RIAZA GARCÍA, Narciso
[Brihuega,
29 de octubre de 1811 / 5 de septiembre de 1885]
Narciso
Riaza García nació en Brihuega (Guadalajara) el 29 de octubre de 1811 y
falleció en la misma localidad el 5 de septiembre de 1885. Casó con Francisca
Grimaud y Vázquez, natural de Madrid, y tuvieron al menos un hijo, Narciso
Riaza Grimaud, que se graduó como licenciado en Derecho y siguió la carrera
judicial, y que a su vez fue padre de Narciso Riaza Mateo que también fue un
prestigioso jurisconsulto.
A la
temprana edad de nueve años ingresó en el seminario diocesano de San Bartolomé
de Sigüenza, donde destacó por su inteligencia y constancia, para seguir la
carrera eclesiástica. Pero antes de recibir el orden sacerdotal abandonó el
Seminario y se trasladó a Madrid para estudiar Leyes. Desde entonces,
simultaneó su residencia en la capital del reino y en su pueblo natal, cuando
los destinos de la carrera judicial no le llevaban a otras localidades de la
provincia alcarreña, como Cifuentes y Sigüenza, o de fuera de ella, como
Almansa, Almazán y Toledo. Entre los años 1842 y 1862 fue, temporalmente, Registrador
de la Propiedad y en 1845 abrió su despacho de abogado en Guadalajara.
Su
carrera judicial sufrió continuos sobresaltos por la intromisión de cuestiones
políticas; los gobiernos de uno y otro signo tendían a favorecer o cesar a los
jueces y magistrados que les eran afines, y Narciso Riaza se vio sometido a
esos vaivenes. Durante el Bienio Progresista ocupó el juzgado de Cifuentes
hasta que fue destituido en 1856 cuando el régimen progresista de Baldomero
Espartero fue sustituido por el gobierno de la Unión Liberal de Leopoldo
O’Donnell. Pasó por distintos puestos y destinos y en el año 1861, continuando
aún sin destino como juez cesante, fue nombrado Registrador de la Propiedad del
partido judicial de Brihuega.
Cuando
se produjo la Revolución Gloriosa, en el mes de septiembre de 1868, era juez del
partido judicial de la localidad soriana de Almazán, siendo llamado por la
Junta Revolucionaria de Guadalajara que, en una de sus primeras disposiciones,
le encargó que se hiciese cargo de nuevo del juzgado de Cifuentes. Fue distinguido con el nombramiento de caballero de la Orden de Carlos III.
Su actividad social
Hombre
polifacético, los asuntos de Leyes no fueron su único horizonte intelectual.
Cultivó la poesía y amó la ciencia, de tal manera que el 1 de abril de 1842 fue
nombrado académico de la Real Academia de Ciencias Naturales de Madrid,
institución que desapareció en 1847 para dar paso a la actual Real Academia de
Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
Con
motivo de su elección como diputado provincial, durante la Regencia de
Baldomero Espartero, se ocupó de asuntos educativos y en 1841 formó parte de una
comisión de la Junta de Instrucción de la provincia, junto con Juan Manuel García
Flores y Urbano Mínguez Senén, siendo nombrado al año siguiente miembro de la
Junta de Inspección del Instituto de Segunda Enseñanza de la capital alcarreña,
centro en cuyo claustro de profesores se integró cuando fue encargado de impartir
clase de las asignaturas de Filosofía, Moral y Lógica.
También
fue hombre de negocios, y aprovechando la legislación desamortizadora, en 1851
compró a Casimiro López Chávarri una serie de fincas rústicas que éste le había
cedido en 1844 y que siete años después pasaron a ser de su plena posesión.
Fueron 57 fincas del Convento de Monjas Jerónimas de San Román
en Medinaceli y 83 de las religiosas Franciscanas de Santiago en Sigüenza,
todas situadas en la localidad de Anguita (Guadalajara).
Nunca perdió el contacto con su pueblo, y a él se debió
la iniciativa de un grupo de vecinos de Brihuega que, en el mes de mayo de
1852, enviaron al arzobispo de Toledo, a cuya archidiócesis pertenecían, unos
nuevos estatutos para la Cofradía de la Virgen de la Peña, que fueron aprobados
por el cardenal Juan José Bonel y Orbe el 7 de julio de ese año y que
permitieron revitalizar la antigua cofradía y mantener el culto a esta advocación
de la Virgen. En este mismo sentido, entabló un pleito para que no se viesen
afectados por la desamortización eclesiástica los bienes con que había sido
dotada una capellanía en la iglesia de Santa María de la Peña que había sido
fundada por Juan Álvarez del Castillo.
Su actividad
política
Políticamente
fue hombre de ideas progresistas y muy activo, lo que le valió para estar
presente en las principales instituciones políticas del recién creado Estado
liberal. Fue diputado provincial por el partido judicial de Brihuega durante la
Regencia del general Baldomero Espartero, concluyendo su mandato en 1843.
Se
presentó entonces como candidato a las elecciones legislativas del 27 de
febrero de ese mismo año por la circunscripción alcarreña junto con Mariano
Delgrás y Vicente Peiró, una terna progresista que contaba con el apoyo de la
Diputación Provincial. Pero a causa de las disensiones que aquejaban a los
progresistas en Guadalajara y en toda España, al reunirse la Junta de
Escrutinio el 10 de marzo se comprobó que de los más de 5.000 inscritos en el
censo electoral, sólo 3.319 habían ejercido su derecho al sufragio y ninguno de
los candidatos había conseguido superar el 50% de los votos, por lo que fue
necesario convocar nuevos comicios. Celebrados éstos en el mes de abril, los
tres candidatos superaron el número de votos exigido y pudieron ocupar sus
escaños en el Congreso de los Diputados.
No
acabaron aquí los problemas para el nuevo diputado, pues Manuel María Cortijo,
vecino de Madrid, remitió una carta a las Cortes en la que acusaba a Vicente
Peiró y Narciso Riaza, diputados progresistas por Guadalajara, de haber
cometido un delito de apropiación indebida y de ocultación de bienes en
relación con unas fincas eclesiásticas desamortizadas que habían sido propiedad
de un convento de Ávila.
A
pesar de todo, el 26 de abril de 1843 las Cortes dieron por válidos los
resultados y el día 30 de ese mismo mes Narciso Riaza García juró su cargo.
Ingresó en las secciones Primera, donde actuó
como vicesecretario. Pero los acontecimientos políticos que
provocaron el final de la Regencia del general Baldomero Espartero, trajeron
como consecuencia la clausura de las Cortes el día 20 de mayo de ese mismo año,
por lo que su primera estancia en el Congreso sólo duró tres semanas, aunque le
dio tiempo para ser uno de los firmantes de un manifiesto, encabezado por Salustiano
de Olózaga, en el que pedía al entonces regente que se mantuviese en el puesto
hasta la mayoría de edad de Isabel II.
En la
convocatoria de septiembre de 1843, volvió a ser elegido diputado a Cortes por
la circunscripción de Guadalajara, pero con unos resultados electorales aún más
menguados. En esta ocasión, de los casi 6.000 inscritos, sólo 3.097 ejercieron
su derecho al sufragio activo y Narciso Riaza consiguió 1.931 votos, más del
cincuenta por ciento de los emitidos, pero menos de un tercio del censo
electoral.
En esta
legislatura, el Congreso de los Diputados celebró su sesión inaugural el 15 de
octubre de 1843; pero la legislatura se vio interrumpida por la convocatoria a
Cortes Constituyentes del nuevo gabinete moderado, por lo que cesó como
parlamentario el día 10 de julio de 1844. En su primera participación en las
Cortes se integró en la Primera Sección como vicesecretario y en su segunda
legislatura lo hizo en las secciones Sexta y Séptima, aunque no consta en el
Diario de Sesiones ninguna intervención suya en el Pleno.
JUAN
PABLO CALERO DELSO
No hay comentarios:
Publicar un comentario