DÍAZ DELGADO DE LUNA, Ramón
[Horcajo
de Santiago, 1814 / ]
Juan
Ramón Díaz Delgado de Luna nació en el año 1814 en la localidad alcarreña de
Horcajo de Santiago, muy próxima al pueblo y monasterio de Uclés, a cuyo Priorato de Órdenes Militares
pertenecía hasta que en 1833 se integró en la recién establecida provincia de
Cuenca.
El
día 17 de mayo de 1852 se casó, en la madrileña iglesia de San Marcos, con Victoriana Sánchez
y Muñoz, sobrina carnal de Fernando Muñoz, duque de Riansares, que era el
marido de la reina María Cristina de Borbón, con la que había contraído matrimonio
morganático el 28 de diciembre de 1833, pocos meses después de que ésta enviudase del rey Fernando VII, y que era
oriundo de esa misma comarca conquense. Fueron padrinos de la boda Alejandra Muñoz, madre
de la contrayente y hermana del duque, y Nicanor Llanos, rico propietario
establecido en La Habana pero que en esos años residía en Madrid y era amigo y
correligionario del novio. Enlazaba así, aunque con un vínculo colateral, con
la Familia Real española.
Ramón
Díaz había cursado estudios de Derecho en la Universidad Literaria de Madrid,
alcanzado los grados de Bachiller y Licenciado en Leyes. El 13 de septiembre de
1839 fue habilitado por la Audiencia Territorial madrileña para ejercer como
abogado ante los Reales Consejos, después de haber cumplido la preceptiva
mayoría de edad. El día 16 de ese mismo mes y año pidió el ingreso en el Colegio
de Abogados de Madrid, incorporándose al mismo con fecha de 1 de octubre de
1839, y estableciendo su residencia en la capital del reino para el ejercicio libre de la abogacía, primero en el número 8 de la calle de Vergara, frente al Palacio Real, y años después en el número 116
de la calle Mayor. De sus actuaciones en el foro,
tuvo especial trascendencia su participación en el conocido como “Pleito de las
Marquesas”, que enfrentó a una familia nobiliaria por el reparto de una
herencia y que fue muy comentado en todo el país.
Fue académico de la Academia de Derecho español público bajo la advocación de Santa Bárbara virgen y mártir, una institución fundada bajo el reinado de Carlos III y que dependía del Consejo de Castilla. En el año 1844 presentó una petición razonada para ocupar una magistratura en el sistema judicial en Ultramar, pero no obtuvo el nombramiento solicitado.
Fue académico de la Academia de Derecho español público bajo la advocación de Santa Bárbara virgen y mártir, una institución fundada bajo el reinado de Carlos III y que dependía del Consejo de Castilla. En el año 1844 presentó una petición razonada para ocupar una magistratura en el sistema judicial en Ultramar, pero no obtuvo el nombramiento solicitado.
Su actividad política
No
se le conoció actividad política hasta su boda, pero desde ese mismo momento
pasó a ocupar diferentes cargos representativos, siempre en las filas del
partido moderado, como no podía ser de otra manera por su relación familiar con
la reina María Cristina de Borbón, lo que se pone además de manifiesto sólo con
ver los procesos electorales en los que fue elegido diputado o concejal,
siempre bajo gobiernos del liberalismo más conservador o de la Unión Liberal y
con el forzado paréntesis del Bienio Progresista y del Sexenio Revolucionario.
El 4 de
febrero de 1853 se celebraron elecciones legislativas con sufragio censitario,
en las que Ramón Díaz Delgado de Luna fue elegido diputado a Cortes por el distrito
alcarreño de Pastrana, obteniendo 302 de los 397 votos emitidos, sobre un censo
electoral de 520 ciudadanos con derecho al sufragio activo. El 18 de marzo juró
su cargo y se incorporó a las tareas del Congreso de los Diputados. Sin
embargo, esa legislatura se caracterizó por su brevedad, pues fue clausurada el
9 de abril de ese mismo año, así que nada podemos reseñar de su actividad
parlamentaria durante esas tres semanas.
Permaneció
cerrada la Cámara hasta el 19 de noviembre de 1853, cuando empezó la trigésimo
segunda Legislatura que correspondía al año 1854. Ramón Díaz Delgado mantuvo su
escaño por la circunscripción de Pastrana y en esta ocasión formó parte de la
comisión creada para asistir, en representación del Congreso, a las ceremonias
por el alumbramiento de la reina Isabel II, que dio a luz a la Infanta María
Cristina. Sólo intervino en la sesión que debatía las actas electorales del
distrito de la Misericordia, en la ciudad de Zaragoza, pero fue uno de los
elegidos para integrar la Diputación permanente del Congreso.
El
pronunciamiento del general Leopoldo O’Donnell en junio de 1854 hizo caer al
régimen moderado y dio paso a una coalición de centristas y progresistas que
convocó Cortes Constituyentes, que abrieron sus sesiones el día 8 de noviembre
y en las que no participó Ramón Díaz Delgado, por lo que su etapa parlamentaria
en ambas legislaturas apenas excedió de los seis meses. Fue un diputado cunero,
sin relación con el distrito de Pastrana ni, en general, con la provincia de
Guadalajara, en la que ni había nacido, ni residía, ni sabemos que tuviese
intereses particulares.
Cerrado
el ciclo del Bienio Progresista, volvió Ramón Díaz Delgado a ocupar cargos
políticos electivos, pero en esta ocasión como concejal del Ayuntamiento
madrileño, siempre por el distrito de Correos, situado en el centro de la
capital y con un sufragio censitario muy restringido. Su primer triunfo
electoral se produjo en febrero de 1857, ocupando al año siguiente la
presidencia del Distrito de la Inclusa y la tenencia de alcaldía del de
Universidad en 1859; y las segundas elecciones que ganó se celebraron en
noviembre de 1860, siendo entonces designado quinto teniente de alcalde y
presidente del distrito de Correos.
En
los comicios de 1860 fue acusado públicamente de intentar influir en el cuerpo
electoral, primero por formar “parte muy
principal e influyente de la comisión nombrada para la rectificación de las
listas, y ya se deja conocer, aun sin que se niegue la buena fe de dicho señor,
que no habrá quedado excluido de ellas ninguno de sus amigos personales y
políticos”, y después por que “penetró en el local con el bastón de autoridad,
que al fin tuvo que dejar fuera, no sin repugnancia y en virtud de mandato
expreso y terminante del presidente; y procuró también que la elección se
verificase fuera del distrito en la Sala de audiencia de su alcaldía, lugar
sumamente estrecho é incómodo, donde era difícil escribir con libertad las
papeletas; pero en el que sin embargo, se respiraba cierta atmósfera oficial y
se dejaba sentir la influencia de la autoridad tutelar de uno de los candidatos”.
No volvió
a presentarse a nuevos comicios, pero conservó su militancia dentro del partido
moderado, llegando a ser elegido presidente de la agrupación del Distrito
Centro de Madrid en el año 1864, y siguió vinculado al municipio madrileño, ocupando
el cargo de juez de paz e interino de Primera Instancia del Distrito de Audiencia de la capital del reino hasta
la caída de Isabel II tras el triunfo de la Revolución Gloriosa.
Hostil
a la política progresista, durante el Sexenio se recluyó el ejercicio libre de
la abogacía, aunque en 1872 fuese elegido por
el Colegio de Abogados de Madrid para ser vocal de la junta calificadora para
el examen de los que pretendían ingresar en el cuerpo de aspirantes al
ministerio fiscal. Con la monarquía restaurada en la persona del rey Alfonso
XII, volvió a la actividad política y acudió en mayo de 1875 a la reunión que
se celebró en el Senado para conformar el nuevo Partido Liberal Conservador a partir de
las distintas facciones que apoyaban la nueva situación, grupo político al que
se afilió llegando a formar parte del Comité electoral del Distrito de
Buenavista de Madrid para el año 1877.
Participó
activamente en la vida cultural madrileña y en 1849 era socio del Ateneo
Científico Literario y Artístico de Madrid. Perteneció a la redacción de la Revista económica
de Madrid, un periódico mensual que vio la luz en 1847 y que estaba “consagrado a
las cuestiones agrícolas, industriales, comerciales, administrativas y
rentísticas, publicada por don Ruperto Navarro y Zamorano y don José Álvaro de
Zafra”.
JUAN
PABLO CALERO DELSO
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