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sábado, 24 de junio de 2017

JOSÉ MARÍA DE BELADÍEZ HERRERA

BELADÍEZ HERRERA, José María de
[Atienza, 1768 / Miedes de Atienza, febrero de 1838]

José María de Beladíez nació en la villa de Atienza en el año 1768 y falleció en el vecino pueblo de Miedes de Atienza en febrero de 1838. Era hijo de José Beladíez Ortega de Castro, natural de Atienza, y de María del Carmen Herrera de Azoños, de Santander. Fueron sus abuelos paternos Francisco Beladíez y Josefa Ortega de Castro, que vieron la luz en la villa atencina, y los maternos eran Francisco Antonio Herrera, marqués de Conquista Real, y Rosa de Azoños, ambos nacidos en la capital cántabra.
Todos sus antepasados eran hidalgos y cristianos viejos, los Beladíez, con casa solariega en Miedes; no desmerecieron los hermanos Beladíez Herrera el linaje de su familia. El primogénito, Joaquín, estudió en el Seminario de Nobles de Madrid, y en el año 1800 fue causa de un curioso pleito provocado por su frustrado matrimonio con la seguntina Ángela García Herreros, hija de José Ventura García Herreros. El enlace matrimonial no se celebró y José de Beladíez Ortega pleiteó para recuperar el importe de los vestidos y joyas que había comprado y entregado a Ángela García Herreros sin que ella o su familia los devolviese al frustrarse la boda. Otro hermano, Roque Beladíez, estudió en la Universidad de Alcalá de Henares y fue Intendente de la provincia de Guadalajara y Administrador de Rentas en distintos destinos.
José María de Beladíez contrajo matrimonio con María Gertrudis Garabayieta, con la que tuvo varios hijos; uno de ellos, Ángel de Beladíez Garabayieta, contrajo matrimonio con Manuela García Duarte y falleció en 1890.
En 1783, después de haber superado los preceptivos exámenes de latinidad y retórica, se matriculó en la Universidad de Alcalá de Henares para cursar la carrera de Derecho. El 30 de octubre de 1788 obtuvo el título de Bachiller en Cánones, némine discrepante, y el 10 de junio de 1789 el de Bachiller en Leyes. Tres años después, el 10 de junio de 1792, alcanzó el grado de Licenciado en Leyes y el día 17 del mismo mes y año ganó el título de Doctor. Durante su estancia en la Universidad de Alcalá de Henares perteneció a la Academia de Jurisprudencia de Santa María de Jesús, ocupando el cargo de Vicesecretario y participando en diferentes debates y actividades académicas.
Por sus amplios conocimientos jurídicos permaneció en la Universidad alcalaína; en junio de 1794 fue nombrado Examinador de cursantes juristas mientras preparaba sus oposiciones a una cátedra, sustituyendo en los cursos de 1793 y 1795 a los catedráticos de Filosofía Moral y de Instituciones canónicas de ese centro universitario. En febrero de 1793, cumplida la mayoría de edad exigida, obtuvo la autorización para ejercer como abogado ante los Reales Consejos.
Volvió a residir en la comarca serrana de la entonces provincia de Guadalajara, donde ostentaba el cargo de Alguacil Mayor perpetuo de Atienza, atendiendo a sus intereses particulares y a su rico patrimonio agrícola; como las principales familias de su comarca natal, había heredado una copiosa hacienda basada en la ganadería trashumante. Así le vemos en estos años pleitear con otros ganaderos o concejos en defensa de sus derechos de pastos y otros privilegios: en 1829 llegó a hacerlo con su hermano Roque de Beladíez y Manuel Francisco Martínez de Azagra, de Almazán, con motivo de la entrega de unos bienes raíces.

Su actividad política
Con motivo de los graves sucesos políticos que sacudieron el país en los primeros meses de 1808, José María de Beladíez se opuso públicamente al rey José I Bonaparte y se mostró ferviente partidario de Fernando VII, presidiendo la Junta patriótica de Sigüenza, lo que le valió ser elegido diputado por la provincia de Guadalajara para las Cortes extraordinarias convocadas en Cádiz en 1810, donde se posicionó claramente dentro de la facción de los absolutistas o serviles, que defendían la permanencia de las instituciones políticas, económicas y sociales del Antiguo Régimen, en contra del sentir mayoritario de la Cámara. En Cádiz, según sus propias palabras, “manifestó en todas ocasiones la más decidida adhesión al Altar y al Trono, motivo por el que el partido anarquista buscó un pretexto para anular sus poderes” y los del otros diputado por Guadalajara, el sacerdote Andrés Esteban que, con el tiempo, llegó a ocupar el obispado de Jaén.
Llevó su enfrentamiento con el nuevo régimen liberal hasta el punto de negarse en dos ocasiones a jurar la Constitución, lo que motivó que fuese reconvenido por el pleno de las Cortes; así, en la sesión celebrada el 17 de marzo de 1812, dos días antes de la solemne proclamación constitucional, se lee en el Diario de Sesiones: “También se acordó, que tanto a los Sres. Llamas y Eguía, como a los Sres. Puñonrostro, Mejía, Beladíez y D. Simón López, que no habían contestado al oficio que, de orden de las Cortes, les pasaron sus Secretarios en 15 del corriente, previniéndoles que asistiesen en los días 18 y 19 á firmar y jurar la Constitución, se les comunicara nuevo aviso para que concurran a firmar la Constitución política de la Monarquía española, y jurar lisa y llanamente guardarla; diciéndoles que si no lo hiciesen así, se procederá contra ellos, conforme a lo acordado”. En junio de 1813 fue elegido concejal en el primer ayuntamiento constitucional de la ciudad de Guadalajara, que tuvo breve vida.
Reintegrado Fernando VII al trono y desbaratada toda la obra legislativa de las Cortes de Cádiz, volvió José María de Beladíez a sus asuntos particulares en la comarca de Atienza. Aún tuvo ocasión de retornar a la actividad política durante el Trienio Liberal, en el que no sólo rechazó los cargos y honores que se le ofrecieron, sino que afirmaba que “durante el sistema de la rebelión ha sido uno de los más enemigos de él”, acogiendo en su casa de Miedes a perseguidos por la justicia y hospedando y colaborando con el jefe de una partida guerrillera realista.
Cuando, después de la muerte del rey Fernando VII, subió al trono su hija y lentamente el régimen liberal se fue asentando en España, sabemos que José María Beladíez, aunque seguramente sin cambiar sus ideas, participó en los procesos electorales, ejerciendo el sufragio al que siempre tuvo derecho aunque fuese muy restringido y, a pesar de sus ideas, no tenemos noticia de que participase en la activa lucha guerrillera de los carlistas de Atienza y su comarca.
Al morir, en febrero de 1838, estaba viudo y dejaba hijos menores de edad, entonces la mayoría estaba fijada en los 25 años, y hubo que nombrar un curador que velase por ellos.
JUAN PABLO CALERO DELSO

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