MIÑÓN
VILLANUEVA, Dámaso
[Burgos,
1886 / ]
Dámaso
Miñón Villanueva nació en la ciudad de Burgos en el año 1886.
Después
de cursar sus estudios primarios y secundarios, se matriculó en la Sección de
Letras de la Escuela Superior de Magisterio de Madrid y, tras aprobar la
correspondiente oposición en 1909, fue destinado como maestro a la localidad alcarreña
de Mondéjar, donde permaneció hasta que en 1917 ingresó, también por oposición directa, en el Cuerpo de
Inspectores de Primera Enseñanza, siendo su primer destino la zona educativa de
Ponferrada y Zamora, dejando testimonio de su misión en un artículo publicado
en el número del mes de enero de 1923 de La
Escuela Moderna que tituló “Estado de la escuela primaria en la provincia
de León”.
Inspector de Enseñanza Primaria
Inspector de Enseñanza Primaria
En
1920 ocupó el mismo puesto en la provincia de Ciudad Real, donde su labor
inspectora fue causa de conflictos. Por ejemplo, en junio de 1922 dio con sus
huesos en la cárcel, pues al realizar una visita de inspección con motivo del
expediente a una maestra de Villanueva de los Infantes tuvo un enfrentamiento
en el Casino local con un abogado, que salió en defensa de la docente y que,
como consecuencia de ese encontronazo, puso una denuncia que llevó al juez a
decretar su ingreso temporal en prisión. Por ese motivo, y tras una breve
estancia en Albacete desde el mes de julio, ese mismo otoño fue destinado de
nuevo, mediante permuta, a la provincia de Guadalajara, donde como Inspector
giró una completa visita a todas las escuelas de la provincia, cuyos
exhaustivos informes permiten conocer con detalle el estado de la educación
primaria en tierras alcarreñas.
En
1925 fue expulsado del Cuerpo de Inspectores como resultado de un expediente
disciplinario que le fue abierto por su insólita conducta en el desempeño de
sus funciones: abandono de su destino, hacer caso omiso de los requerimientos oficiales,
amenazas y coacciones contra sus superiores… Aunque la Comisión Permanente del
Consejo de Instrucción Pública atendió sus alegaciones reincorporándole al Cuerpo
de Inspectores, sostenía que Dámaso Miñón tenía una “constitución paranoide”
que no le hacía responsable de sus actos, eximiéndole de incorporarse a sus
funciones y concediéndole dos años para su recuperación. Sin
embargo, pronto se reincorporó a su puesto y aún fue trasladado a la Inspección
de Enseñanza Primaria de la provincia de Madrid y adscrito a la Escuela Central
de Anormales.
Quizás
influyese en la resolución favorable de su expediente disciplinario y en su
ascenso a Madrid, su adscripción política a la extrema derecha, pues tan pronto le
vemos participando en un acto de homenaje al tradicionalista Juan Vázquez de
Mella en marzo de 1928, como interviniendo en el mismo como "caballero asesor" en una reunión de la Orden del Santo Cáliz, una asociación católica de tinte integrista, como podemos leer el 13 de marzo de 1931 en el diario
carlista El Siglo Futuro un anuncio
de su conferencia sobre “Las Universidades en la Edad Media” en el Centro
Nacionalista Español, vinculado al doctor José Luis Albiñana y su partido ultranacionalista, aunque el 6 de
febrero había impartido otra sobre un tema muy similar en el Círculo Liberal madrileño.
Pero en 1931 el nuevo gobierno republicano decidió declarar nulos
y sin efectos todos los traslados de inspectores realizados durante la
Dictadura de Primo de Rivera por no haberse hecho de acuerdo a la legislación
vigente y con perjuicio de otros con más derecho, por lo que su destino en
Madrid fue revocado, volviendo a su anterior destino en la provincia de Ciudad Real. No
debió de quedar Dámaso Miñón muy satisfecho con el cambio de destino, pues en
julio de 1931 y en octubre de 1932 le encontramos optando a una plaza de
Inspector para las provincias de Madrid y Barcelona.
En mayo de 1935 fue destinado por concurso de traslados, a la Inspección de Primera Enseñanza de la provincia conquense, y pasó a residir en la ciudad de Cuenca. Atento más a sus intereses particulares que a la lealtades políticas, se afilió a Izquierda Republicana y empezó a colaborar en el semanario republicano Heraldo de Cuenca, en cuya capital pasó la Guerra Civil y desde la que, en agosto de 1936, se ofreció a acoger un niño víctima de la guerra. Prueba del verdadero propósito de su mudanza ideológica, pronto escribió una carta a Eduardo Ortega y Gasset, muy bien relacionado con las autoridades del régimen republicano, solicitando una recomendación para ser nombrado Inspector jefe de Primera Enseñanza en la provincia de Cuenca.
En mayo de 1935 fue destinado por concurso de traslados, a la Inspección de Primera Enseñanza de la provincia conquense, y pasó a residir en la ciudad de Cuenca. Atento más a sus intereses particulares que a la lealtades políticas, se afilió a Izquierda Republicana y empezó a colaborar en el semanario republicano Heraldo de Cuenca, en cuya capital pasó la Guerra Civil y desde la que, en agosto de 1936, se ofreció a acoger un niño víctima de la guerra. Prueba del verdadero propósito de su mudanza ideológica, pronto escribió una carta a Eduardo Ortega y Gasset, muy bien relacionado con las autoridades del régimen republicano, solicitando una recomendación para ser nombrado Inspector jefe de Primera Enseñanza en la provincia de Cuenca.
Finalizado
el conflicto bélico, y después de haber superado con éxito el expediente de depuración,
se le mantuvo como Inspector de Enseñanza Primaria en Cuenca, pero dadas sus
circunstancias, el Ministerio acordó suspenderle de empleo, que no de sueldo, y
abrirle un expediente de jubilación por incapacidad física, contra el que presentó
un recurso que no fue atendido. Finalmente, el 14 de enero de 1956 el ministro
de Educación, Joaquín Ruiz-Giménez Cortés, firmó el cese como inspector por
jubilación de Dámaso Miñón Villanueva, al haber cumplido la edad reglamentaria
en su destino en la provincia de Cuenca.
Su preocupación pedagógica
Su preocupación pedagógica
Su
personalidad conflictiva no le impidió mostrar un profundo interés por la
pedagogía. En octubre de 1914 participó en un curso breve de formación para
maestros organizado por la Junta para la Ampliación de Estudios, que se
impartió durante diez semanas en la Residencia de Estudiantes madrileña, en la que se alojaron, y que
estuvo dirigido por Luis de Zulueta. Satisfecho con la experiencia, en 1920 y aún en años sucesivos, solicitó a
la citada Junta la concesión de una beca particular o el encargo de coordinar alguno
de los grupos de maestros que, a instancias de la JAE, visitaban las Escuelas
primarias y Normales de Francia, Bélgica o Suiza, con el objetivo de conocer
nuevos métodos pedagógicos aplicados a la Geografía y la Historia. Pero, a
pesar de sus reiteradas reclamaciones administrativas y de su insistente
correspondencia a la Junta, no le fue concedida ninguna de las becas que
solicitó.
Con
poco más de veinte años colaboró con los eminentes profesores Alfonso
Retortillo y Rufino Blanco en la redacción de unos Rudimentos de Geografía y de Historia Universal, obra erudita de
casi quinientas páginas que fue adoptada como libro de texto en distintas
Escuelas Normales. Y entre los días 16 y 25
de octubre de 1949 se celebró en Madrid el I Congreso Interiberoamericano de
Educación, convocado por el Instituto de Cultura Hispánica, por iniciativa de
su director, Alfredo Sánchez Bella, y organizado por el Seminario de Problemas
Hispanoamericanos, que dirigía Manuel Fraga Iribarne, y en el que participó Dámaso
Miñón con un texto sobre las entonces llamadas Escuelas de Anormales. Fue
autor, además, de varios artículos sobre diferentes aspectos pedagógicos en
revistas especializadas y pronunció algunas conferencias sobre enseñanza.
Participó
muy activamente en el movimiento asociativo de los Inspectores de enseñanza
primaria, y tenemos constancia de su intervención para solicitar mejoras en las
retribuciones del Cuerpo en la Asamblea que estos funcionarios celebraron en
Madrid en el mes de enero de 1923. En esos mismos años formó parte de la Junta
Directiva de la Asociación de Inspectores de Primera Enseñanza.
JUAN PABLO CALERO DELSO
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