GINER DE LOS RÍOS, Hermenegildo
[Cádiz, 14 de octubre de 1847 / Granada, 20 de agosto
de 1923]
Hermenegildo
Giner de los Ríos Rosas nació en la ciudad de Cádiz en 1847, en el seno de una
familia acomodada en la que destacaba su hermano mayor, Francisco, que tanta
influencia tuvo en su vida, pero a la que también pertenecieron personajes de
la talla del político Antonio de los Ríos Rosas, hermano de su madre, y su
sobrino, el intelectual y político Fernando de los Ríos.
Inició
sus estudios de Bachillerato en la ciudad de Granada, lugar de residencia de su
familia, y los completó en Madrid, donde se matriculó en la Facultad de
Filosofía y Letras de su Universidad Central, consiguiendo el grado el 30 de
junio de 1870, el título de licenciado el 5 de julio de 1872 y ganando el
doctorado en Filosofía y Letras ese mismo año con una tesis titulada “Teoría
general del Arte y desarrollo histórico de las llamadas Bellas Artes en la
Antigüedad”. Obtuvo una beca como colegial para el de Real Colegio Mayor San
Clemente de los Españoles en la Universidad de Bolonia, formando parte de una
élite intelectual allí formada desde el siglo XIV y que son popularmente
conocidos como “los bolonios”.
Su labor docente
Comenzó
su carrera docente siendo director y profesor de Historia en el Centro Popular
de Enseñanza creado por el Instituto San Isidro de Madrid el 1 de noviembre de
1868, poco después de la Revolución Gloriosa y en consonancia con las ideas que
latían detrás del nuevo régimen político. El 9 de octubre de 1874 aprobó la
oposición para la Cátedra de Psicología, Lógica y Ética en el Instituto de
segunda enseñanza de Osuna, nacido también al calor del proceso revolucionario,
pero el 16 de junio de 1875 fue suspendido de empleo y sueldo como consecuencia
del nuevo marco legal educativo impuesto por los conservadores por medio del
ministro de Fomento, el marqués de Orovio, que exigía que todos los profesores
acomodasen sus enseñanzas a los dictados de la Iglesia Católica y que acatasen
al rey.
Un
puñado de profesores de Universidad y en menor número de segunda enseñanza, no
sólo se negó a aceptar estas nuevas condiciones sino que protestaron
públicamente por este atentado a la libertad de cátedra. Hermenegildo Giner de
los Ríos y algunos de los más prestigiosos profesores españoles, bajo la
dirección de su hermano Francisco, alentaron la fundación de la Institución
Libre de Enseñanza, un centro educativo inspirado por las ideas del filósofo
alemán Friedrich Krause y que se convirtió en la experiencia pedagógica más
valiosa de la segunda mitad del siglo XIX.
El
30 de marzo de 1881, a raíz de la llegada al gobierno de los liberales de
Práxedes Mateo Sagasta, herederos en parte de la herencia del Sexenio, la ley
Orovio fue derogada y Hermenegildo Giner de los Ríos fue rehabilitado en su
cátedra, pero como los conservadores habían cerrado entre tanto el Instituto de
Osuna, se tuvo que incorporar al centro de segunda enseñanza de Burgos, al que
fue adscrito desde el 8 de julio de 1881. No por eso se alejó de los postulados
krausistas, y en 1883 salió de la imprenta y librería de Fernando Fe el libro Krause y Spencer, escrito por Guillaume Tiberghien
y con traducción de Hermenegildo Giner de los Ríos, que incluyó a modo de
introducción una brve biografía del autor, el más célebre krausista belga.
El 8
de marzo de 1884 se trasladó al Instituto de Guadalajara, donde sólo permaneció
veinte meses, pues el 23 de noviembre de 1885 pasó a ocupar la Cátedra de
Retórica y Poética en el Instituto de Zamora. Cinco años después asumió la
misma Cátedra en la ciudad de Alicante y el 27 de enero de 1898 ganó la plaza
de catedrático en el Instituto de Bachillerato de Barcelona, en el que
permaneció hasta su jubilación y en el que ocupó el cargo de Secretario y fue
nombrado director honorario.
Hasta
para su jubilación fue Hermenegildo Giner de los Ríos conflictivo para el
ministerio. Llegado el momento de su retiro, se manifestó en contra de su
cambio de situación administrativa alegando que se encontraba en completo uso
de sus facultades físicas y mentales y ofrecía distintas pruebas de su
actividad intelectual más reciente. Esta pretensión se vio avalada por el
claustro de profesores del Instituto de Barcelona, que en una reunión celebrada
el 17 de junio de 1918 manifestó “que se trata de un caso de méritos eminente,
apreciados y conocidos por cuantos de enseñanza y ciencia se preocupan en
nuestro país”. Sin embargo, su petición fue rechazada y se jubiló con fecha del
19 de septiembre de 1918, instalándose en su casa de Granada, donde falleció en
agosto de 1923 y donde fue enterrado sin ceremonia religiosa.
Pero
su vocación pedagógica no se vio circunscrita a su actividad reglada como
profesor de Instituto; además, participó en numerosas iniciativas y sociedades.
En enero de 1898, recién trasladado a Barcelona, fue socio fundador de la Liga
de la Educación Nacional y en la capital catalana impartía clases, sin percibir
ningún honorario por ello, en el Instituto de Segunda Enseñanza de la Mujer.
Su acción política
Hermenegildo
Giner de los Ríos se identificó, como el conjunto de los krausistas, con las
ideas políticas más avanzadas de la burguesía de su época y militó muy
activamente en la corriente republicana, adscripción que le llevó, por ejemplo,
a rechazar la concesión de la Orden de Alfonso XII que le concedió el rey
Alfonso XIII pocas semanas después de ocupar el trono. Si en un principio formó
en las filas del partido de Nicolás Salmerón, tan vinculado a la Institución
Libre de Enseñanza, más tarde se afilió al Partido Republicano Radical por
oponerse a la participación de los republicanos en la alianza de Solidaridad
Catalana, que acogía en defensa de la identidad de Cataluña a grupos políticos
de todo el espectro ideológico. No fue ajena a esta posición política la
publicación en 1916 por las Juventudes de ese partido de un folleto con el
texto de un discurso que pronunció Hermenegildo Giner de los Ríos con el título
“El idioma español. Por la Patria y por la Lengua”.
Es
en Barcelona donde se destacó más en su acción política, resultando elegido en
varias ocasiones para ocupar una concejalía en el Ayuntamiento de la Ciudad
Condal y fue elegido teniente de alcalde. Como concejal, se destacó muy
señaladamente por sus iniciativas en temas educativos y culturales, promoviendo
la creación y consolidación de infraestructuras y el fomento de las colonias
escolares, que eran algunos de los ejes del modelo pedagógico krausista.
Fue
diputado a Cortes en varias legislaturas. El 13 de diciembre de 1908 se celebró
en Barcelona una elección parcial para suplir la vacante de Emilio Junoy
Gelbert, que había renunciado a su escaño un mes antes. Celebrados los
comicios, Hermenegildo Giner de los Ríos se hizo por primera vez con el acta
por esta circunscripción, en una coyuntura muy difícil, y se mantuvo en las
Cortes hasta su disolución en abril de 1910, como consecuencia de los sucesos
de la Semana Trágica y la consiguiente caída del “gobierno largo” de Antonio
Maura. Su elección, que coincidió con la de Juan Sol y Ortega hasta entonces
senador por Guadalajara, debilitó significativamente a Solidaridad Catalana.
Volvió
a ser reelegido en el mismo distrito electoral en las elecciones legislativas
celebradas el 8 de mayo de 1910, en los comicios convocados para el 8 de marzo
de 1914, legislatura en la que renunció al escaño aunque no se dio cuenta a la
Cámara por haber sido ya clausurada, y en el proceso electoral del 9 de abril
de 1916. Siempre fue elegido en candidaturas republicanas y en las dos últimas
legislaturas se alineó con la minoría republicano-radical que dirigía Alejandro
Lerroux.
La
coherencia con sus ideales, tan característica del krausismo, le ocasionó
algunos sinsabores, como cuando en 1912 fue denunciado y juzgado en el Tribunal
Supremo acusado de escarnio a la religión católica. A su vez, en 1917 escribió
una carta en solidaridad con Julián Besteiro, catedrático de Lógica de la
Universidad Central, que se encontraba recluido en el presidio de Cartagena por
haber formado parte del Comité de la UGT en la Huelga General convocada ese
verano; la carta fus suscrita por muchos profesores de Barcelona y se sumó a
una iniciativa más amplia y con mucho eco en los claustros y la prensa de la
época.
Su obra escrita
Es
imposible ofrecer una relación, aunque fuese sucinta, de todas las obras escritas
y publicadas por Hermenegildo Giner de los Ríos. Basta indicar que en su última
hoja de servicios como catedrático de Instituto, al borde ya de la jubilación,
ofrecía un registro de 39 volúmenes debidos a su autoría y otros cinco escritos
en colaboración, a los que sumaba trece ediciones y traducciones de obras
ajenas, otras ocho traducciones que además incorporaban trabajos originales
suyos y catorce obras traducidas por él en colaboración con otros. Había
prologado o introducido casi ciento veinte libros de diversos autores y era el
director de la Biblioteca Andaluza, en el catálogo del editor madrileño J.
Jorro. Entre sus libros de texto merece la pena destacar sus tres Resúmenes de
Psicología, Lógica y Ética, publicados en la primera década del siglo XX, su
obra Rudimentos de Derecho y Principios de Literatura, Manual de Literatura nacional y extranjera,
antigua y moderna, en dos volúmenes, y Teoría
de la Literatura y de las Artes, que formaba parte de los Manuales Soler.
Incluso
ya jubilado siguió dando a la imprenta nuevas obras; en 1918 publicó el tercero
y último tomo de su Manual de Literatura
y firmó un contrato con la Editorial Prometeo de Valencia, de la que era
propietario el novelista Vicente Blasco Ibáñez, para la inminente aparición del
primer tomo de su Diccionario de Literaturas y Literatos.
Pero
merece la pena destacar que fue, también, un joven autor dramático, con obras
como Milton, un cuadro dramático en un acto y en verso, Por ir al baile (1885) y A tiempo (1879), una comedia en verso
escrita con Juan Contreras Crooke; además, en 1885 hizo una adaptación para la
escena de Teresa Raquin, la novela de
Émile Zola que se había publicado en 1867. Quizás por esa vocción literaria,
también tradujo obras literarias de Edmundo de Amicis como Socialismo y educación, que salió de la imprenta de Ricardo Rojas
en 1898, y Los amigos, publicada en
1889.
JUAN PABLO CALERO DELSO
JUAN PABLO CALERO DELSO
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