CORONA Y ROMO, Bonifacio
[Cifuentes,
1784 - ]
Bonifacio
Corona y Romo nació en la villa alcarreña de Cifuentes, en la provincia de Guadalajara,
en 1784. Era hijo de Pedro Corona López de Mendoza, un abogado en ejercicio de
los Reales Consejos, con residencia en la citada villa de Cifuentes, que era
muy apreciado por sus vecinos porque él y Juan Caballero, como representantes
del concejo, pleitearon contra los Condes de Cifuentes por la propiedad del
molino llamado “de la Balsa”, obteniendo en 1804 una sentencia favorable que
fue tan celebrada por el pueblo que se colocó una lápida conmemorativa. La
familia Corona era una de las principales de la villa durante el siglo XVIII;
en 1752 Manuel Corona era uno de los alcaldes ordinarios de la villa y Vicente
Peña Corona, fallecido en 1777, fue un culto y caritativo sacerdote que ejerció
de párroco de distintas iglesias de Madrid.
Bonifacio
Corona comenzó en 1800 sus estudios de Derecho en la Academia de Santa María de
Jesús de la Universidad de Alcalá de Henares, recibiendo el grado de Bachiller
en Cánones y en Leyes el 11 de junio de 1805, trasladándose al año siguiente a
la Universidad de Zaragoza, donde continuó sus estudios durante los cursos de
1806 a 1808 matriculándose en Derecho Patrio y Leyes. El estallido de la Guerra
de la Independencia, ese mismo año, le impidió completar su formación académica
y obtener la habilitación para ejercer como abogado a la que habría tenido
derecho en 1809, al alcanzar la mayoría de edad. En los años de la ocupación
napoleónica desempeñó como funcionario distintos puestos administrativos,
siendo finalmente empleado en la Contaduría principal de rentas de la provincia
de Guadalajara, sin señalarse por su patriotismo en el conflicto bélico. Además,
a la muerte de su padre administró las fincas rústicas de las que era
propietario en la provincia de Guadalajara, sobre todo en la comarca alcarreña.
Su acción política
En
1814, terminada la contienda, solicitó que se le convalidasen los diez años de
práctica que eran preceptivos para ser admitido a examen para ejercer como
abogado de los Reales Consejos, alegando entre sus méritos que había actuado
como secretario de su padre mientras aquél ejerció como abogado de los Reales
Consejos. Las Cortes, en sesión celebrada el 11 de marzo de ese año, trataron
su petición que fue aceptada, pero suspendió el examen en primera instancia,
por lo que solicitó ser examinado de nuevo invocando el largo tiempo transcurrido
desde que había realizado sus estudios y los servicios prestados a la nación
durante la invasión francesa. Finalmente, obtuvo la licencia que le permitía
actuar como abogado.
En
1836, siendo promotor fiscal del juzgado de Cifuentes, fue sancionado por el
juez con la pérdida de la mitad de sus haberes a causa de las dilaciones e
irregularidades en el proceso contra el cura párroco de Cifuentes, varios
monjes y clérigos de sus conventos y algunos ciudadanos, acusados de
simpatizar, cuando no de colaborar abiertamente, con la insurrección carlista.
No había mucha costumbre en los pueblos de la Alcarria de encausar, encerrar y
desterrar a sacerdotes, por lo que se puede entender que la acusación a
Bonifacio Corona de falta de diligencia y equidad en sus actuaciones, fuese
cierta y seguramente se debiese más a una falta de voluntad de enfrentarse con
personas tan importantes en un período tan inestable que a sus simpatías por la
causa del pretendiente, pues en agosto de 1820, al asentarse de nuevo el régimen
constitucional, presentó una hoja de méritos reclamando algún cargo en la
administración pública del Estado liberal.
Políticamente
se identificó con la fracción moderada del liberalismo, y así lo puso de
manifiesto encabezando a los vecinos de Cifuentes que expresaron públicamente
su apoyo a la reina Isabel II y al general Ramón María de Narváez por haber
aplastado a los “trastornadores del orden público”, es decir, por liquidar el
frustrado alzamiento revolucionario de la primavera de 1848, eco de la
Revolución que sacudía al continente europeo.
Una
posición política que quizás influyese para que el 7 de marzo de 1849 fuese
nombrado provisionalmente Juez de Primera Instancia de Cifuentes en sustitución
de su titular, José García Herráiz, que se encontraba ausente. Aunque informó
puntualmente que tomaba posesión del juzgado cifontino, la Sala de Gobierno de
la Audiencia de Madrid le comunicó oficialmente que no había prestado el
juramento preceptivo, por lo que su nombramiento fue cuestionado por dicha
Sala. El día 29 de mayo se le comunicó que debía dejar de desempeñar ese cargo,
sin que hubiese tomado efectivamente posesión del cargo.
Elección y actividad parlamentaria
En
el agitado año de 1843, en el que se sucedieron hasta tres legislaturas, fue
elegido Senador por la provincia de Guadalajara junto a Francisco Romo y Gamboa
en los terceros comicios de ese año, cuando los moderados ya se habían hecho de
nuevo con las riendas del poder. Se procedió entonces a la elección de los
nuevos parlamentarios en una sesión celebrada el día 27 de septiembre a la que
asistieron los diputados provinciales y los comisionados de todos los distritos
electorales de la provincia, tal y como se informaba el día 3 de noviembre de
1843 en el Boletín Oficial de la
Provincia de Guadalajara. Con fecha de 30 de septiembre la reina Isabel II
procedió a firmar el decreto con su nombramiento.
Aunque
la sesión de apertura de la legislatura se celebró el 15 de octubre, él no juró
su cargo hasta el día 3 de noviembre, tomando entonces posesión de su escaño.
La causa de esta dilación fue la duda sobre su aptitud legal para ocupar un
puesto en la Cámara Alta. Por un Real Decreto del 10 de julio de 1844 se
disolvió la Cámara y se renovó un tercio de los senadores, permaneciendo
Bonifacio Corona en el Senado durante la siguiente legislatura, que se abrió el
10 de octubre de 1844 y que estuvo dedicada a la elaboración y aprobación de la
nueva Constitución.
Aprobada
ésta, se cerró la legislatura constituyente, pues de acuerdo a la nueva
Constitución los senadores eran nombrados directamente por el monarca, sin
límite en su número y sin intervención de las provincias. Abierta la
legislatura de 1845, Bonifacio Corona no fue uno de los senadores nombrados por
la reina.
No
formó parte de la Mesa del Senado en ninguna de las dos legislaturas y se
alineó políticamente con el partido moderado. Perteneció a las Comisiones que
se instituyeron para valorar la pertinencia de nuevos arbitrios en la provincia
de Valladolid para que la Diputación pudiese satisfacer las fuertes deudas contraídas
a causa de la Guerra Carlista y la concesión de una pensión a la viuda del
general Diego de León, que en 1841 se había pronunciado en Madrid contra el
gobierno progresista del general Baldomero Espartero y había sido fusilado por
ello.
Perdido
su escaño en el Senado, en las elecciones celebradas en julio de 1847, en pleno
régimen moderado, fue elegido diputado provincial por el distrito de Cifuentes.
JUAN
PABLO CALERO DELSO
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