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domingo, 30 de diciembre de 2018

JOAQUÍN SANCHO GARRIDO

SANCHO GARRIDO, Joaquín
[Taracena, 24 de septiembre de 1815 / Guadalajara, 17 de octubre de 1873]

Joaquín Sancho Garrido nació en Taracena, pueblo muy próximo a Guadalajara, el día 24 de septiembre de 1815; era hijo de Francisco de Paula Sancho y de María Garrido, una familia de acomodados propietarios agrícolas. Falleció en Guadalajara el 17 de octubre de 1873.
Contrajo matrimonio con Tomasa Cañas, con la que tuvo un hijo, Tomás, que fue un eminente jurista y político alcarreño, director del semanario republicano La Verdad en Guadalajara, alcalde de la capital alcarreña en 1885 y Fiscal de la Audiencia Territorial de Puerto Rico, y una hija, RIcardina, cuya belleza fue muy comentada en su juventud y que contrajo matrimonio con el joven oficial del Cuerpo de Ingenieros José Casamitjana Cubero.

Actividad profesional
Quedó huérfano de padre a la temprana edad de doce años, a pesar de lo cual abandonó su pueblo natal con el propósito de obtener la licenciatura en Derecho, residiendo primero en Alcalá de Henares y, desde 1836, en Madrid, a causa del traslado de la Universidad Complutense a la capital del reino. En 1841, al alcanzar la mayoría de edad, se habilitó para actuar como abogado ante los tribunales del reino.
Ese mismo año estableció su residencia en Guadalajara, donde comenzó el ejercicio libre de su profesión. A partir de 1848 trabajó como fiscal del tribunal especial para el Cuerpo de Ingenieros militares emplazado en la capital alcarreña, donde estaba la Academia de esta arma del ejército, y por su celosa actividad en el desempeño de este puesto mereció ser condecorado con la Gran Cruz de Isabel la Católica. Además, en 1841 se constituyó en Madrid la Sociedad de Socorros Mutuos de los Jurisconsultos, que en 1849 abrió delegaciones en varias provincias, nombrando a Joaquín Sancho Garrido como su representante en la de Guadalajara.
También fue uno de los fundadores en 1868 del Casino de Guadalajara, que era la sociedad recreativa más característica de la burguesía en el siglo XIX. A pesar de su carácter festivo, este Casino alcarreño no dejó de ser un instrumento político de la élite liberal; en su primera Junta Directiva le encontramos junto a Diego García Martínez y Cirilo López, que coincidieron con él en la Junta Revolucionaria de ese mismo año, y Manuel Pujol, José Manuel Suárez de la Vega, Juan V. Bethencourt y José F. De Musquiz.
Acción política
Al mismo tiempo, participó en las luchas políticas de su época, siempre dentro de las filas del liberalismo progresista. En un primer momento, formó parte de la Junta Revolucionaria antiesparterista de Guadalajara de 1843, junto con algún otro progresista como Diego García Martínez, pero al comprobar que el objetivo último del pronunciamiento era la entrega del gobierno al partido moderado, la abandonó y quedó al margen de la política institucional durante esos años.
En 1854, con la vuelta al gobierno de los progresistas, retornó al primer plano de la política provincial. Estuvo en la Junta de Gobierno de Guadalajara con José María Medrano, José Domingo de Udaeta, José Serrano, José Martínez, León López Espila, Diego García Martínez, Casimiro López Chávarri y Cayetano de la Brena. Fue elegido alcalde de Guadalajara y comandante del batallón de la Milicia Nacional de la ciudad. Pero, depuesto el general Baldomero Espartero en 1856, se retrajo una vez más de la política institucional, aunque durante el período de gobierno de la Unión Liberal fue brevemente alcalde de Guadalajara. En 1860 pertenecía a la Junta Provincial de Agricultura y en 1861 ocupaba un puesto de consejero provincial.
Cuando la crisis política y económica de la nación hizo insoportable el régimen moderado de Isabel II, se distanció de las instituciones de la monarquía isabelina; en 1864, como representante de Guadalajara en el Comité Central progresista, apoyó el retraimiento electoral ante la falta de garantías, y fue elegido vicepresidente del comité provincial en la asamblea que el partido progresista celebró en Guadalajara el 13 de agosto de 1865. Poco más tarde se incorporó a la conspiración que preparó el pronunciamiento de septiembre de 1868, siendo elegido para representar al progresismo alcarreño en el comité central revolucionario.
Cuando se tuvieron noticias del triunfo definitivo del alzamiento militar en Cádiz, fue uno de los que tomaron posesión del Ayuntamiento arriacense como vicepresidente de la Junta Revolucionaria alcarreña, de la que formaban parte Cirilo López, Manuel del Vado, Manuel González Hierro, José Gambra Belinchón, Gregorio García Martínez, Ramón Corrido, Simón García y José Ruiz de la Fuente.
De cara a las elecciones a Cortes Constituyentes de enero de 1869 fue miembro del comité electoral del bloque político revolucionario, junto a Manuel del Vado, Cirilo López, Manuel González Hierro, Diego y Gregorio García Martínez, Ramón Corrido, Simón García, José Ruiz de la Fuente, Luciano Lanza, Melitón Gil, Joaquín Verdugo, Santiago Gil, Camilo Estúñiga y José Guzmán y Manrique Ruiz, es decir, la plana mayor del liberalismo y del republicanismo alcarreño. En esos comicios formó parte de la candidatura unitaria del bloque político dominante (demócratas, progresistas y Unión Liberal), obteniendo más de 26.000 votos sobre un total de 42.000 papeletas. En el siguiente proceso electoral celebrado en marzo de 1871, con Amadeo I de Saboya ocupando el trono, volvió a ser elegido diputado por el distrito de Guadalajara, aunque con un respaldo electoral significativamente menor; se incorporó a su escaño en el mes de mayo y cesó, coincidiendo con el fin de esa legislatura, en enero de 1872.
En noviembre de 1871, con motivo del nombramiento en septiembre de un nuevo gobierno nacional presidido por José Malcampo Monge, fue nombrado gobernador civil de Guadalajara, puesto en el que cesó en febrero de 1872, cuando se levantaban en tierras alcarreñas las primeras partidas guerrilleras que desencadenaron la Tercera Guerra Carlista. Durante los cuatro meses que estuvo al frente del Gobierno Civil disfrutó de uno de los períodos más tranquilos del Sexenio, con la monarquía de Amadeo I consolidada y sin la revuelta constante de carlistas y republicanos. Según la prensa de la época, el motivo de su dimisión fue su elección como presidente del comité provincial del partido gubernamental, “en cuyo puesto se promete prestar más eficaz apoyo á sus amigos”, pero falleció al año siguiente.
JUAN PABLO CALERO DELSO

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