Licencia de uso y reprodución

El contenido de las biografías publicadas en este Diccionario Biográfico de la Guadalajara contemporánea es propiedad de sus autores, cuyo nombre aparece al pie de cada texto.
Los textos y las imágenes que los acompañan se publican en el blog bajo licencia Creative Commons, que autoriza a copiar y distribuir su contenido, con o sin modificaciones, para uso público o privado, siempre que no se use para fines comerciales y que se cite a los autores y la fuente de procedencia.
Archivo:CC-BY-NC-SA.png

martes, 11 de febrero de 2014

FERNANDO URRÍES BUCARELLI

URRÍES BUCARELLI, Fernando
[Zaragoza, 12 de agosto de 1800 / Tarbes, 9 de febrero de 1873]

Fernando Urríes y Bucarelli nació en Zaragoza el día 12 de agosto de 1800 y falleció en la ciudad francesa de Tarbes, muy próxima al Pirineo aragonés, el 9 de febrero de 1873.
Era hijo de Pedro María Jordán de Urríes Fombuena, que había nacido en Zaragoza el 13 de octubre de 1770 y que ostentaba el marquesado de Ayerbe y la baronía de Sánchez-Torrelas, y de María Juana Bucarelli Bucarelli, nacida en Málaga el 5 de septiembre de 1784 y fallecida en Zaragoza el 24 de agosto de 1836, que era hija de los marqueses de Valle Hermoso. Tuvieron dos hijos: Fernando y Rafael, que nació en Madrid el 25 de octubre de 1801 y murió en Zaragoza el 23 de noviembre de 1850, habiendo contraído matrimonio con Joaquina de Tomás y Alcaine.
Fernando Urríes se caso con María del Carmen Josefa Arias y Fernández de Moros, que había nacido en la localidad aragonesa de Calatayud el 5 de febrero de 1803, y con la que tuvo dos hijos: Juan de Dios Jordán de Urríes Arias, nacido en 1825, y Carlota de Urríes Arias, que vino al mundo en Molina de Aragón el 4 de noviembre de 1826.
Como tantos hidalgos empobrecidos o segundones de familias nobiliarias de su tiempo, siguió la carrera de las armas, ingresando en el Real Cuerpo de Guardias de Corps, en el que su padre había ocupado destinos muy destacados y del que también formaba parte su hermano Pedro Ignacio, que era hijo de un primer matrimonio de su padre con María Nicolasa de Palafox y Silva y que había heredado los marquesados de Ayerbe y Lierta. Ascendió en el Ejército y en 1833 era el Primer Comandante del Batallón de Molina de Aragón, adscrito a la Quinta Brigada, que estaba desplegada en la provincia de Guadalajara y en la vecina comarca de Medinaceli.
Pedro María Jordán de Urríes Fombuena
Hacia 1845 ya le encontramos licenciado del ejército y dando los primeros pasos en su fructífera carrera política. En 1848 fue elegido diputado a Cortes por el distrito electoral de Molina de Aragón, en sustitución de Bonifacio Fernández de Córdoba, que cesó después de ser nombrado Gobernador general de Galicia. En los comicios de 1850 concurrieron los dos diputados que habían ocupado el escaño en la anterior legislatura, Fernando Urríes y Bonifacio Fernández de Córdoba, saliendo elegido el segundo, victoria que repitió en la siguiente convocatoria electoral.
A pesar de esas derrotas, en muy poco tiempo se hizo con una notable influencia entre los molineses, hasta el punto que Benito Pérez Galdós en su novela Narváez, que forma parte de sus Episodios Nacionales, le cita como un “antagonista tan formidable” frente a sus oponentes políticos en la circunscripción del Señorío molinés. Lo demostró en los comicios de 1853 conquistando el escaño, aunque por un ajustado margen de votos: noventa y uno de los ciento ochenta electores inscritos. Y en 1857, tras el paréntesis del Bienio Progresista, volvió a ganar las elecciones en el Señorío, en esa ocasión en pugna con Víctor Tomás Muro, y se sentó en el Congreso durante esa breve legislatura, que sólo duró un año.
Ideológicamente siempre perteneció al partido moderado, y se identificó con la facción de los neocatólicos. Fue acusado públicamente de ser uno de los diputados políticamente más próximos al conde de San Luis y a su gobierno impopular y corrupto que en 1854 fue derribado por los generales O’Donnell y Espartero, dando paso al Bienio Progresista.
Terminado en 1856 el gobierno del general Baldomero Espartero demostró esta sintonía con los moderados en junio de 1857 firmando con otros 61 diputados una moción de este sesgo ideológico durante la discusión parlamentaria de la Ley de Instrucción Pública. Su afinidad con los sectores más reaccionarios del moderantismo tenía raíces familiares; su padre había formado parte de la camarilla de Fernando VII y estuvo implicado en la conjura de El Escorial, acompañando al rey a Bayona y Valençay, y uno de sus hermanos, Alberto de Urríes y Bucarelli, fue uno de los carlistas aragoneses más activos en la Primera Guerra y en las conspiraciones y levantamientos carlistas posteriores.
Además, se convirtió en un rico propietario agrario, que entre 1855 y 1858 formaba parte de la junta directiva de la Asociación de Ganaderos del Reino, en la que se agrupaban los principales propietarios del país. Y aprovechó su presencia en el Parlamento para defender los intereses ganaderos, como se puso de manifiesto en la enmienda que presentó el 1 de abril de 1853 con un grupo de diputados, solicitando incorporar a un proyecto de ley el siguiente artículo: “Desde 1º de Junio del corriente año se dará a los dueños de ganados la sal que necesiten para el consumo de estos en las fábricas y alfolíes a 20 rs. vn. la fanega, mezclando con la misma una sustancia que, sin ser perjudicial para los ganados, la inutilice para los usos domésticos”.
También fue propietario de distintas fincas urbanas, entre ellas una en la ciudad de Guadalajara en terrenos que pertenecieron al antiguo convento de la Concepción y que la Diputación Provincial alcarreña compró en el año 1879 a su viuda por 27.500 pesetas para levantar sobre ella el Palacio provincial, que sigue siendo la sede de esta corporación.
Pero su principal afición fue el teatro; como lo demuestra el retrato que se hizo de él en la Semblanza de los diputados de la legislatura de 1849 y 1850, donde se afirmaba que si en el mundo de la farándula era destacado protagonista, en el ámbito parlamentario su labor era sólo de comparsa. En 1849 fue nombrado vocal de la Junta consultiva de Teatros junto a los más destacados autores dramáticos del país: Mesonero Romanos, Hartzenbusch, Fernando Corradi o Hilarión Eslava.
Y, sobre todo, durante largos años fue el gerente del Teatro Real de Madrid, una responsabilidad que le ocasionó muchas preocupaciones y le hizo viajar repetidamente al extranjero para traer las mejores voces de su tiempo a la capital de España y que, lejos de darle dinero, le arruinó. En aquellos años, era reconocido como uno de los hombres de teatro más entendidos del país, y además siempre al tanto de lo que sucedía fuera de nuestras fronteras; a él se debe, en buena medida, la importancia que adquirió el Teatro Real madrileño.
En 1815 fue nombrado caballero de la Orden de Calatrava con la Encomienda de Carrión. También fue uno de los Directores del Casino del Príncipe de Madrid.
JUAN PABLO CALERO DELSO

No hay comentarios:

Publicar un comentario