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sábado, 30 de marzo de 2019

MARIANO RIPOLLÉS BARANDA

RIPOLLÉS BARANDA, Mariano
[La Almolda, febrero de 1842 / Baños de Segura, 29 de julio de 1909]

Mariano Ripollés Baranda nació en febrero de 1842 en el pueblo aragonés de La Almolda, en la comarca de los Monegros de la provincia de Zaragoza, y falleció en el balneario turolense de Baños de Segura el 29 de julio de 1909, siendo su cadáver trasladado a la localidad de Albalate del Arzobispo, donde fue enterrado y en donde tenía fuertes lazos familiares. Era hijo de José Valero Ripollés Morata, maestro de primeras letras en La Almolda, y de Juana Baranda Andrea, también hija de un maestro, y tuvo al menos un hermano, llamado Andrés que, después de estudiar en la Academia de Ingenieros militares de Guadalajara, alcanzó el grado de comandante en el ejército y fue el primer socio de mérito de la Sociedad Colombófila de Cataluña, la primera de carácter civil que hubo en España. Él también contrajo matrimonio y tuvo, al menos, un hijo que se llamaba Mariano Ripollés Vaamonde.
Cuando completó sus estudios de bachillerato en el Instituto de Segunda Enseñanza de Zaragoza en 1861, se matriculó en la Facultad de Leyes de la Universidad de la capital aragonesa, donde consiguió en 1865 la licenciatura en Derecho Civil y Canónico, doctorándose en Leyes en la Universidad Central de Madrid en el año 1867, con su tesis ¿Cuáles son la extensión y los efectos de la sociedad conyugal?, obteniendo siempre las más altas calificaciones. Desde muy joven, Mariano Ripollés se dedicó al mundo del derecho desde todas las perspectivas. En 1866 ingresó en el Colegio de Abogados de Zaragoza, y en la capital aragonesa ejerció la abogacía, ganando clientela y prestigio en el ejercicio libre de su profesión.
 Pero, al mismo tiempo, participó en el Congreso de Jurisconsultos Aragoneses, organizado en 1880 por Joaquín Costa, que marcó el inicio de la recuperación del derecho foral aragonés, de la que fue insigne abanderado. Formó parte de la Academia Jurídico-Práctica aragonesa, que llegó a presidir en 1885, y desde la que intervino en la redacción del nuevo Código Civil, consiguiendo que el Derecho Foral fuese considerado supletorio en la jurisprudencia española; un movimiento de recuperación que concluyó al publicarse en 1888 en dos volúmenes la obra Legislación Foral de España. Derecho vigente en Aragón. En 1899 fue designado vocal por Aragón de la Comisión General de Codificación del Ministerio de Gracia y Justicia y, cuando él ya había fallecido, mediante un Real Decreto del 7 de diciembre de 1925 se aprobó el Apéndice al Código Civil correspondiente al Derecho Foral aragonés.

Su actividad docente
También se dedicó muy pronto a la docencia; en su juventud, y mientras completaba su formación universitaria, impartió en Zaragoza clases de la cátedra de Psicología, Lógica y Ética en su Instituto de Segunda Enseñanza y de algunas asignaturas en la Facultad de Leyes, aunque siempre de forma provisional y por enfermedad de sus titulares. Pero desde el año 1868 se orientó definitivamente hacia la práctica docente en leyes; primero como auxiliar y luego como titular en la Universidad zaragozana, para dejar de impartir clase en 1870 con el firme propósito de estudiar para concurrir a las oposiciones a cátedras de Derecho.
Después de algún intento frustrado, finalmente, en 1874 obtuvo la cátedra de Ampliación de Derecho Civil de la Universidad de Oviedo, y al curso siguiente se trasladó a la de Salamanca, de cuya Facultad fue secretario. Diferentes problemas de salud y dificultades en la economía familiar, interrumpieron y obstaculizaron su trabajo en la universidad salmantina, mientras pugnaba repetidamente por trasladarse a la capital aragonesa, aunque hasta el año 1879 no consiguió su traslado a la Universidad zaragozana, de la que fue Rector entre 1900 y 1907; en este centro universitario primero se hizo cargo de la Cátedra de Derecho Romano, luego ocupó la de Derecho Natural y, desde el año 1884, ganó por permuta la de Derecho Administrativo. A pesar de ser, sobre todo, un insigne civilista, como puso de manifiesto en los tres tomos de su Jurisprudencia Civil de Aragón, publicados en 1897, no accedió a esta cátedra de Derecho Civil hasta el año 1900.
Su actividad política
Afiliado al Partido Conservador, en las elecciones del 1 de febrero de 1891 fue elegido para ocupar un escaño en el Congreso de los Diputados por la circunscripción turolense de Alcañiz-Híjar, cesando en enero de 1893 al finalizar la legislatura. Por sus esfuerzos como diputado “por la construcción del Pantano de Arroyo Escuriza”, en 1925 se le tributó un homenaje en Albalate del Arzobispo y se puso su nombre a una de las calles del pueblo. Aunque no volvió a ocupar un escaño, los vaivenes del turno entre los partidos políticos dinásticos le permitieron, intermitentemente, volver a asumir responsabilidades institucionales. Así, en marzo de 1895 fue nombrado gobernador civil de Guadalajara y en noviembre pasó a ocupar el mismo cargo en la provincia de Cuenca. En marzo de 1899 se le puso al frente de la provincia de Huesca, hasta su cese en noviembre de 1900, y en diciembre de 1902 fue elegido para ocupar el Gobierno Civil de Teruel, aunque no llegó a tomar posesión de su cargo y fue reemplazado por Juan Fernández Vicente. También formó parte del Consejo de Instrucción Pública.
No dejó una amplia producción de textos de carácter jurídico, al margen de su Jurisprudencia Civil de Aragón, ya citada. Sólo se publicaron algunos discursos de carácter jurídico pronunciados en diversas circunstancias (“La familia, histórica y legalmente considerada”, “El Derecho regional y la codificación civil”, “El Consejo de familia”, que fue reproducido en La revista del Turia de Teruel en su número del 15 de diciembre de 1886…) y el que leyó con motivo de los Juegos Florales de Zaragoza del año 1902, de cuyo cuerpo de mantenedores fue presidente.
Respondió por escrito al cuestionario que envió el Ateneo de Madrid en 1901 y cuyas conclusiones, elaboradas por Joaquín Costa, se publicaron con el título de Oligarquía y caciquismo y que marcó el punto de partida del movimiento regeneracionista. También formó parte del comité que organizó en Zaragoza la Exposición Pedagógica Universal de 1905.
JUAN PABLO CALERO DELSO

viernes, 22 de marzo de 2019

ENRIQUE PASTOR BEDOYA

PASTOR BEDOYA, Enrique
[Madrid, 29 de diciembre de 1833 / Huesca, 5 de diciembre de 1897]

Enrique Pastor Bedoya nació en Madrid el 29 de diciembre de 1833 y falleció en Huesca el 5 de diciembre de 1897. Su estrecha afinidad con la provincia de Guadalajara tenía raíces familiares; su padre, Luis María Pastor Copo, ejerció como abogado en Brihuega y allí contrajo matrimonio, emparentando con la poderosa familia briocense de los Bedoya, lo que le llevó a ocupar el escaño por Brihuega en el Congreso de los Diputados en las legislaturas de 1846, 1850, 1851, 1853 y 1857, siempre en las filas del Partido Moderado. Su influencia en tierras alcarreñas era tan notable que Benito Pérez Galdós dice en el tomo titulado Narváez de sus Episodios Nacionales: “Hablamos en seguida de Brihuega, donde toda la fuerza es de D. Luis María Pastor”.
Enrique Pastor realizó estudios de Economía, como su padre que fue muy brevemente ministro de Hacienda  (1853) y director general de Deuda Pública (1847) y del estanco de la sal (1841), e inició una larga carrera de funcionario del Estado, preferentemente en destinos económicos en el Ministerio de Hacienda, llegando a ocupar varios años el puesto de interventor de Hacienda en Barcelona. Incluso hacia 1893 estuvo destinado en el extranjero y, más concretamente, fue designado Interventor de la legación española en Londres, aprovechando su estancia para ser corresponsal en la capital británica de La Correspondencia de España y El Día. A su vuelta, prosiguió su carrera como funcionario del Ministerio de Hacienda en España y, en el momento de su fallecimiento, era Delegado Provincial del citado Ministerio en la provincia de Huesca. Al mismo tiempo fue director de la revista mensual Tribuna de los Economistas y, durante el Sexenio Revolucionario, de El Criterio.
También aplicó sus conocimientos de economía a la iniciativa privada y, a raíz de una profunda reforma legislativa en la regulación de los Bancos de Ultramar en el año 1878, Enrique Pastor Bedoya promovió la fundación de un Banco privado en Puerto Rico, que iba a ser “agrícola hipotecario mercantil", y hasta llegó a elaborar e imprimir los Estatutos y Reglamento del que iba a ser el Banco Español en Puerto Rico, pero el proyecto se frustró por el escaso apoyo institucional y por la falta de respaldo económico con que contaba para una empresa tan ambiciosa.
En los comicios celebrados el 24 de agosto de 1872, con la provincia como distrito único electoral para los senadores, Luis María Pastor Copo representó a Guadalajara en el Senado y su hijo, Enrique Pastor Bedoya, a Brihuega en el Congreso, con el rey Amadeo I de Saboya sentado en el trono de Madrid. A pesar de la red clientelar de su familia y de la amplia experiencia de su padre, Enrique Pastor Bedoya no destacó en su fugaz paso por el parlamento. Juró su cargo el 20 de septiembre de 1872 y la legislatura se terminó, a raíz de la proclamación de la República, el 22 de marzo de 1873. Nunca volvió a concurrir a un proceso electoral, aunque mantuvo el interés por la política, llegando a publicar en 1881 un folleto titulado La democracia monárquica y, ese mismo año, el volumen Un libro más: colección de varios escritos publicados e inéditos.
Solamente escribió algunas obras de ficción poco conocidas, como La dote de Margarita (1891) o el relato breve Una broma pesada de Miguel de Cervantes (1872). Pero destacó como traductor de numerosas obras de Xavier de Montepin (Su alteza el amor, La gitana, Blanca de Prestes o los amores de provincia…), de Adolphe Belot (La señorita Vitel y la señorita Lelievre, Las fugitivas de Viena, Elena y Matilde, El artículo 47…) y de otros autores franceses, en general, como los citados, famosos escritores de folletines un puntos escandalosos para su época. También le debemos una traducción de las profecías de Nostradamus. En la Biblioteca Nacional española se conserva correspondencia suya con otros reconocidos autores de su tiempo, como Juan Eugenio Hartzenbusch o Francisco Barbieri.

Propagador del espiritismo
Sin embargo, fue mucho más conocido por su seudónimo de Alverico Perón, con el que escribió numerosos libros, folletos y artículos en defensa del espiritismo, hasta el punto de que es considerado el introductor de las ideas espiritistas en España junto a José María Fernández Colavida. En la necrológica que le dedicó la revista espiritista La Revelación de Alicante en enero de 1898 se puede leer: “Fue uno de los más entusiastas espiritistas de la primera hora y contribuyó poderosamente a la divulgación del Espiritismo desde el año 1858 en que la sublime luz de tan regeneradora creencia iluminó su espíritu con resplandores inextinguibles”. En 1865 participó en la fundación de la pionera Sociedad Espirita Española y mantuvo estrecha relación con Allan Kardec.
Se dio a conocer públicamente en 1861 con su Carta de un espiritista, una obra pionera que a pesar de su brevedad, apenas una treintena de páginas, mereció ser criticada por Marcelino Menéndez Pelayo en su Historia de los heterodoxos españoles, aunque éste la adjudica a un autor francés por haber sido firmada por Pastor Bedoya con su seudónimo de Alverico Perón. En 1868 dio a la imprenta su libro La fórmula del espiritismo y todavía en 1902, ya fallecido Enrique Pastor, se editó el Manual del magnetizador práctico con traducción firmada por Alverico Perón.
En 1867 proyectó publicar una revista espiritista, lo que se reveló imposible por la férrea censura eclesiástica. Pero a principios del año siguiente salió en Madrid el primer número de El criterio que se proclamaba “Revista quincenal científica”, pero que, a partir de la Revolución Gloriosa de septiembre de ese mismo año, pasó a llamarse El Criterio Espiritista, revelando su auténtica orientación. Fue dirigida por Enrique Pastor Bedoya hasta 1872, cuando cedió su responsabilidad por haber sido elegido diputado por Guadalajara. Durante los últimos años de su vida dirigió en Barcelona la Revista de Estudios Psicológicos, que era la publicación decana de la rica prensa espiritista española del momento.
JUAN PABLO CALERO DELSO

sábado, 16 de marzo de 2019

MIGUEL MATHET Y COLOMA

MATHET COLOMA, Miguel
[Toledo, 1849 / Madrid, 1 de agosto de 1909]

Miguel Mathet Coloma nació en la ciudad de Toledo en el año 1849 y falleció en Madrid el 1 de agosto de 1909. Contrajo matrimonio con Tomasa Rodríguez, en una solemne ceremonia celebrada por el obispo de Mondoñedo en el Palacio Episcopal de Madrid. Tuvieron dos hijos: Pedro y Miguel.
Su padre era el abogado Miguel Mathet González, que había sido elegido diputado por el distrito madrileño de Navalcarnero en las Cortes amadeístas de septiembre de 1872, que proclamaron la Primera República el 11 de febrero de 1873 con su voto a favor. A su iniciativa se debe la conservación de la capilla mozárabe de la catedral de Toledo, gracias a una enmienda que presentó en la sesión parlamentaria del día 29 de noviembre de 1872.
Su trabajo como arquitecto
El 15 de octubre de 1862 consiguió el título de bachiller en el Instituto de Segunda Enseñanza de Toledo y, siguiendo los pasos de su padre, en 1878 se licenció en Leyes en la madrileña Universidad Central, aunque su única actividad profesional en el ámbito del Derecho fue la de consultor de la Sociedad Central de Arquitectos. Porque su auténtica pasión fue la arquitectura, cuyo título había obtenido previamente en 1872 en la Universidad Central de Madrid, ciudad en la que residió durante casi toda su vida. Fue arquitecto del Ministerio de Fomento, del Real Patrimonio de la Corona y de la Comisión Especial de Estadística Territorial de la provincia de Madrid, además de ser Arquitecto Ayudante del Ministerio de Hacienda. También parece ser que fue elegido académico de la de Bellas Artes de San Fernando.
Su labor más importante la realizó desde su estudio particular, en el que trabajó con su hijo Pedro desde que éste completó sus estudios universitarios de arquitectura en el año 1902. De sus proyectos destacan, en Madrid, el frontón Jai-Alai, inaugurado en 1891 en el número 60 de la calle de Alfonso XII y que fue el primero que se construyó en la capital del reino; el edificio del número 20 de la calle Arenal, en el que residió con su familia; y los edificios de los números 16 y 18 de la calle Mayor, sede de la Compañía Colonial, que obtuvo el premio que concedía el concejo madrileño a la mejor fachada construida en el año 1908; del Asilo Santa Cristina de Moncloa, surgido de la iniciativa personal de Alberto Aguilera; de las capillas de los cementerios de Santa María y San Justo y de un famoso café conocido como Maison Doré, que en 1905 abrió sus puertas en el número 42 de la calle de Alcalá. En Zamora firmó los planos del Casino en 1905 y del Instituto de Bachillerato Claudio Moyano; también diseñó la capilla del cementerio de Iznalloz, en la provincia granadina, y de un bloque de viviendas en Castellón en colaboración con Francisco Reynals.
Su estilo era ecléctico, muy del gusto de la burguesía de la época, en el que se integraban los principales elementos del Modernismo combinados de forma elegante y sin estridencias, acompañados con una rica decoración de inspiración vegetal en la línea del art nouveau.
También merece la pena destacar su labor como urbanista, sobre todo en la ciudad de Madrid, sobre la que escribió diversos informes y proyectos. En 1898 planteó una nueva división de los distritos municipales de la capital del reino, en 1903 una “Idea general del Proyecto de Reforma de una zona desde la calle de las Fuentes hasta la Plaza de Herradores”, etc. En Zaragoza solicitó a la Dirección General de Obras Públicas, junto con Fernando Beltrán Agudo, los permisos preceptivos para construir una línea de tranvía que uniese la capital aragonesa con el actual barrio de Torrero y los arrabales, una obra que sin embargo no pudieron construir a pesar de haber obtenido la autorización gubernativa y de haber completado el diseño de la red tranviaria. 
Su actividad política
Al mismo tiempo, desarrolló una larga carrera política, en la que entró de la mano de Cristino Martos, con el que se integró en el Partido Republicanismo Progresista, formando parte en 1886 del Comité Central de este partido con Miguel Mayoral Medina o José Sol y Ortega, y junto al que se integró en la izquierda dinástica, que acabó en el seno del Partido Fusionista Liberal. En 1888 fue elegido concejal por el madrileño distrito de Audiencia, siendo nombrado Teniente de Alcalde de los distritos de Palacio y La Latina y delegado municipal de Incendios y de Cementerios. Pasó a la Diputación Provincial de Madrid, ingresando como diputado del distrito de Audiencia-La Latina y alcanzó la presidencia de la Comisión de Hacienda y la vicepresidencia de esa corporación. Por su dedicación al servicio público, mereció ser nombrado Jefe Superior de la Administración Civil del Estado.
El 12 de octubre de 1897 fue nombrado gobernador civil de Guadalajara, y le tocó dirigir la provincia durante los conflictivos meses previos al desastre colonial, hasta que cesó en abril de 1898, pocos días antes de la decisiva batalla naval de Cavite, en las Islas Filipinas. Cesado de su cargo, en las elecciones del año 1899 volvió a presentar su candidatura al Ayuntamiento de Madrid en las filas del Partido Liberal.
También fue vicepresidente del madrileño Centro Instructivo del Obrero, formó parte de la Junta Directiva del Círculo de la Unión Mercantil de Madrid y fue miembro de la sociedad filantrópica "Los protectores de los pobres".
JUAN PABLO CALERO DELSO

sábado, 9 de marzo de 2019

TOMÁS DE LA RICA CALDERÓN

RICA CALDERÓN, Tomás de la
[Guadalajara, 31 de diciembre de 1881 / Orán, 1951]

Tomás de la Rica Calderón nació en la ciudad de Guadalajara el 31 de diciembre de 1881, en el seno de una familia de clase media e ideología progresista con activa presencia en la vida política y cultural de la ciudad arriacense, de la que son prueba su hermano Manuel, maestro, su tío Tadeo Calomarde, primer director de la Imprenta Provincial, y sus primos Rafael de la Rica Albo, médico, y Juan Manuel de la Rica Albo, cajista en la Imprenta Provincial y delineante en la Diputación alcarreña; todos ellos representantes de esa burguesía ilustrada y republicana que, durante el siglo XIX, fue tan numerosa en esta tierra; una familia que tenía su origen en una mercería de la calle Mayor arriacense.
Librepensador convencido, fue el primer alcarreño que contrajo matrimonio civil en toda la provincia, casándose el 9 de septiembre de 1911 con Manuela Etreros, con la que no tuvo hijos, en una ceremonia a la que asistieron Fernando Lozano Montes Demófilo, Manuel Diges o Rafael de la Rica y cuya breve crónica llegó a ser publicada en la prensa madrileña. En 1925 ingresó en la masonería, siendo uno de los primeros miembros de la logia Arriaco, activa durante la Segunda República, con el nombre simbólico de Henares.
En 1896 acabó su formación en la Escuela Normal de Guadalajara, obteniendo el título de Maestro Superior, como su hermano Manuel, pero nunca ejerció en la enseñanza pública, aunque en 1916 se presentó a las oposiciones para cubrir las plazas de profesor de Caligrafía de los Institutos de Almería, Mahón, Figueras y Cádiz, pero no ganó ninguna de las plazas ofertadas.
Muy joven cursó los estudios de electricidad en la Escuela Central de Artes y Oficios de Madrid. Trabajó como electricista en la madrileña Fábrica del Mediodía, fue jefe del laboratorio electroquímico de la fábrica Vatímetros B y B de contadores eléctricos, jefe de fabricación de la factoría de lámparas incandescentes B.C. de Madrid y, desde 1921, fue jefe del laboratorio de metalografía de La Hispano de Guadalajara, la industria más importante de la provincia en la primera mitad del siglo XX y una de las de más adelantada tecnología de su tiempo.
Al mismo tiempo que progresaba en su carrera profesional se preocupó de la divulgación científica, publicando numerosos artículos en la prensa general, siendo quizás el primero “El eclipse en Guadalajara”, que apareció en La Crónica el día 31 de mayo de 1900, al que siguieron otros en diferentes cabeceras, sobre todo Flores y Abejas. También dio a la imprenta textos técnicos en revistas especializadas como, entre otras, La Energía Eléctrica, de la que fue asiduo colaborador, La Construcción Moderna y Faraday, el boletín de Física y Química que publicaba Miguel Bargalló en Guadalajara. A partir del 1 de mayo de 1911 la Federación de Sociedades Obreras de Guadalajara, adherida a la UGT, publicaba su nueva cabecera, Juventud Obrera, que sustituía a La Alcarria Obrera, y de la que Tomás de la Rica fue el director hasta que, en 1913, fue sustituido por Silvestre Ranz.
Muy pronto destacó por su activa militancia en el Partido Republicano Federal, que compartía con su primo Rafael, que en 1899 fue elegido concejal y que ejerció como alcalde provisional de Guadalajara en marzo de 1900. Este protagonismo era tan destacado que en 1911 los federales alcarreños insertaron en la prensa la siguiente nota: “los que profesando ideas republicanas quieran inscribirse en el censo del partido, pueden hacerlo en casa del secretario D. Tomás de la Rica, Barrionuevo baja, Escuela Laica”; siete años después seguía formando parte del comité local del partido republicano y seguía siendo el encargado del censo provincial de los republicanos alcarreños, en cuya junta local arriacense ostentaba la vicepresidencia, aunque, al mismo tiempo, era suscriptor de la prensa anarquista, concretamente del semanario Tierra y Libertad. En septiembre de 1930 asistió, como delegado de dos agrupaciones locales de la provincia, a la asamblea de la Alianza Republicana y al proclamarse la Segunda República se integró en el Partido Republicano Radical-Socialista, formando parte de su comité en la provincia.
En 1936 formó parte del Comité Provincial del Frente Popular de Guadalajara, constituido por Félix Pérez Rodríguez Caja, presidente, y José González Calvo, secretario, por Izquierda Republicana; Marcelino Martín González del Arco, Miguel Bargalló Ardevol, Facundo Abad Rodilla, Luis Tejada, Marciano Alfonso, Feliciano Ruiz y Tomás Tobajas por el Partido Socialista Obrero Español; Federico Núñez, Antonio Gómez Polo, Vicente Relaño Martínez, Francisco Serrano y José Segovia García por el Partido Comunista de España; y Manuel Cañas Ortego y Tomás de la Rica Calderón por Acción Republicana.

Director de la Escuela Laica de Guadalajara
Pero, sobre todo, Tomás de la Rica fue el director de la Escuela Laica de Guadalajara, desde su apertura en 1903 hasta que cerró en 1936 después de ser destruida por un bombardeo de la aviación franquista; él daba clases a los más mayores y su mujer a los alumnos de menos edad. La Escuela Laica nació de la voluntad de Felipe Nieto Benito, expresada en su testamento, y de la gestión de Fernando Lozano Montes, director del periódico anticlerical madrileño Las Dominicales del Libre Pensamiento y único albacea testamentario superviviente en 1903. Fue considerado por Francisco Ferrer Guardia, fundador de La Escuela Moderna de Barcelona, como el primer centro hermano que se abrió en España y, a pesar de la inquina de los grupos clericales de la ciudad, no pudo ser clausurada. Este centro educativo fue unos de los pioneros en la renovación pedagógica nacional del primer tercio del siglo XX y en él se formaron varias generaciones de alcarreños en un clima de exigencia intelectual y de libertad personal.
Fue también director y profesor de la Escuela de Artes y Oficios de la ciudad, que sólo por su generosidad pudo abrirse en 1922 en los mismos locales de la Escuela Laica. En 1929, por iniciativa del Ayuntamiento primorriverista, se transformó en Escuela Elemental de Trabajo, en un intento de desligarla de la Escuela Laica, que fracasó por la caída de la Dictadura del general Miguel Primo de Rivera solo un mes después de que se aprobase su Carta fundacional. En el año 1932 se transformó en Escuela de Trabajo, de la que también fue nombrado director y profesor de Geografía e Historia y de Legislación industrial. El cuadro de profesores lo completaban Luciano García López, Enrique Catalán Gañán y Alejandro Diges Lucas, a los que se sumó más adelante Antonio Pardo Borda, que fue su secretario. Los alumnos, a los que sólo se les exigía saber leer y escribir y ser mayores de 14 años, superaron el centenar. Por este motivo, durante la Segunda República fue vocal del Patronato local de Formación Profesional de Guadalajara, que presidía Julio Juan y Blanquer.
En 1939, al acabar la Guerra Civil, consiguió salir de España, refugiándose en Orán, en la Argelia francesa, donde falleció en 1951.
JUAN PABLO CALERO DELSO