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sábado, 9 de marzo de 2019

TOMÁS DE LA RICA CALDERÓN

RICA CALDERÓN, Tomás de la
[Guadalajara, 31 de diciembre de 1881 / Orán, 1951]

Tomás de la Rica Calderón nació en la ciudad de Guadalajara el 31 de diciembre de 1881, en el seno de una familia de clase media e ideología progresista con activa presencia en la vida política y cultural de la ciudad arriacense, de la que son prueba su hermano Manuel, maestro, su tío Tadeo Calomarde, primer director de la Imprenta Provincial, y sus primos Rafael de la Rica Albo, médico, y Juan Manuel de la Rica Albo, cajista en la Imprenta Provincial y delineante en la Diputación alcarreña; todos ellos representantes de esa burguesía ilustrada y republicana que, durante el siglo XIX, fue tan numerosa en esta tierra; una familia que tenía su origen en una mercería de la calle Mayor arriacense.
Librepensador convencido, fue el primer alcarreño que contrajo matrimonio civil en toda la provincia, casándose el 9 de septiembre de 1911 con Manuela Etreros, con la que no tuvo hijos, en una ceremonia a la que asistieron Fernando Lozano Montes Demófilo, Manuel Diges o Rafael de la Rica y cuya breve crónica llegó a ser publicada en la prensa madrileña. En 1925 ingresó en la masonería, siendo uno de los primeros miembros de la logia Arriaco, activa durante la Segunda República, con el nombre simbólico de Henares.
En 1896 acabó su formación en la Escuela Normal de Guadalajara, obteniendo el título de Maestro Superior, como su hermano Manuel, pero nunca ejerció en la enseñanza pública, aunque en 1916 se presentó a las oposiciones para cubrir las plazas de profesor de Caligrafía de los Institutos de Almería, Mahón, Figueras y Cádiz, pero no ganó ninguna de las plazas ofertadas.
Muy joven cursó los estudios de electricidad en la Escuela Central de Artes y Oficios de Madrid. Trabajó como electricista en la madrileña Fábrica del Mediodía, fue jefe del laboratorio electroquímico de la fábrica Vatímetros B y B de contadores eléctricos, jefe de fabricación de la factoría de lámparas incandescentes B.C. de Madrid y, desde 1921, fue jefe del laboratorio de metalografía de La Hispano de Guadalajara, la industria más importante de la provincia en la primera mitad del siglo XX y una de las de más adelantada tecnología de su tiempo.
Al mismo tiempo que progresaba en su carrera profesional se preocupó de la divulgación científica, publicando numerosos artículos en la prensa general, siendo quizás el primero “El eclipse en Guadalajara”, que apareció en La Crónica el día 31 de mayo de 1900, al que siguieron otros en diferentes cabeceras, sobre todo Flores y Abejas. También dio a la imprenta textos técnicos en revistas especializadas como, entre otras, La Energía Eléctrica, de la que fue asiduo colaborador, La Construcción Moderna y Faraday, el boletín de Física y Química que publicaba Miguel Bargalló en Guadalajara. A partir del 1 de mayo de 1911 la Federación de Sociedades Obreras de Guadalajara, adherida a la UGT, publicaba su nueva cabecera, Juventud Obrera, que sustituía a La Alcarria Obrera, y de la que Tomás de la Rica fue el director hasta que, en 1913, fue sustituido por Silvestre Ranz.
Muy pronto destacó por su activa militancia en el Partido Republicano Federal, que compartía con su primo Rafael, que en 1899 fue elegido concejal y que ejerció como alcalde provisional de Guadalajara en marzo de 1900. Este protagonismo era tan destacado que en 1911 los federales alcarreños insertaron en la prensa la siguiente nota: “los que profesando ideas republicanas quieran inscribirse en el censo del partido, pueden hacerlo en casa del secretario D. Tomás de la Rica, Barrionuevo baja, Escuela Laica”; siete años después seguía formando parte del comité local del partido republicano y seguía siendo el encargado del censo provincial de los republicanos alcarreños, en cuya junta local arriacense ostentaba la vicepresidencia, aunque, al mismo tiempo, era suscriptor de la prensa anarquista, concretamente del semanario Tierra y Libertad. En septiembre de 1930 asistió, como delegado de dos agrupaciones locales de la provincia, a la asamblea de la Alianza Republicana y al proclamarse la Segunda República se integró en el Partido Republicano Radical-Socialista, formando parte de su comité en la provincia.
En 1936 formó parte del Comité Provincial del Frente Popular de Guadalajara, constituido por Félix Pérez Rodríguez Caja, presidente, y José González Calvo, secretario, por Izquierda Republicana; Marcelino Martín González del Arco, Miguel Bargalló Ardevol, Facundo Abad Rodilla, Luis Tejada, Marciano Alfonso, Feliciano Ruiz y Tomás Tobajas por el Partido Socialista Obrero Español; Federico Núñez, Antonio Gómez Polo, Vicente Relaño Martínez, Francisco Serrano y José Segovia García por el Partido Comunista de España; y Manuel Cañas Ortego y Tomás de la Rica Calderón por Acción Republicana.

Director de la Escuela Laica de Guadalajara
Pero, sobre todo, Tomás de la Rica fue el director de la Escuela Laica de Guadalajara, desde su apertura en 1903 hasta que cerró en 1936 después de ser destruida por un bombardeo de la aviación franquista; él daba clases a los más mayores y su mujer a los alumnos de menos edad. La Escuela Laica nació de la voluntad de Felipe Nieto Benito, expresada en su testamento, y de la gestión de Fernando Lozano Montes, director del periódico anticlerical madrileño Las Dominicales del Libre Pensamiento y único albacea testamentario superviviente en 1903. Fue considerado por Francisco Ferrer Guardia, fundador de La Escuela Moderna de Barcelona, como el primer centro hermano que se abrió en España y, a pesar de la inquina de los grupos clericales de la ciudad, no pudo ser clausurada. Este centro educativo fue unos de los pioneros en la renovación pedagógica nacional del primer tercio del siglo XX y en él se formaron varias generaciones de alcarreños en un clima de exigencia intelectual y de libertad personal.
Fue también director y profesor de la Escuela de Artes y Oficios de la ciudad, que sólo por su generosidad pudo abrirse en 1922 en los mismos locales de la Escuela Laica. En 1929, por iniciativa del Ayuntamiento primorriverista, se transformó en Escuela Elemental de Trabajo, en un intento de desligarla de la Escuela Laica, que fracasó por la caída de la Dictadura del general Miguel Primo de Rivera solo un mes después de que se aprobase su Carta fundacional. En el año 1932 se transformó en Escuela de Trabajo, de la que también fue nombrado director y profesor de Geografía e Historia y de Legislación industrial. El cuadro de profesores lo completaban Luciano García López, Enrique Catalán Gañán y Alejandro Diges Lucas, a los que se sumó más adelante Antonio Pardo Borda, que fue su secretario. Los alumnos, a los que sólo se les exigía saber leer y escribir y ser mayores de 14 años, superaron el centenar. Por este motivo, durante la Segunda República fue vocal del Patronato local de Formación Profesional de Guadalajara, que presidía Julio Juan y Blanquer.
En 1939, al acabar la Guerra Civil, consiguió salir de España, refugiándose en Orán, en la Argelia francesa, donde falleció en 1951.
JUAN PABLO CALERO DELSO

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