HIDALGO CALVO, Manuel
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Manuel
Hidalgo Calvo nació seguramente en la ciudad de Guadalajara, hijo de una
familia que ya había participado muy activamente en la vida política local en las
primeras décadas del siglo XIX. Santiago Hidalgo fue alcalde de la Santa
Hermandad por el Estado Noble en los primeros años de esa centuria y cuando el
13 de septiembre de 1812 se celebraron las primeras elecciones municipales en
la capital alcarreña, según las normas dictadas por la Junta Nacional de
Regencia y en el marco de la Constitución de Cádiz, Santiago Hidalgo y Mateo
Tabernero fueron elegidos primeros alcaldes de la ciudad. Cuando en junio de
1813 se celebraron nuevos comicios, Santiago Hidalgo volvió a merecer la
confianza de sus vecinos.
En
la provincia de Guadalajara este recambio institucional provocado por la Guerra
de la Independencia se hizo de la mano del liberalismo; no por casualidad el
jefe militar en tierras alcarreñas fue Juan Martín Díaz, El Empecinado, y aunque en 1825 murió de forma infamante por apoyar
la Constitución de 1812, algunos de sus más estrechos colaboradores siguieron
conservaron su ascendiente y permanecieron fieles a su ideario liberal, como
las familias Hidalgo, Calvo o Sardina.
Manuel
Hidalgo Calvo recogía ambas herencias políticas y familiares, y al establecerse
en noviembre de 1835 la primera Diputación Provincial de Guadalajara,
atendiendo a la nueva división provincial impulsada por Javier de Burgos,
Manuel Hidalgo Calvo era el representante del Partido Judicial de Pastrana en
la recién nacida corporación. Formaba parte de la corriente política del
liberalismo moderado, siendo uno de sus más destacados representantes en tierras
alcarreñas, como se reconocía públicamente en la prensa provincial.
Heredaba
también una posición económica desahogada y en sus declaraciones a las Cortes
se confesaba propietario, y no debía contar con escasa fortuna, pues con motivo de una carta
hecha pública en 1853 por el Ayuntamiento de Illana, con motivo de la aprobación de nuevas líneas férreas, y dirigida a Isabel II,
encontramos la firma de Manuel Hidalgo Calvo como la del mayor contribuyente de la
localidad.
Durante
el verano de 1836 se celebraron las elecciones parlamentarias de lo que serían
las Cortes Constituyentes que alumbraron la constitución progresista de 1837.
En esos comicios, Manuel Hidalgo Calvo obtuvo una votación testimonial, tan
solo cinco votos, aún con un censo muy restringido, y tampoco fue reelegido
para formar parte de la nueva Diputación Provincial elegida en ese mismo año.
En
el otoño de 1837, una vez aprobada la Constitución progresista, se convocaron
nuevas elecciones para una cámara que celebró su sesión inaugural el 19 de
noviembre de 1837. En esos comicios la votación se vio seriamente afectada por
las consecuencias de la Primera Guerra Carlista; de los 483 municipios de la
provincia de Guadalajara sólo en 310 se pudo completar el proceso electoral y
otras 173 localidades no pudieron figurar en las listas de resultados
electorales por la presencia de partidas carlistas que interrumpían las
comunicaciones, ocupaban temporalmente algunos pueblos o boicoteaban el
ejercicio del sufragio.
Las
evidentes dificultades del proceso electoral no disiparon los temores de
manipulación de los resultados en beneficio de los moderados, que en esos
comicios presentaron una lista que ocupó todos los escaños de la
circunscripción de Guadalajara con la elección de Francisco Muñoz Maldonado,
conde de Fabraquer, de Santos López-Pelegrín Zabala y de Manuel Hidalgo Calvo que,
ante las críticas, se sintió obligado a defender públicamente la limpieza de su
elección ante el pleno del Congreso. De los más de 4.000 votantes inscritos en
el censo, solamente se contabilizaron 1.650 votos y él consiguió 830,
exactamente la mitad de los sufragios emitidos y el umbral mínimo que le
permitía ocupar el escaño sin recurrir a una segunda vuelta.
Fue
diputado en las legislaturas de 1837 a 1838 y de 1838 a 1839. Juró su cargo el
4 de diciembre de 1837 y perteneció a las Secciones Tercera, Quinta y Séptima.
Realizó dos intervenciones; la primera para contestar a las alegaciones sobre
su acta de diputado y la segunda para interpelar al gobierno sobre la invasión
de los carlistas en el territorio de La Mancha. También firmó una
proposición para que a los diputados electos que no se hubiesen presentado
todavía en el Parlamento, se les señalase un plazo fijo, corto e improrrogable,
dentro del cual debían hacerlo, de lo contrario se entienda que han renunciado al
escaño.
Durante
su actividad parlamentaria se mostró como un moderado atípico que, en varias
ocasiones, hacía frente común con los progresistas; así ocurrió cuando hizo su aportación a una cuestación pública junto con progresistas tan reconocidos como Juan Álvarez Mendizábal o Evaristo San Miguel, o cuando firmó el
27 de diciembre de 1837, junto a otros veintiocho diputados entre los también se encontraba el molinés Santos López-Pelegrín, un proyecto de ley “Sobre repartimiento de bienes
nacionales” que tenía a Álvaro Flórez Estrada como primer firmante, en el que se proponía el reparto de tierras de los exclaustrados entre los campesinos, a cambio del pago de un canon, como forma de implicarles en la defensa del régimen liberal y de disminuir de ese modo el apoyo al pretendiente carlista, que estaba creciendo en el centro de la Península.
En
las elecciones convocadas por Real Orden el 2 de junio de 1839, y celebradas
las votaciones a lo largo de cinco días, entre el 24 y el 28 de julio, al
computar los resultados de los dieciocho colegios en los que estaba dividida la
provincia, se comprobó que los moderados estaban perdiendo el favor de los
electores de Guadalajara. Sólo José Muñoz Maldonado, con 1.391 votos, resultó
elegido en esa primera vuelta, y Manuel Hidalgo Calvo apenas consiguió 743
papeletas, según explicaba El Constitucional
del 27 de julio de ese año, por haber sido apartado del favor de José Muñoz
Maldonado, víctima de un acuerdo con Andrés Borrego. La Junta de escrutinio
general anuló las elecciones de los distritos de Pastrana, Sigüenza y Jadraque,
pero la comisión de las Cortes las dio por válidas y proclamó los candidatos. Sin
embargo, esta legislatura fue especialmente corta, pues la solemne sesión de
apertura de las Cortes se celebró el 1 de septiembre de 1839 y las cámaras
fueron disueltas el día 18 de noviembre del mismo año.
Volvió en enero de 1840 a presentar su
candidatura para ser elegido senador por la provincia alcarreña en la lista
monárquico-constitucional, impulsada por el partido moderado, en un proceso
electoral ya normalizado y sin los incidentes de las convocatorias de 1837 y
1839, aunque hubo rumores sobre partidas carlistas, tan insistentes como
infundados. Obtuvo 1.617 votos, menos que sus dos compañeros de partido,
Francisco Romo Gamboa y José Fernando Gamboa, así que, no llegó a ocupar el escaño,
pues la provincia de Guadalajara solamente enviaba dos senadores, según el Real
Decreto del 20 de julio de 1837 sobre las elecciones de diputados y senadores.
JUAN
PABLO CALERO DELSO
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