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martes, 27 de junio de 2017

BONIFACIO CORONA Y ROMO

CORONA Y ROMO, Bonifacio
[Cifuentes, 1784 - ]

Bonifacio Corona y Romo nació en la villa alcarreña de Cifuentes, en la provincia de Guadalajara, en 1784. Era hijo de Pedro Corona López de Mendoza, un abogado en ejercicio de los Reales Consejos, con residencia en la citada villa de Cifuentes, que era muy apreciado por sus vecinos porque él y Juan Caballero, como representantes del concejo, pleitearon contra los Condes de Cifuentes por la propiedad del molino llamado “de la Balsa”, obteniendo en 1804 una sentencia favorable que fue tan celebrada por el pueblo que se colocó una lápida conmemorativa. La familia Corona era una de las principales de la villa durante el siglo XVIII; en 1752 Manuel Corona era uno de los alcaldes ordinarios de la villa y Vicente Peña Corona, fallecido en 1777, fue un culto y caritativo sacerdote que ejerció de párroco de distintas iglesias de Madrid.
Bonifacio Corona comenzó en 1800 sus estudios de Derecho en la Academia de Santa María de Jesús de la Universidad de Alcalá de Henares, recibiendo el grado de Bachiller en Cánones y en Leyes el 11 de junio de 1805, trasladándose al año siguiente a la Universidad de Zaragoza, donde continuó sus estudios durante los cursos de 1806 a 1808 matriculándose en Derecho Patrio y Leyes. El estallido de la Guerra de la Independencia, ese mismo año, le impidió completar su formación académica y obtener la habilitación para ejercer como abogado a la que habría tenido derecho en 1809, al alcanzar la mayoría de edad. En los años de la ocupación napoleónica desempeñó como funcionario distintos puestos administrativos, siendo finalmente empleado en la Contaduría principal de rentas de la provincia de Guadalajara, sin señalarse por su patriotismo en el conflicto bélico. Además, a la muerte de su padre administró las fincas rústicas de las que era propietario en la provincia de Guadalajara, sobre todo en la comarca alcarreña.

Su acción política
En 1814, terminada la contienda, solicitó que se le convalidasen los diez años de práctica que eran preceptivos para ser admitido a examen para ejercer como abogado de los Reales Consejos, alegando entre sus méritos que había actuado como secretario de su padre mientras aquél ejerció como abogado de los Reales Consejos. Las Cortes, en sesión celebrada el 11 de marzo de ese año, trataron su petición que fue aceptada, pero suspendió el examen en primera instancia, por lo que solicitó ser examinado de nuevo invocando el largo tiempo transcurrido desde que había realizado sus estudios y los servicios prestados a la nación durante la invasión francesa. Finalmente, obtuvo la licencia que le permitía actuar como abogado.
En 1836, siendo promotor fiscal del juzgado de Cifuentes, fue sancionado por el juez con la pérdida de la mitad de sus haberes a causa de las dilaciones e irregularidades en el proceso contra el cura párroco de Cifuentes, varios monjes y clérigos de sus conventos y algunos ciudadanos, acusados de simpatizar, cuando no de colaborar abiertamente, con la insurrección carlista. No había mucha costumbre en los pueblos de la Alcarria de encausar, encerrar y desterrar a sacerdotes, por lo que se puede entender que la acusación a Bonifacio Corona de falta de diligencia y equidad en sus actuaciones, fuese cierta y seguramente se debiese más a una falta de voluntad de enfrentarse con personas tan importantes en un período tan inestable que a sus simpatías por la causa del pretendiente, pues en agosto de 1820, al asentarse de nuevo el régimen constitucional, presentó una hoja de méritos reclamando algún cargo en la administración pública del Estado liberal.
Políticamente se identificó con la fracción moderada del liberalismo, y así lo puso de manifiesto encabezando a los vecinos de Cifuentes que expresaron públicamente su apoyo a la reina Isabel II y al general Ramón María de Narváez por haber aplastado a los “trastornadores del orden público”, es decir, por liquidar el frustrado alzamiento revolucionario de la primavera de 1848, eco de la Revolución que sacudía al continente europeo.
Una posición política que quizás influyese para que el 7 de marzo de 1849 fuese nombrado provisionalmente Juez de Primera Instancia de Cifuentes en sustitución de su titular, José García Herráiz, que se encontraba ausente. Aunque informó puntualmente que tomaba posesión del juzgado cifontino, la Sala de Gobierno de la Audiencia de Madrid le comunicó oficialmente que no había prestado el juramento preceptivo, por lo que su nombramiento fue cuestionado por dicha Sala. El día 29 de mayo se le comunicó que debía dejar de desempeñar ese cargo, sin que hubiese tomado efectivamente posesión del cargo.

Elección y actividad parlamentaria
En el agitado año de 1843, en el que se sucedieron hasta tres legislaturas, fue elegido Senador por la provincia de Guadalajara junto a Francisco Romo y Gamboa en los terceros comicios de ese año, cuando los moderados ya se habían hecho de nuevo con las riendas del poder. Se procedió entonces a la elección de los nuevos parlamentarios en una sesión celebrada el día 27 de septiembre a la que asistieron los diputados provinciales y los comisionados de todos los distritos electorales de la provincia, tal y como se informaba el día 3 de noviembre de 1843 en el Boletín Oficial de la Provincia de Guadalajara. Con fecha de 30 de septiembre la reina Isabel II procedió a firmar el decreto con su nombramiento.
Aunque la sesión de apertura de la legislatura se celebró el 15 de octubre, él no juró su cargo hasta el día 3 de noviembre, tomando entonces posesión de su escaño. La causa de esta dilación fue la duda sobre su aptitud legal para ocupar un puesto en la Cámara Alta. Por un Real Decreto del 10 de julio de 1844 se disolvió la Cámara y se renovó un tercio de los senadores, permaneciendo Bonifacio Corona en el Senado durante la siguiente legislatura, que se abrió el 10 de octubre de 1844 y que estuvo dedicada a la elaboración y aprobación de la nueva Constitución.
Aprobada ésta, se cerró la legislatura constituyente, pues de acuerdo a la nueva Constitución los senadores eran nombrados directamente por el monarca, sin límite en su número y sin intervención de las provincias. Abierta la legislatura de 1845, Bonifacio Corona no fue uno de los senadores nombrados por la reina.
No formó parte de la Mesa del Senado en ninguna de las dos legislaturas y se alineó políticamente con el partido moderado. Perteneció a las Comisiones que se instituyeron para valorar la pertinencia de nuevos arbitrios en la provincia de Valladolid para que la Diputación pudiese satisfacer las fuertes deudas contraídas a causa de la Guerra Carlista y la concesión de una pensión a la viuda del general Diego de León, que en 1841 se había pronunciado en Madrid contra el gobierno progresista del general Baldomero Espartero y había sido fusilado por ello.
Perdido su escaño en el Senado, en las elecciones celebradas en julio de 1847, en pleno régimen moderado, fue elegido diputado provincial por el distrito de Cifuentes.
JUAN PABLO CALERO DELSO

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