204.- ROMO Y GAMBOA
FERNÁNDEZ, Lorenzo
[Cañizar,
¿? / ]
Lorenzo
José Romo y Gamboa Fernández nació en el pueblo alcarreño de Cañizar, donde lo
hicieron todos sus hermanos, entre los años 1780 y 1784. Era su padre Francisco
Romo y Gamboa, que también había venido al mundo en Cañizar el 13 de diciembre
de 1746, hijo único de Carlos Romo, nacido en Cañizar el 19 de noviembre de
1705, y de María Teresa Gamboa, que vio la luz en Torija el 7 de mayo de 1713.
Su padre fue, por lo tanto, quien primero unió los apellidos de sus
progenitores, Romo y Gamboa, para formar un único apellido compuesto, que legó
a sus hijos. Contrajo matrimonio con Ramona Fernández Manrique, hija también de
una ilustre familia de la nobleza alcarreña, y tuvieron seis hijos; cuatro
varones, Lorenzo, Francisco, Judas José y José, y dos mujeres, una de las
cuales fue religiosa de las Gerónimas de Brihuega y la otra se casó con Andrés
Briones, coronel del Regimiento de Granaderos a Caballo de la Guardia Real.
Toda
su familia pertenecía al estamento nobiliario; desde el siglo XV, los Gamboa
ocupaban una posición eminente en Hita, Brihuega, Jadraque y Sigüenza, en cuya
catedral disponían de una capilla, la de Santiago el Cebedeo, para los
enterramientos familiares. Al quebrar el Antiguo Régimen, a raíz de la Guerra
de la Independencia, supieron convertir los viejos privilegios nobiliarios en
una sólida posición política y económica.
Lorenzo
Romo y Gamboa cursó estudios en la Universidad de Alcalá de Henares a partir
del año 1792, pero pesó más la tradición familiar. Su padre siguió la carrera
de las armas; estuvo destinado como capitán en el Regimiento de Infantería de
Sigüenza y alcanzó el grado de brigadier cuando se encontró al mando de la
Columna de Granaderos Provinciales de Castilla la Vieja durante la Guerra de la
Independencia; en 1776 fue investido como caballero de la orden de Santiago.
Tanto Lorenzo Romo y Gamboa como su hermano Francisco siguieron, como su padre,
la carrera militar. Aquél ganó el grado de Capitán de Fusileros y el 4 de marzo
de 1803 el rey Carlos IV le nombró Capitán del Regimiento de Granaderos de
Sigüenza, en el que ya había servido su padre y serviría su hermano Francisco.
Al
comenzar la Guerra de la Independencia, en mayo de 1808, era capitán del Cuerpo
de Granaderos Provinciales de Castilla la Vieja. Fue hecho prisionero en una de
las primeras acciones bélicas, siendo traslado como prisionero hasta Saumur, en
la región de Loira, en Francia. Allí tuvo la desgracia de ver llegar, poco
después, a su padre, Francisco Romo y Gamboa, brigadier del mismo Cuerpo de
Granaderos, que había sido herido y hecho prisionero en la batalla de Cardedeu,
que tuvo lugar cerca de esa localidad catalana el 16 de diciembre de 1808,
muriendo poco más tarde en sus brazos a causa de las heridas de guerra y de las
penalidades del viaje.
Terminado
el conflicto, abandonó la carrera de las armas y volvió a su provincia natal.
Cuando en 1834 fue elegido para representar a Guadalajara en el Estamento de
Procuradores, figuraba como propietario agrícola y su renta era superior a los
12.000 reales exigidos; así que antes del proceso de Desamortización puesto en
marcha por Juan Álvarez Mendizábal en 1836, ya contaba Lorenzo Romo con extensas
fincas agrarias en tierras alcarreñas.
En
1839 le encontramos como socio de la Sociedad para propagar y mejorar la
educación del pueblo, que tenía como Patrona a la Reina Gobernadora María
Cristina de Borbón y como presidente efectivo al duque de Gor.
Elección y actividad parlamentaria
Convocadas las elecciones para el Estamento de Procuradores, los comicios se celebraron en la Casa Consistorial de Guadalajara el día 30 de junio de 1834, siendo elegido para el cargo Gregorio García Tabernero, que sin embargo no pudo acreditar una renta superior a los 12.000 reales que era preceptiva para ocupar el escaño en esa Cámara. Celebradas nuevas elecciones el 15 de octubre de 1834, fue designado Juan Francisco Morate, que también vio sus poderes desaprobados por el Estamento de Procuradores, admitiéndose su renuncia al cargo el 7 de noviembre de ese mismo año.
Convocadas las elecciones para el Estamento de Procuradores, los comicios se celebraron en la Casa Consistorial de Guadalajara el día 30 de junio de 1834, siendo elegido para el cargo Gregorio García Tabernero, que sin embargo no pudo acreditar una renta superior a los 12.000 reales que era preceptiva para ocupar el escaño en esa Cámara. Celebradas nuevas elecciones el 15 de octubre de 1834, fue designado Juan Francisco Morate, que también vio sus poderes desaprobados por el Estamento de Procuradores, admitiéndose su renuncia al cargo el 7 de noviembre de ese mismo año.
Convocadas
de nuevo, y por tercera vez, las elecciones en la circunscripción de
Guadalajara, resultó elegido Lorenzo Romo y Gamboa, que pudo acreditar que
cumplía todos los requisitos, por lo que el 12 de febrero de 1835 juró su cargo
y ocupó su escaño hasta el día 27 de enero de 1836, cuando cesó en sus
funciones parlamentarias. Durante los once meses que perteneció al Estamento de
Procuradores no formó parte de ninguna comisión ni pronunció ningún discurso,
según consta en las actas parlamentarias de ese periodo.
Aunque
en 1834 las divergencias entre las dos ramas del liberalismo, moderados y
progresistas, apenas empezaban a manifestarse en las Cámaras, Lorenzo Romo y
Gamboa llegó a las Cortes como procurador liberal y afín al gobierno que
entonces presidía Francisco Martínez de la Rosa. Sin embargo, la tibieza del
presidente del Consejo de Ministros para plantear las reformas constitucionales
que exigía la nación determinó que aquél votase generalmente a favor del
gabinete progresista de Juan Álvarez Mendizábal en algunas decisiones de
especial importancia.
En
las elecciones a diputados en Cortes celebradas en julio de 1836 para la
renovación de la Cámara, obtuvo una votación testimonial, apenas cuatro votos
frente a los 367 del candidato más votado. En las de 1837, en la que los
moderados se alzaron con la victoria en la provincia alcarreña, participó en la
segunda vuelta de los comicios, en la que se debía elegir al senador suplente
de la provincia, aunque el elegido fue Bonifacio Fernández de Córdoba.
JUAN
PABLO CALERO DELSO
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