MENÉNDEZ PIDAL, Juan
[Madrid,
31 de mayo de 1858 / 28 de diciembre de 1915]
Nació
en Madrid el 31 de mayo de 1858 y falleció en la misma ciudad el 28 de
diciembre de 1915, aunque siempre consideró a Asturias como su patria chica,
pues sus padres, Juan Menéndez Fernández-Cordero y Ramona Pidal Lando, habían
nacido en Pajares y Villaviciosa, respectivamente. A causa de los traslados de
su padre residió temporalmente en La Coruña, donde inició sus estudios de
Bachillerato, y en Oviedo, donde los completó el 20 de junio de 1873.
Para
continuar la tradición familiar, su padre y su hermano mayor fueron
magistrados, se trasladó a Valladolid donde cursó la licenciatura en Leyes
hasta 1878, doctorándose en 1881 en la Universidad Central con una Tesis sobre
“Reglas equitativas para trazar la línea divisoria entre ambas potestades,
creada entre derechos e intereses de la Iglesia y el Estado”, un tema que
mostraba sus inclinaciones políticas y que se publicó con el título de Dios y el César. Aunque no mostró
vocación por el Derecho, en 1891 se presentó sin éxito a las oposiciones para
la Cátedra de Derecho Natural de la Universidad de La Habana.
Desde
muy pronto, sus intereses se orientaron hacia otros ámbitos. Se inició en la
literatura en 1880 publicando El conde
Muñazán y Don Nuño de Rondaliegos,
obras que señalaban las líneas maestras de su producción poética, dedicada a
rescatar la tradición oral de Asturias con la recuperación de viejos romances o
con la autoría de nuevos poemas inspirados en ese legado popular. En 1885 dio a
la imprenta Poesía popular. Colección de los viejos romances que se cantan
por los asturianos en la danza prima, esfoyazas y filandones, que influyó decisivamente en la vocación
filológica de su hermano pequeño, Ramón Menéndez Pidal, que continuó con más
profundidad su tarea de preservar la tradición del romancero. Su obra poética
se completa con El pendón negro, que salió de imprenta en 1893.
Como
periodista, en 1883 fundó la revista satírica El trasgo, donde su hermano Luis colaboró como ilustrador, y más tarde dirigió algunos periódicos de carácter
político y marcado acento conservador, como La
Lealtad de Córdoba, en 1886, y La Unión
Católica de Madrid, en 1895. Más tarde fue redactor jefe de la Revista de Archivos, bibliotecas y museos,
una publicación de evidente índole profesional, y a su muerte pertenecía a la
redacción del diario católico El Universo
de Madrid, que por entonces dirigía el alcarreño Rufino Blanco Sánchez.
Pero
su actividad profesional fue la Historia. Prestaba servicio en la Biblioteca
del Instituto Jovellanos de Gijón, cuando en febrero de 1896 esta institución
fue incorporada a la red pública, ingresando por este medio en el Cuerpo de
Archiveros, Bibliotecarios y Anticuarios como Oficial administrativo de segundo
grado. En 1897 se trasladó al Archivo Histórico Nacional, siendo adscrito a la
Sección de Sigilografía, motivo por el cual recorrió buena parte de la geografía
española acumulando una erudita información que se publicó, póstumamente, en su
libro Sellos españoles de la Edad Media.
En 1911 perteneció a la junta encargada de la adquisición de obras para las
Bibliotecas y la Hemeroteca Nacional.
En
1908 fue nombrado director del Archivo Histórico Nacional, cuando ya era
Secretario de la Junta Facultativa del Cuerpo, y en 1914 fue elegido para
ocupar el sillón A de la Real Academia Española de la Lengua, en sustitución de
su primo Luis Pidal y Mon, tomando posesión el 24 de enero de 1915 con un
discurso sobre Luis de Zapata que fue contestado por el académico Francisco
Rodríguez Marín. En ambos nombramientos, como en otros anteriores, se vio arropado
por la poderosa influencia de su familia, por su primo Luis Pidal y Mon en el
primer caso y por su hermano Ramón en el segundo. En general, fue repetidamente
acusado de conseguir por nepotismo lo que no siempre merecía por derecho.
Publicó
otras obras literarias, como el libro de poesías Alalá, en 1890, Leyendas del
último rey godo, en 1905, y Poesías,
en 1913; y de carácter histórico, como Leyendas
del último rey godo. Notas e investigaciones, en 1906, o San Pedro de Cardeña: restos y memorias del
antiguo monasterio, en 1908. También se editó su discurso de ingreso en la
Real Academia Española de la Lengua en 1915 titulado Don Luis de Zapata y su Miscelánea.
Gobernador Civil en Guadalajara
Cuando
el 8 de diciembre de 1902 Juan Menéndez Pidal llegó a Guadalajara para asumir
el Gobierno Civil tenía una amplia experiencia política. En las elecciones de
febrero de 1891 ganó el escaño al Congreso por la circunscripción lucense de Ribadeo,
limítrofe con Asturias. El 7 de marzo de 1899 ya había sido designado
gobernador civil de Pontevedra, donde cesó el 10 de marzo de 1901.
Estuvo
al mando de la provincia alcarreña hasta el 21 de diciembre de 1903, cuando fue
destinado al Gobierno Civil de Ciudad Real, aunque no llegó a tomar posesión y
cinco días después se le encargó la misma responsabilidad en Burgos. En esta
provincia castellana cesó el 9 de diciembre de 1904 a petición propia, pues
según informó su hermano Ramón a Antonio Maura en una entrevista particular,
necesitaba reingresar en el Cuerpo Facultativo de Archivos y Bibliotecas. El 25
de diciembre de 1907 volvió a ser elegido para el Gobierno Civil de Ciudad
Real, pero tampoco se incorporó en esta ocasión, siendo cesado el 28 de enero
de 1907.
En
su nombramiento para el Gobierno Civil de Guadalajara, influyó su hermano
Faustino, que era Magistrado de esa Audiencia Provincial. No entró con buen pie
en tierras alcarreñas, pues al poco tiempo de llegar enfermó su esposa, pero
desde el principio se mostró como un gobernador activo e inflexible: multas por
blasfemar en la vía pública, por abrir las tabernas a deshora… También fue
acusado de presionar a alcaldes y electores con el objetivo, frustrado, de
quebrar en la provincia la hegemonía de los liberales leales al conde de
Romanones.
JUAN
PABLO CALERO DELSO
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