RUEDA GONZÁLEZ, Manuel
[Almería,
1875 / ]
Manuel
Rueda González había nacido en Almería en 1875. Parece ser que pudo contraer matrimonio con Luisa de San Segundo, y sabemos con certeza que tuvo una hija, Isabel, que falleció en 1908 en Guadalajara a muy temprana edad.
En 1895 obtuvo el título de Magisterio en la Universidad de Granada, siendo nombrado para el curso siguiente maestro de la escuela del pueblo de Cañada de San Urbano, hoy una barriada periférica de la ciudad de Almería. Ganó por oposición la plaza de Auxiliar en el Colegio Nuestra Señora del Carmen de Málaga.
Maestro en Guadalajara
En 1895 obtuvo el título de Magisterio en la Universidad de Granada, siendo nombrado para el curso siguiente maestro de la escuela del pueblo de Cañada de San Urbano, hoy una barriada periférica de la ciudad de Almería. Ganó por oposición la plaza de Auxiliar en el Colegio Nuestra Señora del Carmen de Málaga.
Maestro en Guadalajara
En
el mes de julio del año 1900, Manuel Rueda fue nombrado maestro con destino definitivo en la ciudad de Guadalajara y con un salario de 1.100 pesetas anuales. El 25 de agosto
de ese año se trasladó a la capital alcarreña, impartiendo clase en la 2ª
Escuela de Niños, hasta que en 1904 se mudó a la 3ª Escuela de la misma ciudad.
En su primer curso en la capital alcarreña recibió un informe negativo de la
Inspección de Primera Enseñanza a causa del bajo nivel de instrucción de sus
alumnos.
No pasó desapercibido durante
su estancia en tierras de Guadalajara. En 1902 fue elegido para representar a la provincia en el
festival académico organizado con motivo de la jura de la Constitución por
Alfonso XIII, que lo presidió, junto a los catedráticos de Instituto de segunda enseñanza Segundo
Sabio del Valle, Luis Catalá y Salvador Prado, la maestra Adelaida Ronco, y
cuatro alumnos del Instituto y de la Normal de Maestras. Asimismo, ocupó de forma interina la Secretaría de la Junta Provincial de Instrucción Pública.
Fue muy activo en defensa de los intereses del Magisterio. En el año 1907 perteneció a la Junta Directiva de la Asociación de Maestros del Partido Judicial de Guadalajara y en 1907 fue nombrado habilitado de los maestros de los partidos judiciales de Pastrana y Sacedón, cesando por propia voluntad en junio de 1908. Dirigió las revistas profesionales El Consultor, que publicó su primer número el 5 de julio de 1902 con la colaboración de Santos García Grávalos y Felipe Pérez Cerrada, y La Orientación, que apareció en mayo de 1907 y donde fue sustituido por Eugenio Gonzalo Cobos en enero de 1909. Además, fue redactor de La Instrucción de Guadalajara, en 1901, y colaboró ocasionalmente con el Boletín Pedagógico, vinculado el Museo Pedagógico Nacional. Al margen de su contribución a la prensa profesional, mientras vivió en Guadalajara, escribió en el semanario conservador alcarreña La Región.
Fue muy activo en defensa de los intereses del Magisterio. En el año 1907 perteneció a la Junta Directiva de la Asociación de Maestros del Partido Judicial de Guadalajara y en 1907 fue nombrado habilitado de los maestros de los partidos judiciales de Pastrana y Sacedón, cesando por propia voluntad en junio de 1908. Dirigió las revistas profesionales El Consultor, que publicó su primer número el 5 de julio de 1902 con la colaboración de Santos García Grávalos y Felipe Pérez Cerrada, y La Orientación, que apareció en mayo de 1907 y donde fue sustituido por Eugenio Gonzalo Cobos en enero de 1909. Además, fue redactor de La Instrucción de Guadalajara, en 1901, y colaboró ocasionalmente con el Boletín Pedagógico, vinculado el Museo Pedagógico Nacional. Al margen de su contribución a la prensa profesional, mientras vivió en Guadalajara, escribió en el semanario conservador alcarreña La Región.
Precisamente da
buena idea de su preocupación pedagógica el artículo que escribió en La Región el 7 de octubre de 1902 contra
los batallones infantiles, que fue duramente criticado por su promotor en la
capital alcarreña, José Linares Mena con una hoja suelta publicada y
distribuida en la ciudad. Para mediar en este conflicto, se reunieron los
directores de los periódicos de Guadalajara y dictaminaron que no había ofensa
en el texto de Rueda y en otro muy similar que Santos García Grávalos publicó
en La Crónica el 11 de octubre.
Durante
su estancia en Guadalajara se integró muy activamente en la vida social de la capital alcarreña. En 1902 se integró en la Junta Directiva del Ateneo Instructivo
del Obrero, y en 1902 pasó a formar parte de la Junta Directiva del citado
centro recreativo y cultural, que presidía Ubaldo
Romero de Quiñones y que era mayoritariamente republicana: Antonio Luengo,
Tiburcio Montalvo… Poco después este centro educativo y recreativo pasó a estar brevemente bajo el control de los conservadores, con los que se identificaba políticamente,
llegando a ser vicepresidente del Ateneo. Mientras tanto, figuraba en el cuadro
de profesores que empezó a impartir clases nocturnas para trabajadores en el
citado centro.
Manuel Rueda escribió con Vicente Pedromingo de la Riva, un tipógrafo liberal que llegó a ser alcalde de la capital alcarreña, una obrita de teatro con el título de El primer ensayo, que se estrenó el sábado 28 de junio de 1902 por un grupo de actores aficionados en el teatro del Ateneo Instructivo del Obrero, aunque creemos que solo se representó el día de su estreno en Guadalajara.
Inspector de Primera Enseñanza
Manuel Rueda escribió con Vicente Pedromingo de la Riva, un tipógrafo liberal que llegó a ser alcalde de la capital alcarreña, una obrita de teatro con el título de El primer ensayo, que se estrenó el sábado 28 de junio de 1902 por un grupo de actores aficionados en el teatro del Ateneo Instructivo del Obrero, aunque creemos que solo se representó el día de su estreno en Guadalajara.
Inspector de Primera Enseñanza
A partir del año 1900 se presentó a numerosas oposiciones para progresar en su carrera docente. Ese mismo año ya participó en la de plazas de Profesores numerarios de la Sección de Letras de las Escuelas Normales de Maestros, sin conseguir destino a pesar de que aprobó los primeros ejercicios, y al año siguiente se presentó a las de Inspectores de Primera Enseñanza para las provincias de Barcelona y Málaga, también infructuosamente. En abril de 1902 fue nombrado profesor provisional de Derecho y Legislación del
Instituto General y Técnico de Guadalajara, finalmente este nombramiento no se
llevó a efecto, siendo designado una semana después para la citada plaza Felipe
Ortega, con un haber de 1.000 pesetas mensuales. Volvió, en 1904 y 1907, a participar en oposiciones, en ambos casos para optar a escuelas de categoría superior, que disfrutaban de un salario anual de 2.000 pesetas.
En 1908 se presentó a las oposiciones para Inspector de Primera Enseñanza, quedando en el puesto número doce y, como solo se ofrecieron diez plazas, quedó a la espera de que se produjesen nuevas vacantes, lo que ocurrió pronto, pues el 24 de diciembre de ese mismo año abandonó la 3ª escuela de niños de Guadalajara y pasó a ejercer como Inspector de Primera Enseñanza en Granollers (Barcelona). Y aunque en un primer momento se le envió a la Inspección de la provincia de Cuenca, el 16 de julio de 1913 fue destinado a las Islas Baleares como Inspector Jefe provincial, permaneciendo en Mallorca hasta 1921, cuando regresó a Barcelona, para ser trasladado por orden ministerial del 19 de abril de 1928 a su provincia natal de Almería.
El motivo de este repentino traslado fue la decisión arbitraria de la Dictadura de Primo de Rivera de remover de sus destinos "por motivos ajenos a sus funciones [a los Inspectores de Primera Enseñanza de Barcelona], demostrando con ello una entereza de alma que los hace acreedores a la eterna gratitud de los buenos maestros de aquella provincia", según sostenía El Sol, llegando a solicitar la jubilación el que era Inspector Jefe de Barcelona, Manuel Ibarz, ante este atropello. En cuanto cayó la Dictadura, se pidió el retorno de los inspectores a sus destinos, como se podía leer en la portada de La Libertad del 15 de febrero de 1930. En abril se le devolvió a su puesto en la delegación de Barcelona y el día 10 de mayo de 1930 fue nombrado Inspector Jefe de Primera Enseñanza en esa provincia.
Con la llegada de la Segunda República permaneció en la Inspección educativa de Barcelona, pero sus ideas le enfrentaron al nuevo régimen. Manuel Rueda ocupó involuntariamente la primera página del diario madrileño La Tierra el 7 de octubre de 1931, por la acusación de adoctrinamiento de uno de sus textos para aprender a leer que decía: "Nuestro Rey es Alfonso XIII. Virtuoso y culto. Cuando era pequeño, como vosotros, estudiaba muchísimo y ejercitaba el cuerpo en las fatigas. La madre -la Reina Cristina- lo educó con mucha severidad. Alfonso XIII ama a todos los españoles honrados y laboriosos, aunque sean humildes. Más bien los humildes, los pobres, los desgraciados son más queridos que los otros. Cuando el terremoto, una inundación, una epidemia u otras graves calamadidades azotan a España, el Rey no falta nunca para socorrer y prestar ayuda", una lectura que faltaba a la verdad y que no era propia para la nueva escuela de la República. A pesar de lo cual, se mantuvo en la Inspección de Primera Enseñanza y en 1935 era presidente del Consejo Provincial de Instrucción Pública de esa provincia catalana. Acabada la Guerra Civil, superó sin sanción el preceptivo expediente de depuración y en 1945 se jubiló como Inspector de enseñanza primaria en la Ciudad Condal.
En 1908 se presentó a las oposiciones para Inspector de Primera Enseñanza, quedando en el puesto número doce y, como solo se ofrecieron diez plazas, quedó a la espera de que se produjesen nuevas vacantes, lo que ocurrió pronto, pues el 24 de diciembre de ese mismo año abandonó la 3ª escuela de niños de Guadalajara y pasó a ejercer como Inspector de Primera Enseñanza en Granollers (Barcelona). Y aunque en un primer momento se le envió a la Inspección de la provincia de Cuenca, el 16 de julio de 1913 fue destinado a las Islas Baleares como Inspector Jefe provincial, permaneciendo en Mallorca hasta 1921, cuando regresó a Barcelona, para ser trasladado por orden ministerial del 19 de abril de 1928 a su provincia natal de Almería.
El motivo de este repentino traslado fue la decisión arbitraria de la Dictadura de Primo de Rivera de remover de sus destinos "por motivos ajenos a sus funciones [a los Inspectores de Primera Enseñanza de Barcelona], demostrando con ello una entereza de alma que los hace acreedores a la eterna gratitud de los buenos maestros de aquella provincia", según sostenía El Sol, llegando a solicitar la jubilación el que era Inspector Jefe de Barcelona, Manuel Ibarz, ante este atropello. En cuanto cayó la Dictadura, se pidió el retorno de los inspectores a sus destinos, como se podía leer en la portada de La Libertad del 15 de febrero de 1930. En abril se le devolvió a su puesto en la delegación de Barcelona y el día 10 de mayo de 1930 fue nombrado Inspector Jefe de Primera Enseñanza en esa provincia.
Con la llegada de la Segunda República permaneció en la Inspección educativa de Barcelona, pero sus ideas le enfrentaron al nuevo régimen. Manuel Rueda ocupó involuntariamente la primera página del diario madrileño La Tierra el 7 de octubre de 1931, por la acusación de adoctrinamiento de uno de sus textos para aprender a leer que decía: "Nuestro Rey es Alfonso XIII. Virtuoso y culto. Cuando era pequeño, como vosotros, estudiaba muchísimo y ejercitaba el cuerpo en las fatigas. La madre -la Reina Cristina- lo educó con mucha severidad. Alfonso XIII ama a todos los españoles honrados y laboriosos, aunque sean humildes. Más bien los humildes, los pobres, los desgraciados son más queridos que los otros. Cuando el terremoto, una inundación, una epidemia u otras graves calamadidades azotan a España, el Rey no falta nunca para socorrer y prestar ayuda", una lectura que faltaba a la verdad y que no era propia para la nueva escuela de la República. A pesar de lo cual, se mantuvo en la Inspección de Primera Enseñanza y en 1935 era presidente del Consejo Provincial de Instrucción Pública de esa provincia catalana. Acabada la Guerra Civil, superó sin sanción el preceptivo expediente de depuración y en 1945 se jubiló como Inspector de enseñanza primaria en la Ciudad Condal.
En
1913 solicitó una beca de la Junta para la Ampliación de Estudios para viajar
durante tres meses a Chile y Argentina con el proyecto de estudiar la
organización de la Enseñanza Primaria en ambos países. No se le adjudicó, por
lo que reiteró su petición en 1914 y 1915, pero su propósito se vio frustrado
por la Primera Guerra Mundial. En 1920 renovó su petición para visitar las
escuelas de Francia, Suiza y Bélgica, sin que tampoco le fuese concedida la
beca.
Se
interesó por las Colonias escolares de vacaciones, introducidas en España por
la Institución Libre de Enseñanza de la mano de Manuel Bartolomé Cossío,
presentando a un concurso de la Sociedad Española de Higiene un trabajo que fue
publicado en 1915 en Palma de Mallorca con el título de Las Colonias escolares y las Escuelas al aire libre. En 1924
tradujo un libro de lecturas ilustrado para niñas publicado con el título de ¡Casa mía! ¡Patria mía! de Guido
Fabiani, autor de numerosos libros escolares en Italia y que exaltaba la
ideología fascista de Benito Mussolini; fue editado en la imprenta de J. Ruiz
Romero de Barcelona.
Perteneció a la Asociación Nacional de Inspectores y por Orden del 12 de enero de 1919 se le concedió la medalla de plata de la Mutualidad de Enseñanza Primaria como premio a los servicios que había prestado fomentando esta obra pedagógica y de previsión.
JUAN PABLO CALERO DELSO
Perteneció a la Asociación Nacional de Inspectores y por Orden del 12 de enero de 1919 se le concedió la medalla de plata de la Mutualidad de Enseñanza Primaria como premio a los servicios que había prestado fomentando esta obra pedagógica y de previsión.
JUAN PABLO CALERO DELSO
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