela corta: Vidas de Tramontana.
Junto a las ya citadas, sus obras más destacadas
son: Versos para los niños, de 1910; El libro de los viejos decires,
una colección de poesías editadas en 1911; Fragancias
de conseja, unos coloquios novelescos que salieron de imprenta el mismo
año; y las novelas La ciudad del cielo,
de 1912; El caso de Sor Amor Hermoso,
que se editó en 1913 en la colección Los Contemporáneos; La vida estéril, de 1916; Bodas de humo, en 1919; el libro de
poemas Hogueras en la noche, de 1920…
Igualmente hizo distintas traducciones
literarias, entre las que podemos señalar obras de Pierre Loti (La primera juventud), de William
Shakespeare (Ensueño de una noche de
estío, en verso y prosa en 1920) o de Charles Dickens (en 1921 fue el traductor de Tiempos difíciles, por ejemplo). Y también escribió algún artículo para el semanario Flores y Abejas de Guadalajara.
JUAN PABLO CALERO DELSO
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