PASARÓN LASTRA, Ubaldo
[Vivero, 16 de agosto de
1827 / Santo Domingo, 1 de marzo de 1864]
Nació en Vivero, en la
provincia de Lugo, el 16 de agosto de 1827 y falleció en Santo Domingo, capital
de la República Dominicana, el 1 de marzo de 1864.
Como sus hermanos mayores
Antonio, Celso y Benito, también siguió la carrera de las armas, siempre tutelado por
sus hermanos, que le protegieron y ayudaron en su carrera militar; hasta
su hermana María Josefa llamó Ubaldo a su segundo hijo, nacido en Ferrol el 17 de mayo de 1845, que también inició en 1857 la carrera de las armas como Guardiamarina. Perteneció al Arma de Ingenieros, como Antonio, y como él se formó en la Academia de Guadalajara. Terminado su período de formación, y con el empleo de Subteniente, estuvo destinado en el Regimiento de Granaderos de la Reina, en el que su hermano Celso era Teniente Coronel. Pasó al Regimiento de Soria y el 11 de julio de 1844 ascendió al empleo de teniente, siendo destinado al Regimiento de África número 7, que dejó temporalmente en mayo de 1847 para disfrutar de una licencia sin sueldo. Se reincorporó al servicio activo en 1848 en la Primera Compañía del 2º Batallón del Regimiento de Ingenieros.
su hermana María Josefa llamó Ubaldo a su segundo hijo, nacido en Ferrol el 17 de mayo de 1845, que también inició en 1857 la carrera de las armas como Guardiamarina. Perteneció al Arma de Ingenieros, como Antonio, y como él se formó en la Academia de Guadalajara. Terminado su período de formación, y con el empleo de Subteniente, estuvo destinado en el Regimiento de Granaderos de la Reina, en el que su hermano Celso era Teniente Coronel. Pasó al Regimiento de Soria y el 11 de julio de 1844 ascendió al empleo de teniente, siendo destinado al Regimiento de África número 7, que dejó temporalmente en mayo de 1847 para disfrutar de una licencia sin sueldo. Se reincorporó al servicio activo en 1848 en la Primera Compañía del 2º Batallón del Regimiento de Ingenieros.
En 1855 fue trasladado a la
isla de Cuba, donde su hermano Ramón había sido nombrado Intendente General. En
1861 la República Dominicana solicitó ser anexionada de nuevo a España, aunque
esta decisión contó con la firme oposición de muchos dominicanos, por lo que el
general Domingo Dulce, que entonces era Capitán General de Cuba, envió tropas
españolas a la isla de Santo Domingo. Ubaldo Pasarón Lastra ya había
permanecido seis años en el Caribe, por lo que podía haber solicitado un nuevo
destino en la Península, pero prefirió formar parte de esta expedición militar.
Aunque la Guerra de la Restauración no comenzó hasta
1863, desde 1862 hubo actividad guerrillera en la República Dominicana (asalto
a la guarnición de Moca, partidas armadas en El Cercado...). Ubaldo Pasarón,
que siempre había tenido una salud delicada, participó en la campaña militar y contrajo unas fiebres en el campamento de Santa
Cruz del Seibo, con el fatal resultado de que, poco después, falleció en la ciudad de Santo Domingo.
Su
obra literaria
Desde muy joven mostró una gran
inclinación por la literatura. Durante su estancia en la Academia de Ingenieros
militares de Guadalajara dio a la imprenta sus primeros artículos en El Buen Deseo, un periódico publicado en la capital alcarreña en aquel tiempo. En su número del 16 de septiembre de 1846 se reprodujo este soneto,
titulado “A un sauce”:
“¡Sauce! Tu lloras sin hallar consuelo
/ y destilas el llanto del rocío / y siempre solitario y siempre frío / empapas
con tus lágrimas el suelo. // Tu no encuentras solaz a tu desvelo / ni te
placen las auras del estío / y sufres el horror del hado impío / sumido en
triste y eternal anhelo. // Tu indiferente escuchas los cantares / que te
brindan los dulces ruiseñores / en combinado y armonioso trino... // Cargado yo
también con mis pesares / cual tú, Sauce, sucumbo a mis dolores / llorando
siempre mi fatal destino”.
Siguió colaborando con otras
revistas como la madrileña El
Trono y la Nobleza, en la que también escribió Gustavo Adolfo
Becquer. Además, publicó una colección de poemas en dos tomos, titulada Poesías y Leyendas, y varias obras para
el teatro: Una página de amor, Todos son locos, Por honor, vida y amor o La
verdad contra el derecho y se puso música a alguna de sus composiciones
poéticas, como La tórtola.
Supo aunar su afición por la literatura y su
conocimiento militar escribiendo numerosos artículos y tratados de la ciencia
castrense. Fue redactor de La
Iberia Militar y colaborador de otras publicaciones.
Escribió el volumen sobre “Arte Militar” de la Enciclopedia Moderna del impresor Francisco de Paula Mellado, la
primera enciclopedia publicada en España y que constaba de 34 tomos que fueron
publicados entre 1851 y 1855. También publicó Instrucción castramentaria o breve método para acampar la Infantería en
yermos y despoblados y Milicia y
Organización, donde consignaba curiosas
noticias acerca de la literatura militar española. A él se debe también un Atlas crítico de la historia de España y
Universal del Adelanto humano desde la edad más remota hasta nuestros días,
publicado en 1860.
También mostró interés por las relaciones de España con el norte de África, redactando el prólogo para una nueva edición del Compendio de la historia de los árabes y bereberes de Florián Caballero que vio la luz en Nueva York en 1860, o publicando tres notables artículos bajo el título común de “Marruecos y su plan de conquista por España”. Finalmente, en 1860 publicó en cuatro volúmenes sus obras completas, que abarcaban todas las materias, y que se editaron en Nueva York y en La Habana.
También mostró interés por las relaciones de España con el norte de África, redactando el prólogo para una nueva edición del Compendio de la historia de los árabes y bereberes de Florián Caballero que vio la luz en Nueva York en 1860, o publicando tres notables artículos bajo el título común de “Marruecos y su plan de conquista por España”. Finalmente, en 1860 publicó en cuatro volúmenes sus obras completas, que abarcaban todas las materias, y que se editaron en Nueva York y en La Habana.
Precursor de la aerostación
La solicitud de la
patente no estaba basada exclusivamente en una quimera, y llegó a exponer sus
teorías en un folleto titulado “Pilotaje aereonáutico por Don Ubaldo Pasaron y
Lastra, descubridor de la navegación atmosférica”, en el que explicaba que
utilizado para el reparto del correo, su “flotante correo universal
circunnavegador” podría transportar hasta cien millones de cartas en una sola
semana.
Aunque su estudio le convierte en un precursor de los
dirigibles y, por lo tanto, de la navegación aérea, la noticia fue acogida en
Cuba y en España con escepticismo o con burla. En La Discusión se leía “Pronto volaremos. El
gobierno superior de la isla de Cuba ha concedido patente de privilegio por
cinco años á D. Ubaldo Pérez Pasaron Lastra y Trelles, para el uso y propiedad
de una máquina aeronáutica que ha inventado para la traslación de lastres y
personas á cualquiera distancia”, añadiendo La España que si el invento no se
caía, quizás “no pueda trasportar los
muchos laureles con que le adornará el mundo”.
Sin embargo, y a pesar de sus intentos por desmontar las críticas
públicas con la publicación de su libro, no cesaron las bromas sobre el
inventor, hasta el punto que el periódico satírico madrileño El Moro Muza le dedicó un artículo
jocoso en la primera página de uno de sus números. Su temprana muerte le
impidió llevar a la práctica su proyecto y acallar las dudas sobre la
viabilidad de su dirigible.
JUAN PABLO CALERO
DELSO
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