FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA MARTÍNEZ, Bonifacio
[Molina
de Aragón, 5 de junio de 1787 – Madrid, 8 de marzo de 1868]
Bonifacio
Fernández de Córdoba Martínez nació en Molina de Aragón el día 5 de junio de 1787 y falleció en Madrid
el 8 de marzo de 1868. Era
hijo de Juan Fernández de Córdoba Sánchez de RIvas y de Dominica Martínez Martínez; su padre había nacido en Alustante, también en el
Señorío, y ejerció de notario en la ciudad de Molina de Aragón, donde había nacido su madre,
y allí se destacó como uno de los reformadores de las normas de funcionamiento
del Señorío molinés en las últimas décadas del siglo XVIII.
Contrajo
matrimonio con Josefa Astiguieta Guerra, que había nacido en Mariana
de Caracas (Venezuela) en 1796, hija de padres españoles: José Bernardo de Astiguieta,
natural de Foronda, en Álava, y Jerónima Guerra, de Granada. Falleció en Madrid el
28 de enero de 1865. No tuvieron hijos.
En América Central
El
estallido de la Guerra de la Independencia impidió que, como había hecho su
padre, pudiese seguir los estudios de Leyes, y como consecuencia lógica del
ambiente bélico que vivía España, ingresó en el ejército. El 2 marzo de 1809
era subteniente de la Comandancia Militar de Cuenca, provincia a la que
entonces pertenecía el Señorío de Molina, participando en algunas acciones de
guerra. A partir de octubre de 1810, tras el descalabro del ejército español
ante los soldados napoleónicos, pasó a América Central, estableciéndose como
secretario de la Subinspección General de Tropas de Guatemala. En el año 1813,
al comenzar las guerras de emancipación de las colonias americanas, abandonó
los puestos administrativos y asumió el mando directo de tropas, primero como
teniente y capitán de los Dragones de Sonsonate (El Salvador) y luego como
máxima autoridad en San Antonio de Chiapas (Méjico), donde además de ostentar
la jefatura militar fundó la Sociedad Económica de Amigos del País de San
Cristóbal de las Casas (Méjico).
Una vez que las naciones americanas consiguieron su independencia, siguió viviendo
en aquel continente, pero entregado a sus asuntos particulares. Entre 1823 y
1828 residió en Méjico, ayudando a María Ana Gómez de la Cortina, condesa de
Cortina, en la administración de su hacienda en ultramar. Ya de vuelta a la
península, desde 1842 siguió colaborando con la condesa cuando ésta decidió
abandonar el continente americano y depositar en España sus fondos y sus rentas, pero con
el objetivo de establecer en Méjico la orden religiosa, las Hermanas de la Caridad o Hijas
de San Vicente de Paúl, actuando Bonifacio Fernández de Córdoba como apoderado
de la fundadora en todas las gestiones necesarias y para las que fue requerido, actuando como delegado de los promotores mejicanos antes las autoridades eclesiásticas en España, que el 9 de octubre de 1845 autorizaron el establecimiento de dicha orden en tierras mejicanas.
En España
De
regreso a España, en el año 1829, retomó su carrera administrativa. El 17 de
noviembre de 1832 fue nombrado Oficial Primero de Fomento y el 6 de julio de
1833 fue designado Secretario de Su Majestad con Ejercicio de Decretos. El 25
de mayo de 1835
alegó una grave enfermedad para ausentarse de la Corte y restablecerse en su
tierra natal, quedando cesante desde septiembre de 1836, tras la formación de
un gobierno progresista y la plena restauración de la Constitución de 1812.
Concluida
su carrera administrativa, comenzó su actividad política ocupando distintos
cargos de responsabilidad, siempre identificado con los gobiernos moderados y
con la línea más conservadora del liberalismo. El 15 de enero de 1838 la Reina
Gobernadora le ascendió a Jefe de Sección del Ministerio de Gobernación y desde
marzo de ese mismo año fue Subsecretario del departamento de Fomento, siendo invitado en función de su cargo a la Junta
Directiva de la Caja de Ahorros de Madrid que estaba organizándose bajo el
impulso de Ramón de Mesonero Romanos y del marqués viudo de Pontejos. Al año
siguiente era Contador General de Correos, destino en el que fue cesado el 7 de
septiembre de 1840 por la Junta Provisional que dio el poder al general
Baldomero Espartero y a los progresistas.
Retomado
el poder por los moderados, volvió a ocupar cargos de responsabilidad. En 1843
fue nombrado Jefe Superior de Administración Civil y en 1847 era Gobernador
Civil General de Galicia. En el año 1851 fue designado Director General de
Establecimientos Penales, cargo en el que se jubiló el 20 de julio de 1853, después de elaborar diversas normas y reglamentos para el más eficaz funcionamiento de los presidios y el cumplimiento de las penas. En
reconocimiento a su lealtad y servicios fue nombrado Gentilhombre de Cámara.
Durante
los períodos de gobierno del liberalismo más conservador, y muy especialmente en la Década Moderada, obtuvo numerosos títulos, ascensos y recompensas. El 20 de noviembre de 1834 fue
nombrado Caballero de la Orden de Carlos III, impugnando más adelante una Real
Orden del 23 de noviembre de 1863 en la que se limitaba el cobro de haberes de
los caballeros pensionados de la citada Orden, perdiendo en 1865 el
pleito por decisión de la reina Isabel II. En 1838 fue nombrado caballero de la Real Orden americana de Isabel la Católica y el mismo año era académico de honor de la
Academia de Ciencias Naturales de Madrid, el 17 de
diciembre de 1843 fue nombrado académico de honor de la Real Academia de Bellas
Artes de San Fernando de Madrid y desde 1844 era socio del Ateneo Científico,
Literario y Artístico de Madrid, ámbitos culturales donde pudo exponer los
conocimientos que había adquirido en América Central, en los Estados Unidos de
Norteamérica, en Francia y en Inglaterra durante su estancia en estos lugares.
Elección y actividad parlamentaria
Después
de aprobarse la Constitución progresista de 1837 se disolvieron las Cortes y se
convocaron nuevas elecciones, que en la provincia de Guadalajara ganaron los
moderados, aunque hubo muchas dudas y protestas por la limpieza del proceso,
pues buena parte de la provincia estaba ocupada o asediada por los carlistas.
En cualquier caso, los resultados fueron una clara victoria para el partido
moderado, y Bonifacio Fernández de Córdoba fue elegido como senador suplente,
aunque no hizo falta que ocupase el escaño.
En
las elecciones celebradas el 3 de septiembre de 1844, que supusieron el triunfo
de los moderados dentro de la coalición que expulsó al general Baldomero
Espartero de la Regencia, fue elegido diputado suplente por la circunscripción
de Teruel, vecina a su tierra natal, pero como no se produjo ninguna vacante tampoco
fue necesario que se incorporase al parlamento.
Para
diciembre de 1846 se convocaron nuevos comicios, de nuevo con un sufragio
fuertemente censitario, y Bonifacio Fernández de Córdoba obtuvo el escaño del
distrito de Molina de Aragón, triunfo electoral que repitió en 1850 y 1851, En
las tres ocasiones, fue proclamado candidato electo con un número muy reducido de
votos, que nunca llegó al centenar. En la legislatura de 1846 se excusó por su
falta de asistencia a distintas sesiones parlamentarias al encontrarse enfermo,
y en 1847 se enfrentó a una viva discusión sobre su capacidad para ser reelegido a causa
de su nombramiento como Gobernador Civil de Galicia. Finalmente, causó baja en
su escaño el 11 de diciembre de 1847 y fue sustituido por Fernando Urríes
Bucarelli.
Mientras
estuvo presente en la Cámara Baja fue un diputado muy activo, interviniendo en
varias ocasiones en cuestiones de carreteras y con motivo de las impugnaciones
a determinadas actas electorales, pues no en vano había desarrollado su carrera
administrativa y política en los Ministerios de Fomento y Gobernación.
Del
mismo modo, formó parte de diversas comisiones parlamentarias sobre estos
mismos asuntos y en alguna otra que tenía una relación más directa con la
reina, como las que se establecieron para felicitar a Isabel II en el día de su
cumpleaños o para acompañarla al Santuario de Nuestra Señora de Atocha. También
se integró en la que se encargó de devolver a los herederos de Manuel Godoy los
bienes particulares que le habían sido embargados.
JUAN PABLO CALERO DELSO
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