Licencia de uso y reprodución

El contenido de las biografías publicadas en este Diccionario Biográfico de la Guadalajara contemporánea es propiedad de sus autores, cuyo nombre aparece al pie de cada texto.
Los textos y las imágenes que los acompañan se publican en el blog bajo licencia Creative Commons, que autoriza a copiar y distribuir su contenido, con o sin modificaciones, para uso público o privado, siempre que no se use para fines comerciales y que se cite a los autores y la fuente de procedencia.
Archivo:CC-BY-NC-SA.png

sábado, 13 de junio de 2020

JOSÉ LÓPEZ CORTIJO

LÓPEZ CORTIJO, José
[Tendilla, ¿? / Guadalajara, 7 de febrero de 1909]

José López Cortijo nació en la década de 1840 en el pueblo alcarreño de Tendilla, donde sus padres, Victoriano López y Ramona Cortijo, tenían propiedades agrícolas que él heredó en parte, y falleció en la ciudad de Guadalajara el día 7 de febrero de 1909. Su biografía se entrecruza con la de su hermano Pablo, que participó con él en algunas iniciativas políticas y sociales y que ejerció como farmacéutico en Tendilla, la misma profesión que tuvo uno de sus tres hijos, Gustavo López García, otro destacado miembro de esta familia. José López Cortijo contrajo matrimonio con Prudencia García y se trasladó a la ciudad de Guadalajara, residiendo en el número 11 de la Calle Mayor Alta.

Su actividad profesional
Después de completar el Bachillerato en el Instituto de Guadalajara y de realizar sus estudios en la correspondiente Facultad de la Universidad Central madrileña, se dedicó profesionalmente al ejercicio de la medicina hasta su fallecimiento. Tras establecerse en la capital de la provincia alcarreña, fue médico en el Hospital Civil Provincial, en la Inclusa dependiente de la Diputación alcarreña y en la Caja de Inútiles y Huérfanos de la Guerra de Guadalajara. Fue miembro de las Juntas de Beneficencia y de Sanidad de la Diputación Provincial, llegando a ser vicepresidente de esta última, y se le concedió la cruz blanca de primera clase del Mérito Militar por los servicios que prestó desinteresadamente al Ejército.
Acabado su período de formación, en 1877 se presentó a las oposiciones para médicos-directores de establecimientos de baños, consiguiendo ocupar esta plaza en el Balneario de Zuazo de Kuartango, en la provincia alavesa, un centro termal por entonces muy conocido que solo en los tres meses de su temporada recibía a un millar de enfermos y a otros tres mil visitantes. Compartía este interés por los balnearios con su hermano Pablo, que participó en la Exposición Provincial de Guadalajara de 1876 con una Memoria sobre las aguas ferruginosas-bicarbonatadas de Fuentelviejo, una pequeña población colindante con Tendilla.
Además, escribió en diversas publicaciones de dentro y fuera de la provincia, en muchas ocasiones con seudónimo, desarrollando una intensa actividad de divulgación sanitaria que empezó muy tempranamente, en el año 1868 más concretamente, colaborando en El Restaurador Farmacéutico, que se proclamaba “periódico oficial de la sociedad farmacéutica de Socorros Mutuos de los Colegios de farmacéuticos de Madrid y Valladolid”. En 1893 publicó el libro Topografía médica de Guadalajara, un texto de un centenar de páginas que estaba encabezado por el lema “La higiene es la base del bienestar individual y social”. La obra había sido premiada en los Juegos Florales de 1892 convocados por el Ateneo Caracense con el patrocinio del Ayuntamiento de Guadalajara.
También estuvo muy interesado en la unión de los trabajadores sanitarios para la defensa de los intereses profesionales. En 1892, junto a otros médicos republicanos como Manuel González Hierro, Miguel Mayoral Medina y Ángel Campos, que dirigía su portavoz La Atalaya de Guadalajara, fue uno de los impulsores de la Asociación Médico-Farmacéutica de Guadalajara a la que pertenecían “con escasas excepciones, todos los profesores médicos y farmacéuticos de la provincia”, y en la que su hermano Pablo era presidente de la sección comarcal de Pastrana. Precisamente, en 1901 tomó el relevo del doctor Mayoral en la presidencia del Colegio de Médicos de Guadalajara, ocupando este cargo hasta 1904, aunque su labor al frente de esta institución no fue muy destacada, seguramente por tener que compaginarla con otras actividades que requerían toda su atención.
 Su actividad política
La participación de José López Cortijo en las luchas políticas de su tiempo fue muy precoz. El día 29 de abril de 1864, siendo todavía un joven estudiante, fue uno de los universitarios firmantes de un manifiesto en contra del gobierno moderado y a favor de la libertad de cátedra que se iniciaba con estas frases tan rotundas: “Así como nuestros abuelos salvaron la nacionalidad en la Guerra de la Independencia, y nuestros padres la libertad en la guerra civil, nosotros en esta guerra pacífica de ideas, no menos grande, si menos costosa, salvaremos la ciencia, siendo una generación digna de dejar inscrito su nombre en las eternas páginas de la historia”.
Completados sus estudios y de vuelta a su pueblo natal, fue uno de los dirigentes más activos del naciente partido republicano. En 1869 se constituyó en Tendilla el primer comité republicano local del que su hermano Pablo era el Presidente y en el que él ocupaba la vicepresidencia. No debía de ser fácil declarar públicamente su ideario republicano en un pueblo que, en esos años, era el epicentro de la conspiración carlista en la provincia, pero en el momento de estallar la Tercera Guerra Carlista seguía formando parte del comité republicano de Tendilla con su hermano Pablo.
Desde 1868 el republicanismo alcarreño estaba dirigido por dos médicos, el federal Manuel González Hierro y el posibilista Miguel Mayoral Medina, con los que le unieron fuertes lazos. Pero, acabado el Sexenio Revolucionario y devuelta en 1881 la libertad de asociación, José López Cortijo se alineó con el republicanismo posibilista de Emilio Castelar, que en 1891 disolvió su partido facilitando que muchos de sus antiguos militantes se integrasen en el Partido Liberal que, en Guadalajara, lideraba con mano firme Álvaro de Figueroa, conde de Romanones.
Fue así como José López Cortijo pasó a ingresar en las filas del liberalismo dinástico, lo que hizo posible que en 1894 fuese designado alcalde de Guadalajara, un puesto que, en esta primera ocasión, sólo ocupó durante un año, pues los vaivenes políticos dieron el gobierno de la nación al Partido Conservador que en 1895 nombró para ese cargo a Manuel María Vallés Carrillo, otro hijo de Tendilla que había dirigido los preparativos para la insurrección carlista en tierras alcarreñas mientras José López Cortijo defendía a la Primera República.
Cuatro años más tarde, las elecciones municipales de 1899 habían concedido a los republicanos una mayoría tan amplia en la ciudad de Guadalajara que el federal Manuel Diges Antón fue nombrado alcalde de una ciudad que era capital de una provincia que había elegido en esa legislatura al único senador republicano de toda la Cámara Alta, José Fernando González, y que tenía a otro republicano, Calixto Rodríguez, como diputado en el Congreso por el distrito de Molina de Aragón. El conde de Romanones se aprovechó de unas supuestas irregularidades en las arcas municipales para forzar la suspensión de los diez concejales republicanos y nombrar en 1901 ediles interinos monárquicos. Fue así como José López Cortijo volvió a estar al frente de la corporación municipal arriacense; el conde de Romanones se sirvió de él, y de sus contactos y prestigio entre los republicanos y las clases populares, para retomar el control de la ciudad, por lo que, en sus últimos años, los sectores más progresistas consideraron a José López Cortijo un traidor.

Su actividad social
Desde que fijó su residencia en Guadalajara, José López Cortijo animó y participó en numerosas iniciativas. Así fue socio de la sociedad La Peña de Guadalajara, que en 1899 le eligió como Contador en una Junta Directiva que presidía Miguel Mayoral. También fue socio del Ateneo Caracense, donde impartió algunas conferencias como, por ejemplo, una sobre el darwinismo y la teoría de la evolución. Por esas fechas fue nombrado vocal de la Junta de Instrucción pública de Guadalajara, en concepto de padre de familia, y gracias a su iniciativa personal se constituyó una junta local para coadyuvar a los trabajos para levantar un monumento nacional a Emilio Castelar, a la que pertenecían, entre otros muchos, Manuel María Vallés, Felipe Pérez Cerrada, Tiburcio Montalvo y Luis Cordavias.
Y aunque le interesaron menos los negocios, hay que reseñar que en 1890 presentó una propuesta para llevar la luz eléctrica a Guadalajara en nombre de la compañía The Mazarrón Electric Light Company.
JUAN PABLO CALERO DELSO

No hay comentarios:

Publicar un comentario