DANTÍN CERECEDA, Juan
[Madrid,
25 de diciembre de 1881 / 23 de octubre de 1943]
Nació en Madrid el 25 de
diciembre de 1881 y falleció en la misma ciudad el 23
de octubre de 1943. No tenemos muchos datos de su familia,
aunque sabemos que estuvo casado y que tuvo varios hijos.
En 1900 concluyó, con
sobresaliente, sus estudios de Bachillerato en el Instituto Cardenal Cisneros
de la capital de España; en 1904 consiguió, con premio extraordinario, la
licenciatura en Ciencias Naturales en la Universidad Central madrileña, donde en 1912 alcanzó, también con premio extraordinario, el grado de
doctor con una tesis titulada El
relieve de la Península Ibérica. Ensayo de un estudio geográfico-geológico sobre la
constitución e interpretación, que fue publicada
por la Junta para la Ampliación de Estudios.
Juan Dantín Cereceda fue uno de
los más eminentes geógrafos españoles del siglo XX, discípulo de los franceses
Paul Vidal de la Blache y Emmanuel de Martonne, y es considerado el introductor
en nuestro país de la escuela de la Geografía Regional y uno de los renovadores
de la ciencia geográfica española, que para él debía dejar de ser “la escudera
de la Historia”.
Su labor
docente e investigadora
En 1909 ganó por oposición la plaza
de profesor de Agricultura en el Instituto de Baeza, trasladándose al año
siguiente al de Albacete con la condición de catedrático.
En 1912 llegó a Guadalajara, donde permaneció como profesor
de su Instituto hasta el 24 de abril de 1922, ocupando la Secretaría del centro
durante, al menos, el curso 1917-1918. En 1919 comenzó a impertir clases en el
recién nacido Instituto-Escuela de Madrid, que nacía con el objetivo de aplicar
a la enseñanza oficial los principios de la Institución Libre de Enseñanza, y
en 1922 fue destinado al madrileño Instituto San Isidro, donde ocupó la Cátedra
de Agricultura, de la que había sido su primer titular Antonio Botija Fajardo,
que fue en repetidas ocasiones diputado por Sigüenza. Allí permaneció durante
el resto de su actividad docente y durante la Segunda República ocupó el cargo
de vicedirector.
Junto a esta meritoria labor
educativa, realizó una intensa tarea investigadora que contribuyó a modernizar
los estudios de Geografía en nuestro país. Entre 1904 y 1907 impartió clases en
la Universidad Central y desde 1911 fue profesor ayudante en el Laboratorio de
Geología del Museo de Ciencias Naturales de Madrid, colaborando estrechamente
con el profesor Eduardo Hernández Pacheco. En
1913 formó parte de una expedición a Marruecos de la Sociedad de Historia
Natural. En 1917 acudió a Sevilla para participar en el VI Congreso Nacional de
Ciencias formando la delegación de Guadalajara junto a los profesores Modesto Bargalló y Alberto Blanco Roldán y en
1926 formó parte de los organizadores del XIV Congreso Geológico Internacional
celebrado en Madrid.
En mayo de 1909 solicitó a la
Junta para la Ampliación de Estudios una beca para profundizar sus conocimientos
sobre el “Estudio de las algas” en la ciudad francesa de Boulougne-sur-Mer.
Como no se le concedió, la solicitó al año siguiente, en esta ocasión para ser
pensionado en el Instituto Nacional Agronómico de París y, al serle rechazada de
nuevo su solicitud, reiteró en 1912, también sin éxito, su petición para seguir el curso de
“Geología del suelo” en la Universidad de la Sorbona. Finalmente. en 1913 fue pensionado
para estudiar Geografía Física y Geología en la Sorbona de París y en la
Universidad de Estrasburgo, entonces bajo dominio alemán, con el profesor Karl
Sapper. Como resultado de su estancia en París publicó su trabajo “Evolución y
concepto actual de la Geografía moderna”, reincorporándose a su destino en
Guadalajara en junio de 1914.
Mientras estuvo en tierras alcarreñas se
integró plenamente en la sociedad arriacense de su tiempo, y así lo mismo se le podía
ver impartiendo una conferencia a los niños de
las escuelas de la ciudad para celebrar la Fiesta del Árbol, como participando
en alguna charla en la Casa del Pueblo, sede de la Federación de Sociedades
Obreras adherida a la UGT.
De regreso a Madrid perteneció a
la Real Sociedad Geográfica y al Patronato Central de Protección de Animales y
Plantas, se integró en el Centro de Estudios Históricos, un organismo filial de
la Junta para la Ampliación de Estudios que dirigía Ramón Menéndez Pidal, y en 1932
se incorporó al patronato del Museo Naval. En 1930 fue uno de los conferenciantes elegidos para impartir charlas a los alumnos del curso de español para extranjeros que se organizaba en Santander, embrión de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
Durante la Guerra Civil permaneció
en Madrid y fue reelegido Decano del Colegio de Doctores y Licenciados en
Ciencias y Letras de Madrid. Acabada la contienda fratricida,
mantuvo su plaza de Catedrático en el Instituto San Isidro de la capital tras superar el 5 de junio de 1940 el preceptivo expediente de depuración y,
otra vez de la mano del profesor Hernández Pacheco, colaboró con el Centro
Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el nuevo organismo con el que
las nuevas autoridades franquistas pretendieron recoger la acreditada herencia
de la Institución Libre de Enseñanza.
En el año 1940, y junto al profesor Antonio Revenga Carbonell, enunció un índice para evaluar la aridez de los suelos que se conoce como Índice Dantín-Revenga, y que aún hoy es utilizado en climatología, que pone en relación la temperatura media anual y la pluviosidad anual..
En el año 1940, y junto al profesor Antonio Revenga Carbonell, enunció un índice para evaluar la aridez de los suelos que se conoce como Índice Dantín-Revenga, y que aún hoy es utilizado en climatología, que pone en relación la temperatura media anual y la pluviosidad anual..
Sus
publicaciones
Fue autor de numerosos libros y
manuales. Destacamos Agricultura elemental
española, que conoció varias ediciones, Catálogo
metódico de las plantas cultivadas en España, Cómo
se enseña la geografía, Ensayo acerca de las
regiones naturales de España... Colaboró con la Editorial
Calpe, fundada por Nicolás María de Urgoiti y de la que José Ortega y Gasset
fue director editorial, que en su prestigiosa colección “Libros de la
Naturaleza” publicó sus trabajos La
vida de la Tierra, La historia de la Tierra y Las
plantas cultivadas. Asimismo, merece la pena citar su libro Dry-Farming ibérico. Cultivo de las tierras de
secano en las comarcas áridas de España, que fue publicado en 1916 en la Imprenta Gutenberg
de la ciudad de Guadalajara. En esta obra se recogen numerosos datos sobre las
tierras alcarreñas, resultado de sus trabajos de campo, que se resumen en un
interesante y documentado Apéndice.
También son interesantes sus publicaciones sobre geografía americana. Por encargo de
la Unión Ibero-americana, elaboró sobre un planisferio el “Mapa de la cultura
hispánica”, en el que se señalaban las academias, colegios, colonias españolas, colonias
sefarditas, sociedades culturales en América y Universidades de fundación
española. Se hizo una tirada en tamaño mural de varios miles de ejemplares que
se distribuyeron por los centros escolares de España y sus antiguas colonias.
Como colaborador, publicó con las principales instituciones nacidas de la renovación científica y pedagógica que impulsó de la Institución Libre de Enseñanza; así en 1925 salió de imprenta, con el patrocinio del Centro de Estudios Históricos, su trabajo sobre Distribución geográfica de la población en Galicia y, en 1934, editado por la citada Junta para la Ampliación de Estudios y el Instituto-Escuela, salió Exploradores y conquistadores de Indias, una selección de relatos geográficos enriquecida con sus notas, grabados y mapas. Además, formó parte de la redacción de la Revista de Pedagogía, de orientación institucionista, que dirigía el pedagogo socialista Lorenzo Luzuriaga y de la que también formaban parte Américo Castro, Manuel García Morente, Luis de Zulueta o Margarita Comas.
Como colaborador, publicó con las principales instituciones nacidas de la renovación científica y pedagógica que impulsó de la Institución Libre de Enseñanza; así en 1925 salió de imprenta, con el patrocinio del Centro de Estudios Históricos, su trabajo sobre Distribución geográfica de la población en Galicia y, en 1934, editado por la citada Junta para la Ampliación de Estudios y el Instituto-Escuela, salió Exploradores y conquistadores de Indias, una selección de relatos geográficos enriquecida con sus notas, grabados y mapas. Además, formó parte de la redacción de la Revista de Pedagogía, de orientación institucionista, que dirigía el pedagogo socialista Lorenzo Luzuriaga y de la que también formaban parte Américo Castro, Manuel García Morente, Luis de Zulueta o Margarita Comas.
En la prensa de Guadalajara, y sobre todo en Flores y Abejas, se publicaron diversos artículos
suyos, resultado de sus observaciones en las frecuentes excursiones que hacía
por la provincia; a pesar de sus ojos expertos de geógrafo, sus textos son
coloquiales y amenos, fijando la atención del lector tanto en la geografía
física como en la humana. También escribió en otras cabeceras, como el diario
madrileño Crisol, que dirigía Félix
Lorenzo que en 1932 fundó Luz; en
ambos escribió reseñas para su sección de Libros. Pero su actividad periodística más
destacada fue la dirección del semanario Castilla,
un periódico de ambición regional y orientación castellanista del que no
hemos podido consultar ningún número, que salió en la primavera de 1918 y cuya dirección tuvo que abandonar
en noviembre de 1918, atendiendo a “sus muchas ocupaciones”; como consecuencia, el semanario
se integró en el liberal La Crónica de
Guadalajara.
Menos conocida es su faceta de
poeta, que también cultivó. Reproducimos los primeros versos del poema que
publicó el 1 de mayo de 1915 en el semanario Flores
y Abejas, de Guadalajara: “Tengo un paseo amado y solitario / donde hay unos
ribazos florecidos: / y entre gualdas aliagas espinosas / hay matas de
aromáticos tomillos. // He cogido en uno, entre pedregales, / su flor
pequeñita, rosada y temprana… / ¡Cuán fragante, callada y humilde! / Tenía aún
rocío… del de la mañana… // ¡Poder de lo interno, invencible dueño! / No pude
cortarla sin vacilación: / su flor atrayente, rosada, temprana / fue, de un
algo vivo, representación. // Eres, mujer mía, dulce compañera, / florecita
humilde de mi pedregal… / ¡Sólo tu fragancia, tus tonos de rosa / han
cicatrizado llagas de mi mal! // Como ese tomillo sólo en el
camino / nadie te percibe: modesta sin par / cubres tus virtudes, como ciertas
flores / usan de sus hojas para se ocultar. // Mas yo, deleitado, aspiro tu
aroma. / Como los tomillos de orillas del río, / ¡Tu también me brindas,
florecita humilde, / fresca y olorosa, gotas de rocío!”.
Políticamente, y más allá de su filiación castellanista, no destacó por su adscripción permanente a ningún partido o corriente ideológica, aunque puede adivinarse su
orientación progresista; de hecho firmó algunos manifiestos públicos muy
significativos, como uno para que los maestros de
Primera Enseñanza quedasen excluidos de la obligación de impartir las clases de
Religión Católica, como hasta entonces estaban encargados de hacer aunque
violase su conciencia. También en 1918 firmó una
suscripción pública en apoyo al catedrático Julián Besteiro, encerrado en el
penal de Cartagena por formar parte del comité de la UGT que convocó la Huelga
General del verano de 1917.
Durante sus años en Guadalajara
fue presidente de la Liga Antigermanófila
de Guadalajara, que reunía durante la Primera Guerra Mundial a los partidarios
de los aliados occidentales, que solían ser los sectores más avanzados de la sociedad
española, mientras que las corrientes tradicionalistas apoyaban a los Imperios
Centrales, de lo que la incesante actividad de Claro Abánades es una buena
prueba.
JUAN PABLO CALERO DELSO
JUAN PABLO CALERO DELSO
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